SÁBADO SANTO – VIGILIA PASCUAL
Hoy es día de silencio y de espera. Jesús, que compartió toda experiencia humana, pasa por la experiencia de la muerte. Con esperanza estamos junto al sepulcro, confiando en que la muerte no tendrá la última palabra.
Durante el Sábado Santo, toda la Iglesia permanecemos junto al sepulcro del Señor, meditando su Pasión y su Muerte, y después de la solemne Vigilia o espera nocturna de la Resurrección, da lugar a la alegría pascual cuya plenitud extenderá a lo largo de cincuenta días hasta Pentecostés.
En la solemne Vigilia Pascual, toda la Iglesia nos alegramos y cantamos con el triunfo de Jesús. En él, Dios Padre nos ha mostrado su voluntad de que la muerte no tiene la última palabra. Por eso, ésta es la noche para regocijarnos en el amor de Dios, amor que siempre quiere la vida, la libertad y la alegría. Muchos gestos acompañan el festejo de esta noche: el fuego de la luz nueva, el agua de la vida nueva, la Palabra, la eucaristía, el pregón pascual; en fin, todo aquello con lo cual queremos alabar a Dios y renovar nuestra vida de hijos e hijas de Dios.