Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 04 de junio de 2023.
La Santísima Trinidad
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 28 de mayo de 2023.
Domingo de Pentecostés
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
quí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 14 de mayo de 2023.
Domingo 7º de Pascua – Ascensión del Señor
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 14 de mayo de 2023.
Domingo 6º de Pascua
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 07 de mayo de 2023.
Domingo 5º de Pascua
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 30 de abril de 2023.
Domingo 4º de Pascua
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 23 de abril de 2023.
Domingo 3º de Pascua
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 16 de abril de 2023.
Domingo de la Divina Misericordia – 2º de Pascua
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 9 de abril de 2023.
Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 2 de abril de 2023.
Domingo de Ramos de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 26 de marzo de 2023.
5º de Cuaresma
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 19 de marzo de 2023.
4º de Cuaresma
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 12 de marzo de 2023.
3º de Cuaresma
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 05 de marzo de 2023.
2º de Cuaresma
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 26 de febrero de 2023.
1º de Cuaresma
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 19 de febrero de 2023.
7º del Tiempo Ordinario
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 12 de febrero de 2023.
6º del Tiempo Ordinario
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 05 de febrero de 2023.
5º del Tiempo Ordinario
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 29 de enero de 2023.
4º del Tiempo Ordinario
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 22 de enero de 2023.
3º del Tiempo Ordinario
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 15 de enero de 2023.
2º del Tiempo Ordinario
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 08 de enero de 2023.
El Bautismo del Señor
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 01 de enero de 2023.
NAVIDAD
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 25 de diciembre de 2022.
NAVIDAD
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 18 de diciembre de 2022.
ADVIENTO
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 11 de diciembre de 2022.
ADVIENTO
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 04 de diciembre de 2022.
ADVIENTO
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 27 de noviembre de 2022.
ADVIENTO
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 20 de noviembre de 2022.
JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 13 de noviembre de 2022.
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 6 de noviembre de 2022.
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 30 de octubre de 2022.
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 23 de octubre de 2022.
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 16 de octubre de 2022.
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 9 de octubre de 2022.
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 2 de octubre de 2022.
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexión del domingo 25 de septiembre de 2022.
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios de la reflexion del domingo 18 de septiembre de 2022.
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios semanales con los que empezamos una nueva serie, meditando sobre nuestra fe, que es Jesucristo.
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios semanales con los que empezamos una nueva serie, meditando sobre nuestra fe, que es Jesucristo.
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios semanales con los que empezamos una nueva serie, meditando sobre nuestra fe, que es Jesucristo.
Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
Aquí puedes escuchar audios semanales con los que empezamos una nueva serie, meditando sobre nuestra fe, que es Jesucristo.
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Las reflexiones son elaboradas y narradas por Rvdo. José Juan Hernández Déniz, Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-la Luz.
TITULO: Proyecto textil: Ropa que genera un futuro sostenible
AUTOR: Myriam Gozalo. Responsable del Programa de Empleo e Inserción Sociolaboral de Cáritas Asturias
Entrevistamos a Myriam Gozalo, responsable del programa de Empleo e Inserción Sociolaboral de Cáritas Asturias para hablar de un proyecto que ya nació en el año 2014 para hacer un aprovechamiento integral de la ropa que los ciudadanos donan.
MYRIAM Recientemente se ha inaugurado una tienda de ropa “Espacio Corazón” de Cáritas. ¿Dónde ha sido y existen más tiendas en nuestra comunidad?
El último Espacio con Corazón se ha inaugurado en Pravia en Julio de este año. Es el cuarto Espacio con Corazón, después de los que existen en Villaviciosa, La Felguera y Pola de Laviana.
¿Qué expectativas tenéis para la tienda de Pravia?
La expectativa de cualquier Espacio con Corazón es crear un espacio de sensibilización y animación en la localidad en la que se ubique. Es un espacio que nace de la comunidad y para la comunidad, llevado y gestionado exclusivamente por voluntarios de Cáritas. La ropa reciclada es un elemento de sensibilización sobre el consumo responsable que cada uno podemos hacer y la sostenibilidad medioambiental, el ser conscientes del impacto de nuestras acciones tanto a nivel positivo como negativo.
¿Cómo nace la idea de este cambio en la ayuda a través de la ropa? ¿ Y que objetivos pretende conseguir?
Esta propuesta de cambio en la ayuda que se proporciona a las personas nace del mismo Modelo de Acción Social y del principio de dignidad de la persona. Creemos que para la persona, el poder ir a una tienda a elegir la ropa que necesitan y quieren nos parece un modelo más digno que el de recibir aquello que hay disponible. Por otro lado, la ropa que hay en los Espacios Con Corazón, es ropa de la empresa de inserción Cáritas Koopera Astur, una cooperativa que recoge, clasifica, trata y vende ropa de segunda mano.
La empresa de inserción es un modelo que existe dentro de la economía solidaria y que tiene, como una de sus características más importantes, la oportunidad de empleo para personas en riesgo o exclusión social con serios problemas de acceso al mercado laboral ordinario, se llaman empleos de inserción y están regulados por ley.
Destacar y no por querer ser vanidosos que el concepto de Espacio con Corazón nació en Asturias. Es verdad que hay otras comunidades en España que tienen estos Espacios pero llevan menos tiempo de nosotros con estos Espacios y no sólo llevan temas textiles, en otros territorios se trabajan productos de comercio justo, bancos del tiempo, espacios de intercambio, puede ser un concepto amplio.
¿A quién va dirigida? ¿Es una tienda abierta a todo el público?
Los Espacios con Corazón son tiendas abiertas a todo el mundo que crea en dar una segunda vida a la ropa y en un consumo responsable.
¿Cómo llegan las personas a la tienda y que hasta ahora solían acudir al ropero parroquial?
Derivados de su Cáritas parroquial o recurso de Cáritas que les esté acompañando.
¿Quién atiende o participa en el recurso textil en Cáritas? ¿voluntariado, trabajadores contratados?
Los Espacios con Corazón son gestionados por voluntarios del arciprestazgo en el que se ubiquen, acompañados por un técnico de la Cáritas Diocesana que es quien proporciona los criterios, las herramientas y coordina la acción de acuerdo a los principios establecidos y acordados por todos en el proyecto textil.
Este proyecto no es algo aislado, nace de un proyecto más amplio como es “PROYECTO TEXTIL”, ¿en qué consiste?
El proyecto textil de Cáritas Asturias nace con el objetivo de dignificar la entrega de ropa a la persona, creación de empleo social y de sensibilización medioambiental (cuidado de la creación) a través de la Cooperativa Cáritas Koopera Astur y de los Espacios con Corazón.
¿Qué ventajas tiene comprar moda sostenible en Espacios Corazón?
Contribuyes a la sostenibilidad de un proyecto como el de la empresa de inserción, con la compra de ropa de segunda mano alargas el ciclo de vida de la ropa, haciendo un menor consumo de recursos. La ropa de segunda mano tiene, además, un precio asequible para muchas personas.
Pasado el confinamiento, la mayor incidencia del COVID, y la llegada de cierta recuperación económica, ¿Qué perspectivas tiene Cáritas ahora en el contexto de Proyecto textil?
Está claro que la pandemia y la crisis del Covid 19 ha supuesto un duro golpe para el sector textil en general y para los proyectos de Cáritas dentro del textil, también. Lo que sabemos por experiencia ya de 8 años es que son proyectos sostenibles porque la sociedad y las comunidades donde se han implantado los han apoyado. Esperamos haber contribuido a crear conciencia sobre la responsabilidad de cada uno en materia de consumo y cuidado del medio ambiente y vemos que es una tendencia que se consolida y se hace cada vez más grande. Ojalá esto signifique que podamos ampliar la presencia del proyecto textil en Asturias.
Por último: Que dirías o como invitarías a los ciudadanos a que hagan uso de la tienda
Les invitaría a conocer una tienda o un ECC, verán que es un espacio donde poder elegir ropa para distintos gustos y estilos, un espacio con compromiso y cuidado por los demás y por el medio ambiente. Es un espacio sencillo y discreto pero pensado para estar a gusto con la experiencia de compra y la experiencia en general.
TITULO: Tolerantes, Incluyentes y Benevolentes
Para Generar Fraternidad, Sanación Mutua y Comunión
AUTOR: José Antonio García Quintana, sj
Administrador Parroquial de la Unidad Pastoral Villalegre-La Luz
El evangelista Marcos (9,38-43.45.47-48) junta dos aspectos de gran relevancia para nuestra fe cristiana: por un lado, plantea que la tolerancia es uno de los aspectos que más evidencia nuestra capacidad de valoración de las personas y, por otro lado, que nuestra ruta hacia la plenitud humana pasa necesariamente por la felicidad del otro.
Para Jesús, la tolerancia es mucho más que una cierta actitud permisiva respecto a las personas o situaciones. Qué fácil resulta estar a gusto con los que tenemos cierta afinidad, o con los que hacen nuestro mismo camino o pertenecen a nuestro grupo. Pero qué difícil hacer la ruta con los que no pertenecen a nuestro grupo o piensan distinto y, cuánto más, con los que nos resultan ingratos o adversarios.
Ante la actuación tan empobrecedora de los discípulos frente a los que no son de su círculo de pertenencia, Jesús les responde de forma enérgica: No le impidan a nadie hacer el bien. Quien no está contra nosotros, está a nuestro favor. Y es que Jesús conoce muy bien lo dañino que son los grupos cerrados, porque terminan haciéndose arrogantes, excluyentes, mezquinos e intolerantes. Terminan viviendo para sí mismos, generando muerte.
La exclusión y la exclusividad propias de los grupos cerrados no es capaz de producir una amistad fecunda y vivificadora, sino que promueven relacionas y satisfacciones que sólo alcanzan a sus miembros. Claramente que estos tipos de grupos disfrutan de la mutua complacencia y del espíritu de cuerpo, pero nada de esto tiene que ver con la compenetración humana y mucho menos con la comunión.
Cuando Jesús dice que “es preferible entrar manco, cojo y tuerto al Reino, a la Vida, que vivir sumergidos en la más profunda infelicidad y tristeza”, nos está planteando la necesidad de “evitar convertirnos en causa o motivo del hundimiento de las personas”, porque nuestra realización pasa necesariamente por la felicidad que podamos producir en los demás.
El evangelista sólo nombra tres órganos del cuerpo: la mano, el pie y el ojo. Y es que estos miembros bastan para hacer referencia a la condición de auto-sustentación de la persona, porque valerse por sí mismo es un aspecto fundamental de la dignidad humana.
La expresión simbólica de “córtate la mano, córtate el pie y sácate el ojo, si te son ocasión de pecado”, expresa que lo más radical de la persona es convertirse en posibilidad de felicidad y realización para los demás, y en consecuencia, para sí mismo. De lo contrario, “más valdría que nos pusieran al cuello una enorme piedra de molino y nos arrojaran al mar”.
Si somos capaces de comprender y vivir que “quien no está contra nosotros, está a nuestro favor”, podremos responder a los retos tan complejos de nuestro mundo, sumando esfuerzos, convocando voluntades y creando puentes de diálogo. Y si asumimos con valentía que no podemos convertirnos en obstáculos para nadie, evitaremos en todo momento las múltiples maneras de herir a las personas, promoviendo incansablemente actitudes que generen fraternidad, sanación mutua y comunión.
TITULO: Reflexiones sobre la Fe en tiempos de incertidumbre.
Del bienestar a la pandemia
AUTOR: María Elena García De La Calle
En el mes de marzo de 2020 hubo un cambio significativo en nuestras vidas. La amenaza de una pandemia de proporciones desconocidas ya comenzaba a asomarse a los telediarios desde finales de enero.¿ Podíamos creernos que un virus sería capaz de modificar nuestro estado de bienestar? Por supuesto que no. ¿Qué tendríamos que encerrarnos en casa? No. En pleno siglo XXI no pasan esas cosas. Eso era de otros tiempos, cuando la peste asolaba a una sociedad sin medidas higiénicas, sin medicinas eficaces, con escasez de médicos y hospitales…Nuestra sociedad estaba provista de todo eso.
Creíamos que sería algo pasajero, y encaramados a nuestra soberbia comenzamos a ver una realidad terrible: muertes, contagios, expansión del virus, hospitales sobresaturados, más muertes…Al final, desmoronados de nuestro poderoso ego humano, nos vimos confinados entre las paredes de nuestra casa y no sin fastidio tuvimos que aceptar que la pandemia ganaba la partida.
Se restringía nuestra libertad y nuestra vida en lo cotidiano, laboral y afectivo. Fuimos espectadores, víctimas o ambas cosas, de tragedias familiares ya no sólo en lo concerniente a pérdidas de seres queridos, sino también del tambaleo de la economía, del trabajo. Desorientados también ante constantes contradicciones políticas y sanitarias. ¿Alguien estaba capacitado en el terreno político, social y económico para mantener el timón firme de una nave que se iba a la deriva? Todo saltó por los aires.
Vivíamos razonablemente bien en nuestro estado de bienestar. Unos más que otros. O por lo menos vivíamos una seguridad dentro de nuestra rutina fiel de cada día, no exenta de preocupaciones ni de contratiempos pero todo de alguna forma dentro de lo esperable, lo que nos permitía sentirnos seguros. Y mirarnos a la cara, entendernos con el gesto, el abrazo, el toqueteo… Qué fuerte acostumbrarse a la mordaza !.
Y en la intimidad de ese yo personal que busca respuestas para todo y que en el fondo de cada uno necesita una creencia para saber que no estamos solos, por más que se reniegue de la existencia de un Principio Supremo, Dios para el creyente, Dios que tantas veces es cuestionamiento interrogante, negación hasta el infinito por filósofos de la talla de Heidegger o Sartre, por citar algunos o que en palabras de Unamuno, en su relación tormentosa pero anhelante de la Fe: “ Hasta un ateo necesita a Dios para negarle “… ¿ Cómo fue nuestra relación con Dios?, ¿ Se fortaleció o descuidamos nuestra Fe ?
En un pasaje del Evangelio, los discípulos piden a Jesús en medio de una tempestad que les salve. Tienen miedo. Temen morir ahogados. Ese miedo humano les hace volver la mirada hacia Jesús porque saben que sólo Él puede amainar las aguas enfurecidas y hacer que vuelva la calma.
Una reflexión constructiva como cristianos debería llevarnos a eso en el momento actual que parece tener cierta similitud con el pasaje evangélico de la tormenta. ¿Es tiempo de volver la mirada hacia el rostro de Jesús y pedirle que nos ayude a salir de este trance?. Pedirle que vuelva la calma.
Va pasando el tiempo. Llevamos meses conviviendo con la pandemia y sus consecuencias. Fuimos caminando entre obstáculos, adaptaciones, ilusiones que se desvanecían, promesas que no se cumplían…y poco a poco se fueron relajando las medidas tan restrictivas gracias al antídoto, a más conocimiento sobre el virus, a más capacidad para combatirlo. Podíamos ya comenzar a transitar un poco más libres.
La relajación de las medidas quizá nos llevó a pensar en nosotros mismos poniendo en riesgo logros conseguidos. Quizá ignoramos demasiado rápido que somos sociedad antes que individuos. Mi prudencia es seguridad para el que tengo al lado y mi imprudencia es su riesgo. Y a pesar de todo supimos ser generosos, grandes. Infinidad de hechos dieron fe de ello: sanitarios que dejaron sus vidas, voluntarios ayudando a enfermos, repartiendo comida, mascarillas…
Y me viene a la memoria un mito: Pandora tenía una caja. Era una caja cerrada y sellada que no debía abrir bajo ningún concepto. En ella se contenían todos los males que podría sufrir la humanidad: enfermedad, guerras, tristeza, ira, miedos, hambre…Pero a Pandora le pudo la curiosidad y abrió la caja. Su apertura desencadenó grandes desastres para la humanidad. Se dice que abrió la caja de los truenos, pues aquellos males que guardaba la caja se extendieron por el mundo. Parece un símil del momento actual.
Pero la última parte del mito narra como Pandora percibió una luz que se escapaba por una rendija de la caja, y presurosamente la cerró. Aquella luz representaba un don que había también en la caja junto a todas las desgracias. Los griegos llamaron a ese don la Esperanza. Y la moraleja del mito viene a decir que la humanidad puede padecer todo tipo de males pero incluso dentro del mal más tremendo hay un lugar para la Esperanza.
Si el ser humano no hubiera cultivado esa virtud hasta hacerla formar parte de su impronta probablemente no habría llegado hasta aquí. La Esperanza como impulso, como búsqueda de logro, como mirada que va lejos. El Papa Francisco sobre la Esperanza:” Vive. Ama. Sueña. Crece “. Según Julio Cortázar: “La Esperanza pertenece a la vida. Es la vida misma defendiéndose “. Es buen momento este para la Esperanza. Un tiempo para recuperar nuestros valores con una mirada nueva. Lo vivido no puede dejarnos ni indiferentes ni abatidos.
La Esperanza para el creyente viene de la mano de la Fe. Esa Fe que según Bergoglio no nos hace libres del sufrimiento pero si nos ayuda a afrontarlo sabiendo que Jesús nos acompaña y sufre con nosotros y que también nos ayuda a encontrar el camino de la recuperación.
El ser humano desde que nace hasta que muere está inmerso en una evolución constante que le hace aprender y no dejar de crecer cada día. Psicológicamente una crisis nos ayuda a evolucionar o crecer a un paso más largo del que la tranquila vida cotidiana nos marca. Una pérdida de un ser querido, de un trabajo, enfermar…son momentos de crisis personales. Se puede tomar el camino de la negación, hundimiento o involución, o su contra, el crecimiento personal y la superación activa. Puede ser un tiempo ahora para reflexionar cuál es la opción que más nos conviene. ¿ Estancarse en el dolor o caminar y crecer ¿ Claro está que la mejor posición sería la de avanzar tomando lo vivido como un aprendizaje. Eso es lo que en Piscología llamamos “ resiliencia.” O en palabras del neuropsiquiatra Borys Cyrulnik: Iniciar un nuevo desarrollo después de un trauma. Alude a la capacidad de recuperación psicológica del ser humano cuando algo le ha dañado.
Es un proceso no exento de dificultades pero encaminado a una salida positiva. Podemos llamarlo también duelo, donde tendremos que reelaborar esa situación y no estancarse en ella, buscando nuevas formas de caminar sin los que se fueron, quizá con secuelas físicas o psíquicas de la enfermedad o con la herida de la ansiedad que provocó la incertidumbre.
Todo este proceso de superación nos pondrá en el camino de saber valorar en el día a día lo importante de la vida. Muchas personas, tras pasar por un duro trauma existencial, caen en la cuenta de lo poco que valoraban lo que cotidianamente tenían ante sus ojos, y entonces esas cosas empiezan a cobrar un valor importante, por pequeñas que sean. Y asimismo se percatan de aspectos banales o sobrevalorados que al final son como un lastre.
Quizá esta gran crisis enferma, social, económica y laboral que estamos viviendo nos trace el camino de un cambio que remita a valores esenciales de la vida. Eso ya es asunto de cada uno y de su particular reflexión sobre el tema. La Esperanza siempre está ahí con su gerundio mantenido: esperando. El que espera nunca desfallece ya que esperar es un proceso activo por medio del cual la persona vive, lucha, se levanta y al final camina.
Ojalá podamos pasar así de vivir en tiempos de incertidumbre a vivir en tiempos de prodigios.
TITULO: JORNADA DE RESPONSABILIDAD EN EL TRÁFICO
AUTOR: Higinio Méndez Alonso Diácono permanente: Higinio Méndez Alonso Licenciado en CC. Religiosas Profesor de religión y moral católica Funcionario público (DGT) Encargado de la Pastoral de la Carretera en la Diócesis de León Adscrito a la Unidad Pastoral de Garrafe de Torio (León) Consiliario del Movimiento Familiar Cristiano (León) Adscrito al cementerio de León
El primer domingo de julio se celebra la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico, este año con el lema: “Cuida de él” (Lc 10,35). “Buenos samaritanos en el camino”. Se trata de una jornada que se celebra a nivel nacional a propuesta de la Conferencia Episcopal Española.
Con ocasión de esta jornada los Obispos de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y Movilidad Humana, Pastoral de la Carretera de la Conferencia Episcopal Española, emitieron también un comunicado inspirándose en el Evangelio de San Lucas, que nos presenta la parábola del Buen Samaritano.
Los cristianos solemos pensar en la fe como algo interno, algo, que en muchas ocasiones, trasladamos al terreno de lo privado. Es cierto que participamos en el precepto dominical, en convocatorias a actos religiosos o incluso actos civiles con tintes cristianos con otros hermanos; sin embargo el tema moral lo reservamos para nuestros adentros, como algo íntimo.
Somos conocedores de nuestros errores, somos conscientes de nuestras faltas, de nuestros pecados; pero hay pecados y errores que, a veces, cometemos sin ser conscientes de ello.
Es difícil pensar que una persona que anda atareada, con prisas y que no respeta un semáforo en rojo o circula por una vía en dirección prohibida, sea consciente de que también está cometiendo un pecado. Lo más normal es pensar que es una simple infracción de tráfico, (…si tengo mala suerte y me pillan la pago y si no me pillan… pues mejor).
Pues bien, tenemos que concienciarnos que no cumplir con las normas de circulación puede provocar un peligro potencial para la seguridad vial con consecuencias graves para nosotros y para otras personas. Además, como cristianos estamos cometiendo una falta. Por ello debemos de poner sumo cuidado en nuestras acciones cuando circulamos por las vías públicas, haciendo gala de buenos cristianos, recordando que el amor por el prójimo es lo que caracteriza a un cristiano.
Llevamos más de un año padeciendo una pandemia que nos ha tenido confinados en nuestros hogares y en nuestras ciudades. Ha sido un año en que la movilidad y los viajes han sido reducidos a su mínima expresión, sin embargo la cifras de fallecidos y victimas por siniestros viales sigue siendo desfavorable (más de 800 fallecidos el año pasado).
Ha sido un año difícil que nos ha mostrado la importancia del transporte de mercancías por carretera. A pesar de todas las dificultades, el abastecimiento de los productos básicos ha estado siempre cubierto, gracias a los transportistas que han seguido cumpliendo con su trabajo.
Somos usuarios de vías públicas pero también somos seguidores de Cristo. Esto supone doble responsabilidad a la hora de circular por nuestras calles y carreteras, haciéndolo como ciudadanos y como seguidores de Jesús. Es otra forma de dar testimonio de cristiano cuando respetamos las normas de circulación.
Hemos comenzado las vacaciones o estamos a punto de comenzarlas. Comienzan los viajes, los traslados, largos y cortos. Nos vamos a los pueblos, a las playas, a las zonas de montaña. Es necesario recordar siempre la prudencia al volante, no bajando la guardia ni siquiera en los trayectos cortos.
Comienza el tiempo de ocio aparejado de muchos viajes. Si Jesús es buen samaritano para mi, también lo debo de ser yo para los demás. En la carretera debemos tener presente el amor y la caridad hacia el prójimo, respetando las normas y siendo siempre amable con los demás usuarios de las vías públicas, ya circulemos en vehículo particular, en transporte público, en vehículos de movilidad personal o incluso como peatones.
Todos sabemos que estamos asistiendo a un cambio muy rápido en la movilidad de las personas sobre todo en los núcleos urbanos. Se van llenando nuestras calles de bicicletas y vehículos eléctricos: patines, patinetes, cochecitos para personas dependientes, etc. Son formas nuevas de movilidad que dan autonomía a las personas, con poca contaminación y escaso consumo. Estos avances son buenos y benefician a la sociedad pero siempre que se haga un uso responsable y con la mirada amistosa hacia el prójimo, que es lo que el Señor nos pide que realicemos en nuestra vida diaria.
Recordemos que todos utilizamos las vías públicas de una forma u otra: como conductores, pasajeros o peatones. Si respetamos la señalización y las normas de circulación evitaremos males mayores. El Señor siempre está a nuestro lado, incluso en nuestros traslados, aunque se nos olvide algunas veces. Él nos pide que seamos buenos samaritanos y seamos siempre amables con los demás hermanos que comparten camino con nosotros.
El domingo día 4 julio celebramos la festividad de San Cristóbal. Rezaremos especialmente por todos los que componen nuestra Pastoral: camioneros, transportistas, taxistas, conductores de autobús, autocares, asociaciones de transportistas, ambulancias, grúas, bomberos, Guardia Civil, Policías de Trafico, motoristas, ciclistas, y demás usuarios que transitan por las vías públicas.
Disfrutemos del verano, del tiempo de ocio, de nuestros viajes, pero siempre con la precaución debida, sin olvidarnos de ser buenos samaritanos.
Que la Virgen del Camino y San Cristóbal nos iluminen y nos acompañen en nuestros viajes.
Diácono permanente Higinio Méndez Alonso.
TITULO: Entrevista
David Álvarez Rodríguez, Seminarista.
David Álvarez, ha sido ordenado diacono en la festividad de Pentecostés en la Santa Iglesia Basílica Catedral Metropolitana de San Salvador de Oviedo, por el Arzobispo de Oviedo, monseñor Jesús Sanz Montes. Un momento, sin duda, inolvidable para este seminarista. En la siguiente entrevista, David repasa la experiencia que está viviendo en el Seminario y de cómo sintió la vocación e ingresó en el Seminario.
¿Puedes explicarnos, David, en qué ha consistido recibir el orden del diaconado y cuál es su significado?
R: Supone dar respuesta a una llamada del Señor para servir en su Iglesia y a todo el pueblo de Dios allí donde nos encomienden nuestra tarea pastoral.
Fuiste bautizado, recibiste la Primera Comunión y el sacramento de la Confirmación. ¿Cuál es el origen de tu vocación sacerdotal?
R: Estar cerca del Señor y en un ambiente juvenil cercano y comprometido con la Iglesia y su acción socio-caritativa te hace plantearte muchas cosas en la vida y con el debido acompañamiento que te ayuda a ir viendo el camino que Dios tiene pensando …sólo queda aceptarlo y asumirlo como propio desde la libertad y la humildad.
¿Ha influido en tu decisión de entrar al Seminario el ejemplo de algún Sacerdote u Obispo?
R: Son muchos los testimonios de sacerdotes que me han ayudado en mi camino, también el de los arzobispos y obispos auxiliares que han estado en la diócesis así como también el de muchos laicos y religiosos. Realmente lo que te marca y ayuda es el testimonio de vida y la autenticidad que el seguimiento sencillo y humilde de cada día en las pequeñas cosas te muestran la presencia de Dios en el mundo que nos rodea.
¿Pertenecías a algún grupo, movimiento o pastoral?
R: Mi mayor influencia desde el inicio ha sido la Pastoral Juvenil…en estos años de seminario y de discernimiento he conocido realidades muy distintas de las que he intentado acoger lo que me pueden aportar en mi formar de entender el seguimiento y la espiritualidad. Schoenstatt, Renovación Carismática, Familia Trinitaria…todo ha dejado huella imborrable e importante.
¿Contaste con el apoyo de tus padres, de tu familia, en esa etapa?
R: Sin duda, desde el principio y hasta hoy. Creo que prima por encima el que te vean feliz asumiendo la decisión y la forma de vida por la que he optado.
¿ Y tu comunidad parroquial?
R: Supongo que cada uno me ha sabido acompañar, incluso en la distancia, siempre me he sentido arropado por los sacerdotes que han estado en la parroquia aunque es cierto que el momento más importante llegó con la ayuda de Vicente.
¿Qué puedes destacar de esta época en el seminario, David?
R: La familia del Seminario: desde los trabajadores que se convierten en amigos, las hermanas Franciscanas del Buen Consejo que se convierten en las segundas madres, pasando por los formadores y seminaristas que son hermanos para lo bueno y para lo malo cada día, sin ellos no sería posible seguir.
¿Crees que la sociedad actual entiende que una persona joven como tú renuncie al mundo para cumplir el proyecto de la llamada del Señor?
R: Pienso que no renunciamos al mundo, es más, no debemos escondernos ni contrariarnos o luchar como francotiradores por nuestra cuenta y riesgo. La sociedad y el mundo que nos rodea gritan por la paz y valores como la fraternidad y la solidaridad que con la aportación del cristianismo pueden ayudar mucho a la humanidad.
¿Qué estilo de cura quieres ser? ¿Cual es tu sueño como sacerdote?
R: Creo que las etiquetas solo contribuyen a los juicios y no llevan a nada bueno. Quiero seguir a Cristo como el día a día me vaya mostrando junto a la comunidad cristiana que me toque acompañar y en la que ser acompañado.
¿Cómo tiene que ser el sacerdote hoy? ¿Para qué te ha llamado el Señor a esta vocación?
R: Hoy y siempre, fiel al mensaje del Evangelio y a la Iglesia. Necesita sacerdotes que se desvivan por llevar sus gestos y palabras capaces de transformar vidas, sanar y liberar.
David, ¿Cuáles son los siguientes pasos en tu formación?
R: Queda por delante un curso como diácono acompañando una realidad pastoral que aún no sabemos cuál será, pero sí que hay ilusión, ganas de trabajar y dar todo lo que pueda y como mejor sepa hacerlo. Cada día tocará aprender o mejorar en algo
Cambiando ya un poco de tema, David, ¿Qué mensaje podrías enviar, como seminarista, a esos chavales, a esos jóvenes que pueden estar sintiendo algo vocacional en sus corazones, pero no saben cómo encauzarlo, y se encuentran además en un entorno que tal vez no favorezca en nada esa posible llamada de Dios?
R: Que no tomen decisiones por su cuenta o de forma apresurada, que busquen un sacerdote, religioso, catequista…quien sea que le dé confianza para empezar un camino de discernimiento serio sabiendo buscar la ayuda necesaria y dejándose acompañar con humildad. Después que lo tenga algo claro…que no dude que el mejor lugar para clarificarlo será el Seminario.
TITULO: REFLEXIONES EN VOZ ALTA
AUTORA: Mª Jesús Antuña Díaz – Médico Salud Mental- Gijón
Voluntaria de la Cocina Económica
Seguimos un año más en plena pandemia, y ya va la cuarta ola, con todos los ingresos hospitalarios, las UCIs medio llenas y día tras día datos de muertos, incidencia, altas, ingresos , es como “el día de la marmota” y llega el 9 de mayo del 2021 que celebraremos la Pascua del enfermo. ¿Hemos aprendido algo en este terrible año?.
Quizás mi pregunta suene como cualquier pregunta que hace un periodista, pero yo quiero ir más allá, yo quiero ir a valorar el papel que desempeñamos en esta sociedad, quiero ir al mensaje de Jesús “Amaos los unos a los otros como yo os he amado” Que precioso mensaje! y más que nunca nos deberíamos tatuar en nuestra piel. Si, porque los enfermos de covid 19 no siempre pueden estar acompañados de sus seres queridos, porque sufren y a veces fallecen solos, aunque tengamos profesionales sanitarios muy humanos que llevan la sonrisa, la alegría y tienden sus manos en los momentos más críticos, es el momento de amar a nuestro prójimo de verdad, con todo nuestro corazón.
Es el momento que los que nos decimos creyentes, lo seamos de verdad, no solo rezando por la salud y con nuestras oraciones, sino ayudando, colaborando con Cáritas, Albergues, Cocina Económica, Cruz Roja y ONGS que están desbordados con tanto sufrimiento. Porque tenemos que demostrar que nuestra fe no solo se basa en ir a misa los domingos. La fe se basa en ir a casa de un abuelo que no tiene a nadie, o en hacer bolsas de comida para los que no tienen dinero ni para comprar una barra de pan. Porque muchos negocios han cerrado, y cada vez en nuestra sociedad hay pocas personas muy ricas y muchas personas muy pobres.
Si, es el momento de llevar el evangelio a la calle, pero con acciones, no bastan las palabras. La vida está llena de momentos buenos y malos. Cruzamos días de sombra y días con una gran luz, días en los que el ajetreo y el ruido del mundo nos hacen olvidar a Dios, y vivimos tal vez inadvertidamente solos, no abandonamos a Dios pero no tenemos tiempo para él, es hoy cuando debe ser el centro de nuestra vida.
La cercanía al enfermo da apoyo y consuelo a quien sufre. No podemos dar abrazos pero si podemos con la palabra llevar cariño y respeto. Como resuena en mis oídos la frase de mis pacientes “Doctora lo que yo más necesito es que me abracen”, y yo lo entiendo, antes de la pandemia, esa demostración de cariño era la mejor terapia que yo podía ofrecer, la más fácil y la más barata.
Tenemos una luz en el camino, llegan las vacunas, nuevos tratamientos, la ciencia con mucho sacrificio, en poco tiempo, esta logrando que veamos un final, pero sin dejar de cuidarnos y haciendo caso a los expertos en todo momento.
Los políticos viven sus guerras particulares y parece que tienen un antifaz que no les permite ver la enfermedad, el sufrimiento, la muerte, la falta de trabajo. Y llegan los negacionistas negando la evidencia. ¿En qué mundo vivimos? ¿Qué estamos enseñando a nuestros jóvenes? ¿Qué futuro les espera?
El trabajo en Salud Mental va en aumento, depresión, ansiedad, insomnio, duelos, suicidio….porque esta pandemia va a dejar muchas secuelas y por muchos fármacos y psicoterapia que hagamos va a ser difícil que muchas familias cicatricen sus heridas. Os aseguro que vamos a contar con el gran esfuerzo de los profesionales de la red asturiana de Salud Mental.
Yo creo que todo buen cristiano debe de tener claro que pese al cansancio de este año con tanta enfermedad y sufrimiento, el mejor sitio para buscar la paz es al lado de Jesús “Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados , y yo os aliviaré” y siempre aprender de El que “es manso y humilde de corazón”.
A mi me gustaría que todos hiciéramos un proyecto de vida donde demostráramos que somos coherentes con nuestra fe, y que siempre, siempre se puede contar con nosotros, porque pese a las dificultades de la vida, somos capaces de llevar alegría, sonreír, acompañar, ayudar y sobre todo dar AMOR .
Si algo no debe faltar en nuestra vida es la positividad y el optimismo que nos da el evangelio.
La vida es un regalo , no toca rendirse, toca luchar y buscar la felicidad.
TITULO: CONSERVAR NUESTRO LEGADO
AUTORA: Natalia Diaz –Ordoñez Melagrejo
Grado en conservación y restauración de bienes culturales.
Me solicitan en la parroquia del Sagrado Corazón la elaboración de un texto en el que relate brevemente la importancia de salvaguardar nuestro patrimonio; y que lo redacte con motivo de celebrar la finalización de los trabajos de restauración de las pinturas murales de la Iglesia de Villalegre en Avilés. Nada me puede resultar más grato.
Comienzo haciendo mención a la propia ley del Principado de Asturias 1/2001 de 6 de Marzo de Patrimonio Cultural. Que en su TITULO PRELIMINAR, ART 1. dice tener por objeto:
” La conservación, protección, investigación, enriquecimiento, fomento y difusión del Patrimonio Cultural de Asturias, de manera que pueda ser disfrutado por los ciudadanos y transmitido en las mejores condiciones a las generaciones futuras.” por lo que se prestó especial atención a la conservación preventiva.
Es decir, nuestro propio ordenamiento jurídico ya menciona la necesidad de conservar nuestro patrimonio artístico, pues nuestra riqueza cultural es amplia y rica; pero de nada sirve llevar a cabo costosas intervenciones si luego no damos a conocer este patrimonio; si no lo conocemos nunca llegaremos a estimarlo y a velar por su preservación. Debemos insistir en la necesidad de implicar a las nuevas generaciones en la importancia de la salvaguarda de estas obras, pues de ellos dependerán en el futuro.
Muchas veces se pone como excusa que el patrimonio de la Iglesia deben de cuidarlo los fieles, y las administraciones en ocasiones carecen de fondos o de interés suficiente para poder solventar estas carencias. En un país como el nuestro en donde la Ley de mecenazgo no está desarrollada, es fácil contemplar la destrucción de obras maravillosas porque no existe crédito bastante para acometerlas. Y raros y por ello especialmente espléndidos, resultan los mecenas que sin obtener ningún beneficio propio procuran el bien común.
Soy de la opinión de que el patrimonio desde el momento en que está al alcance de todos, sea quien sea su propietario, es una responsabilidad colectiva. Primero, porque forma parte de nuestra herencia cultural, cuando restauramos un retablo barroco por ejemplo, estudiamos su datación, su autoría el valor de sus materiales o de su historia documental, pero yo siempre me pregunto: ¿ Cuantas generaciones se habrán casado ante él?, cuantas madres habrán pedido la intercesión de alguno de los santos representados, para que su hijo se cure, o para que a su marido le vayan bien las cosas en el trabajo?… es un ejemplo sencillo, pero el patrimonio artístico de la Iglesia ha recogido las súplicas, la gratitud, la veneración de muchas generaciones anteriores a la nuestra y eso para mí les da a esas obras un valor añadido, el de haber servido de deleite y consuelo. Hay indubitablemente una conexión especial entre los bienes artísticos y el pueblo en el que se insertan, se sea o no creyente.
Debemos sopesar además la importancia del legado artístico, en Villalegre existe por ejemplo un ciclo pictórico de Gonzalo Espólita muy diferente al resto de su producción, es mas suelto, mas colorido y moderno que en San Nicolás de Bari. El autor planteó un gran programa iconográfico y le dedicó un increíble trabajo a su elaboración, las cenefas decorativas, alegóricas, las inscripciones relacionadas con las imágenes, nada es al azar, si no producto de un planteamiento complejo.
Participar en un proyecto como este en el que los vecinos y parroquianos se han implicado tanto, ver satisfacción e ilusión por lo recuperado es desde luego la parte mas gratificante de nuestro trabajo.
TITULO: EL AÑO DE SAN JOSÉ
AUTOR: José Antonio García Quintana-SJ. Párroco Unidad Pastoral Villalegre-La Luz.
El año 2021 es el año de San José. El Papa Francisco ha reivindicado la figura de San José, esposo de María y padre terrenal de Jesús, a través de la Carta Apostólica “Patris Corde” (Con corazón de Padre) y lo comunicó el pasado 8 de diciembre, festividad de la Inmaculada Concepción. Creo que varios motivos han coincidido en resaltar la figura de San José y proponerlo como modelo de virtudes para la vida de los cristianos.
Por un lado se cumple el 150 aniversario de ser declarado Patrono de la Iglesia Universal. Fue un 8 de diciembre de 1870 cuando el Papa Pio IX quiso otorgarle este título a través del decreto “Quemadmodum Deus” (“Del modo en que Dios…”), dieciséis años después de aprobar el dogma de la Inmaculada Concepción. Anteriormente, ya el Papa Gregorio XVI, en 1836, fomentó la devoción a San José, reflexionando sobre los principales gozos y dolores de su vida en los Siete Domingos de San José (los siete domingos anteriores a su fiesta).
Un segundo aspecto que se suma al anterior ha sido la reconocida devoción que el Papa Francisco tiene a San José. Ya en 2015 confesó que, en su escritorio, tiene una imagen de San José durmiendo: “durmiendo cuida a la Iglesia. El sí puede hacerlo, nosotros no”, comentaba el Papa entonces, desvelando que, cuando tiene un problema, lo escribe en un papel y lo pone debajo de la pequeña escultura “para que lo arregle”. En muchas ocasiones ha bromeado diciendo que el Santo se toma su tiempo, como buen carpintero, pero que siempre cumple.
Un tercer aspecto y, a mi modo de ver, determinante, ha sido la situación actual que vivimos a nivel mundial con la Pandemia COVID19. Ante esta situación de confusión, dolor, abatimiento y sentir que hay algo que nos supera y sobrepasa, San José se presenta para todos nosotros como un modelo de virtudes que deberíamos descubrir dentro de nosotros mismos, meditar y practicar en nuestra vida.
A través de la Carta Apostólica, el Papa Francisco va desgradando las principales virtudes que hacen de San José un modelo de vida para meditar e imitar: un hombre al servicio de Dios, que acepta con humildad su papel (Padre Amado), un padre que cuida y guía a Jesús desde niño (Padre en la ternura), un padre que está a la escucha de lo que Dios le va pidiendo en cada momento. A través de los sueños y los aconteceres diarios, José va discerniendo lo que Dios le va pidiendo en cada momento (Padre en la obediencia). Es también un hombre que acoge la voluntad de Dios sobre su vida y se hace cargo de las situaciones que se van presentando (Padre en la acogida). Pero no solo acoge aquello que se le presenta, sino que es capaz de re-crearlo desde la fidelidad a Dios, de hacer todas las cosas nuevas siguiendo a Dios Padre. No solo acoge las circunstancias adversas, sino que es capaz de transformarlas y volverlas hacia Dios (Padre de la valentía creativa). Esa fidelidad creativa solo es posible desde la experiencia de estar muy cerca de las circunstancias de la vida de las personas y también estar muy cerca de Dios, actuando sin protagonismos, sin esperar recompensa, con discreción (Padre en la sombra).
Estas siete virtudes que enumera el Papa entroncan con la gran tradición de la Iglesia en la devoción a San José. Reverdecer esas prácticas piadosas en torno al santo -los siete domingos de San José- nos ayudaran a profundizar e interiorizar su vida.
Como nos recuerda el Papa Francisco al final de su carta, el objetivo es que podamos encontrar en estos tiempos difíciles de la COVID19, de problemas sociales, económicos, y de todo tipo, un intercesor y un modelo de virtudes para nuestra vida cristiana. Estamos invitados a profundizar en su figura e imitar sus virtudes.
Salve, custodio del Redentor
y esposo de la Virgen María.
A ti Dios confió a su Hijo,
en ti María depositó su confianza,
contigo Cristo se forjó como hombre.
Oh, bienaventurado José,
muéstrate padre también a nosotros
y guíanos en el camino de la vida.
Concédenos gracia, misericordia y valentía,
y defiéndenos de todo mal. Amén.
TITULO: CONSAGRADOS EN EL S. XXI ¿POR QUÉ?
AUTORA: Begoña Morán Fernández, Superiora de la Comunidad del Ángel de la Guarda de Oviedo. Presidenta de CONFER Asturias
Me invitan a participar en este espacio de Opinión y accedo con gusto aportando mis sueños y experiencia desde aquel 3 de octubre de 1976, que entré en el postulantado de la congregación de Hermanas del Ángel de la Guarda, en el barrio de la Magdalena donde vivía una comunidad sencilla y entregada en medio de la gente.
Siglos de historia, personas que entre sueños y dificultades fueron abriendo caminos para dar respuesta de y desde la Iglesia a las necesidades que había en aquel momento. Así, desde diferentes lugares fueron surgiendo las congregaciones religiosas. Sus fundadores, hombres y mujeres abiertos, tocados por el Espíritu se sintieron llamados por Dios y confiaron sus vidas en “Aquel” que les llamaba. Su obra tenía tal sentido que fueron convocando a otros para extender su obra, que no era otra que, ser testigos y portadores de la Buena Noticia del Reino. Pequeñas semillas de oración , servicio, entrega, atención a enfermos ¡incluso de pandemias!, niños del campo y sectores más necesitados fueron sus destinatarios.
En la XXV Jornada de Vida Consagrada que celebraremos el 2 de febrero, hacemos memoria agradecida para presentar junto al Señor en el Templo todo lo que hemos trabajado, orado, sufrido y esperado durante todo este tiempo en medio de los hombres y mujeres de nuestro mundo.
El lema de este año “La vida consagrada, parábola de fraternidad en un mundo herido”, nos impulsa y compromete a vivir nuestra vocación y misión, poniendo luz y esperanza donde se hace difícil.
Que el mundo está herido es una realidad no solo del pasado, sigue ocurriendo hoy dejando caídos a lo largo del camino: el hambre, las guerras, persecuciones, explotación, familias rotas, violencia familiar y social, inmigración, refugiados abandonados a su suerte…..
Los consagrados, a pesar de nuestra vulnerabilidad por la edad y disminución de vocaciones, nos sentimos llamados y convocados hoy, de todas las edades y lugares a seguir entregando lo que somos y tenemos, apoyados en su Palabra y la fuerza de la fraternidad que nos ayuda y sostiene mutuamente. Estamos invitados como el buen Samaritano a acercarnos y abajarnos y acoger la voz que nos dice: ”Anda y haz tú lo mismo” Lc 10,37
CONSAGRADOS EN EL S. XXI ¿POR QUÉ?
Porque la vida consagrada es una respuesta de fidelidad personal y comunitaria en la Iglesia y para el mundo. Ser testigos del Evangelio es la llamada de cada día.
“Formar verdaderos discípulos de Cristo, es nuestro fin principal, nuestro único fin.” B. Luis Ormières – Fundador de la Congregación de HH. del Ángel de la Guarda
TITULO: DIOS, LA PANDEMIA Y NOSOTROS
AUTOR: Eduardo Pérez Flores. Tesorero Cáritas U.P. Villalegre-La Luz
Somos creyentes. Creemos en Dios, nuestro Padre; en Dios Hijo, nuestro hermano, y en Dios Espíritu Santo. Esta tiene que ser la barca segura que nos lleve a buen puerto, en esa mar a veces embravecida por las tormentas que se abaten sobre nosotros, siempre guiados por la excepcional y maravillosa capitana, la Virgen María, nuestra madre.
No cabe duda que nos están tocando vivir tiempos duros, difíciles, complicados; “tiempos recios” que diría la santa andariega Santa Teresa.
La pandemia de Covid-19 ha caído sobre el mundo como una niebla que todo lo oscurece y todo lo empapa, rompiendo la salud de las personas, dejando maltrecha la economía mundial, cambiando y dificultando las relaciones familiares y sociales y poniendo ante nosotros algunas realidades que creíamos ya superadas.
Para los cristianos los momentos de dificultad siempre han sido los más especiales y mejores, porque son aquellos en los que, de alguna manera, Dios está más cerca de nosotros. En efecto, sabemos que Dios nunca abandona a sus hijos y que, como padre y madre que es, cuanto peor lo estamos pasando más cerca está de nosotros, más nos apoya, más nos ayuda.
Por eso son tiempos de esperanza, de una gran y confiada esperanza. Confianza en Dios; “Dios aprieta pero no ahoga” que decían nuestros mayores, y confianza en el hombre, porque cuando peor lo está pasando, cuando más dificultades afronta, es cuando saca lo mejor de sí. Por eso creo que esto no es más que otra prueba necesaria; dura, pero necesaria, para que avancemos, para que demos un salto cualitativo que, de otra forma, o no podríamos, o no sabríamos o tardaríamos mucho más. Dios sabe lo que hace.
Nuestra esperanza en que esto pasará y vendrán tiempos mejores, tiene que ser fuerte, amplia, bien asentada, sin fisuras. Somos personas amadas por Dios, que vivimos en un mundo amado por Dios que Él no abandona, porque como nos dice San Juan “tanto amó Dios al mundo que envió a su hijo Jesucristo”. No son pues esperanzas locas, sino asentadas en lo más profundo de nuestras creencias, de nuestra fe.
Por eso tengo claro que esto no es el fin; que de ésta saldremos y lo haremos más fuertes, mejor preparados, más dispuestos y más unidos.
Espero, Dios lo quiera, que después de esta situación hayamos aprendido al menos tres cosas:
-Que somos una única humanidad, que todos vamos en el mismo barco y que es mejor que todos rememos al unísono para que el barco vaya bien.
-Que es imprescindible que además de cuidarnos nosotros y cuidar a los demás, debemos cuidar del planeta “nuestra casa común” para que no nos sigan surgiendo problemas como el presente.
-Que nos es indispensable aprender que el otro, por el hecho de ser de otro color, de otra raza, o de otra religión, no es nuestro enemigo, ni necesariamente es peor que nosotros.
Si realmente abrimos nuestros ojos y conseguimos hacer realidad estos deseos, podremos decir que la pandemia ha sido un trampolín que nos ha ayudado a que el Reino de Dios se vaya asentando entre nosotros.
TITULO: LA MISIÓN: CONSOLAR, ACOMPAÑAR Y ESCUCHAR A LOS ENFERMOS Y FAMILIARES
AUTOR: Adolfo Manuel Álvarez Sánchez.
CAPELLÁN DEL HOSPITAL UNIVERSITARIO SAN AGUSTÍN-AVILÉS
Desde julio de 2018 estoy de Capellán en el Hospital San Agustín de Avilés tarea que compagino con la atención pastoral a las Parroquias de la Unidad Pastoral de San Martín de Laspra-Piedras Blancas de cuyo equipo sacerdotal formo parte.
En el final de febrero se presentó en nuestras vidas de una manera inesperada el Covid 19 y hemos visto como ha cambiado la vida de una manera profunda y rápida, a consecuencia de esta pandemia que nos asola. Esta pandemia nos ha hecho caer en la cuenta de una manera radical que somos muy vulnerables y este virus nos ha hecho caer en la cuenta que a pesar de todos los avances de progreso que vemos en nuestro mundo no todo lo tenemos controlado y está al alcance de nuestras manos y de nuestros logros. Además esta situación de crisis sanitaria trae otros muchas consecuencias para las personas que van a tener una fuerte repercusión en nuestro mundo, en la vida de las personas.
Esta situación por esta pandemia en el hospital ha cambiado la manera en la que se trabaja dentro del hospital, como se desarrollaba normalmente, y también como capellán he tenido que ir adaptando a las restricciones que se han ido implementando en lo que llevamos de pandemia. Además se han restringido las visitas a los enfermos hospitalizados y ello ha hecho que las familias se pusieran en contacto con el capellán para que el enfermo fuera acompañado y no se sintiera solo.
La tarea del Capellán y creo que es, y así trato de llevarla adelante, consolar, escuchar y acompañar a los enfermos, también a las familias y al personal del Hospital, siempre que lo consideren.
En este sentido creo que el ministerio en el hospital tiene la misión preciosa de consolar, y consolar: significa que hay que estar al lado del que sufre, acompañar, visitar a los enfermos, hablar con los familiares que a veces están en un momento muy difícil, angustiados y cansados. Es abrazar y entender la situación en la que se encuentran para aliviar un poco y crear un ambiente para quitar la ansiedad y también para afrontar desde la fe, desde los valores del Evangelio la situación que se está viviendo. Por eso en el consolar es importante la escucha, pues muchas ocasiones el enfermo necesita que alguien que le escuche para expresar lo que tiene dentro desde la enfermedad que está afrontando y también para recibir animo y luz para seguir adelante.
Y tiene la misión también de santificar y esto es llevar los Sacramentos a aquellos que lo piden, llevar la comunión cada día, dar el Sacramento de la Unción de los enfermos, confesar a aquellos que desean experimentar el perdón del Señor. Además cada día en la Capilla del hospital, que en el Hospital San Agustín está en la séptima planta, celebra cada día la Eucaristía, donde rezamos por todos los enfermos, por sus familias, y por todo el personal que atiende y cuida de los enfermos.
Creo que ahora y siempre, hospitales y centros sanitarios se revelan como lugares preferentes donde se hace presente cada día el amor de Dios. Frente al sufrimiento de los pacientes y la desasosegante espera de las familias, la compañía del capellán resulta reconfortante, así lo experimento, aún en el silencio de la despedida, cuando el consuelo y la misericordia de Dios no se pueden expresar con palabras y sólo con el gesto de acompañar.
En muchas ocasiones los enfermos pacientes que piden la visita del Capellán manifiesta a uno lo importante que es recibir a Jesús en la palabra y en los Sacramentos y también el bien que les hace ser escuchados y acompañados, y así también lo manifiestan los familiares.
Creo que la labor que como Capellán se puede hacer es mucha e importante y si nuestra sociedad no quiere hablar ni de muerte ni del sufrimiento y la enfermedad ha bastado este coronavirus, esta pandemia, para poner en cuarentena nuestras seguridades. Dios nos está diciendo que somos frágiles, que “nuestra vida es como hierba que brota por la mañana y por la tarde se seca“ (Sal 90) y que dependemos de Él, lo necesitamos. Por eso, con San Pablo podemos decir: “en mi debilidad está la fuerza de Dios” (II Cor 12, 9). Así tanto los enfermos, como muchas veces las familias, piden: rece por nosotros, rece.
Quiero concluir diciendo que nunca había pensado vivir en el hospital, los meses que viví, del 16 de marzo al 11 de mayo, y fue una experiencia dura y al mismo tiempo reconfortante. El Señor me ayudó a vivir el confinamiento paz y serenidad y a transmitir esa paz a los enfermos que tuve que asistir. El Señor está con nosotros y en Él hemos de poner siempre nuestra confianza y El es la razón de nuestra esperanza. Y hoy más que nunca hemos de ser transmisores y testigos de esperanza.
Por ello yo sigo desde mi ministerio tanto en el Hospital como en las Parroquias alentando siempre a vivir la confianza en Dios que nos ayuda a superar todo miedo y hemos de vivir y actuar en este momento con prudencia pero hemos de luchar contra el miedo y para ello nada mejor que cultivar y fortalecer la confianza en Dios por medio de la Oración, la escucha de la Palabra de Dios y los Sacramentos y así también ayudaremos a los demás con nuestro testimonio, pero como nos dice el refrán: “nadie da lo que no tiene”, que yo diría parafraseándolo: nadie transmite lo que primero no siente. Por ello hemos de experimentar y cultivar esta confianza en Dios, para así transmitirla a los demás siempre pero de una manera especial ante la situación de enfermedad y sufrimiento.
A disposición de quien me necesite estoy. Que el Señor nos siga ayudando a todos.
TITULO: EL AMOR Y LA ESPERANZA EN TIEMPO DE PANDEMIA
AUTOR: Francisco Alejandro del Rey Menéndez
Párroco de la Unidad Pastoral Villalegre-La Luz
Queridos hermanos y hermanas, ¡Dios es bueno!
En un corto periodo de tiempo hemos visto como la vida nos ha cambiado de manera radical y determinante como consecuencia de la PANDEMIA que estamos padeciendo y que esta asolando a todo el planeta. Viviendo esta situación nos damos cuenta que somos totalmente vulnerables, sobre todo por la incertidumbre de su verdadero alcance, por las implicaciones que tendrá para nuestra vida futura que con certeza experimentará cambios de forma y de fondo, y por las personas que serán afectadas en los días venideros. Es doloroso ver tantas personas que están muriendo por más esfuerzos que se hacen en medio de la fragilidad de todas nuestras instituciones y estructuras vigentes en la sociedad; y, tantos más seguirán viendo sus vidas apagadas ante una situación que nos produce una sensación de impotencia.
Toda mirada sobre esta situación debe ser en clave de ESPERANZA Y MUCHO AMOR como elementos imprescindibles. Estamos llamados a hacernos conscientes de que nuestra actuación será copartícipe del itinerario para salir adelante de esta crisis en clave comunitaria, y desde una opción ineludible e irrenunciable en defensa de los más vulnerados y vulnerables de nuestra sociedad.
LA ESPERANZA para estos tiempos debe estar afianzada en la capacidad de superar la cultura del descarte, sostenida en esa visión individualista para el propio beneficio y bienestar. Si hemos de salir de esta situación, y no nos debe quedar duda alguna de que lo haremos, será todos juntos y trazando nuevas rutas en comunidad.
Nuestra ESPERANZA debe sustentarse en la certeza de la PRESENCIA DE DIOS actuante y cercano en medio de nuestra realidad, a pesar de nuestra incapacidad de comprenderlo o percibirlo, y que es una presencia que se hace vida en los gestos más minúsculos e inesperados de solidaridad y encuentro, en el amor cotidiano que florece a pesar de la incertidumbre, en las decisiones que hacen la diferencia para quienes más necesitan una presencia o una palabra y desde ahí hasta las acciones más trascendentales por el cuidado de la vida y de los más vulnerables.
Al final de este duro camino, cada uno deberemos preguntarnos cómo, esta vivencia, nos ha transformado desde dentro y en lo profundo para ser personas nuevas de tantas maneras explícitas y creíbles, y asumiendo la tarea de reconstruir no solo nuestra vida, sino también la sociedad en coherencia con este llamado a la profunda conversión; de modo que esto que estamos viviendo tenga un sentido más allá del simplemente sobrevivir, del predominio del más fuerte, o en el quedarnos en la sensación de fracaso por las tantas pérdidas irrecuperables e irremediables.
Ante esta pandemia necesitamos de una sincera esperanza y más aun en estos tiempos que corren innumerables ríos de tinta con reflexiones que nos arrebatan el verdadero sentido de nuestra realidad.
La promesa de Dios asegura que el mal y la muerte injustificada no tendrán, jamás, la última palabra, por más que parezca que hayan llegado a la cima. La promesa de Dios es la culminación del Evangelio en el que la promesa de un Padre-Madre todo amoroso nos asegura que está con nosotros hasta el final de los tiempos, y ese final será de amor y de esperanza..
Esta pandemia es una invitación a creer irremediablemente en este Dios creador, y en su promesa de acompañarnos, asumiendo nuestro propio papel de hijos, hasta salir adelante de esta situación en clave de esperanza. Porque: “Ésta es la tienda de campaña que Dios ha instalado entre los hombres. Acampará con ellos; ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos. Enjugará las lágrimas de sus ojos y no habrá ya muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor, porque todo lo antiguo ha desparecido. Y dijo el que estaba sentado en el trono: Yo hago nuevas todas las cosas. Y añadió: Escribe que estas palabras son verdaderas y dignas de confianza” (Apocalipsis 21, 3-5).
TITULO: CÁRITAS EN EL ARCIPRESTAZGO
AUTOR: Sonia Artime Arias
Coordinadora de Cáritas Arciprestal de Avilés
En Christifidelis Laici, Juan Pablo II se refiere a la parroquia como «la última localización de la Iglesia»; «la misma Iglesia que vive entre las casas de sus hijos y sus hijas»
En Catechesi tradendae, la define como «una casa de familia, fraterna y acogedora»
Estas expresiones dejan claro el papel fundamental que juega la parroquia en la Iglesia en general y como no podía ser de otra forma, en Cáritas. Así, las Cáritas parroquiales son el perfecto lugar para el ejercicio cercano de la caridad cristiana y proporcionan una capacidad de implantación en el territorio que constituye sin lugar a dudas la gran fortaleza de Cáritas.
Sin embargo, como ya confirmaba el Congreso sobre Parroquia Evangelizadora desarrollado en 1989: “dado los cambios sociales y culturales del mundo contemporáneo, la parroquia actual sólo podría realizar su función evangelizadora si se complementa con otras parroquias y comunidades religiosas y laicales, así como con los servicios, asociaciones y movimientos de una pastoral de ambiente”.
Aquí es donde la figura del arciprestazgo adquiere importancia dentro de la estructura de Cáritas, como elemento para coordinar, animar e impulsar la acción caritativa y social de las parroquias de su territorio, colaborando con los equipos diocesanos en el sostenimiento, desarrollo e impulso de acciones, proyectos y servicios cuyo ámbito de actuación trasciende a la parroquia.
Profundizando un poco más en alguno de estos cometidos, podemos decir que Cáritas, en su dimensión arciprestal:
- Coordina: la Asamblea Diocesana define, cada cuatro años, sus líneas de acción, que incluyen unos objetivos y acciones específicos. Es labor de Cáritas arciprestal trasladar estas líneas de acción a las parroquias, adaptándolas a la realidad de cada arciprestazgo y coordinando los esfuerzos para dirigirlos hacia logros concretos.
- Dinamiza: la acogida y acompañamiento de personas vulnerables es una tarea fundamental de las Cáritas parroquiales, pero no es la única. Sin embargo, la trascendencia de esta tarea y los esfuerzos que requiere, copan en ocasiones la capacidad de acción del equipo parroquial, dejando poco espacio para otras tareas que también son fundamentales. Aquí entra en juego Cáritas arciprestal, impulsando acciones de sensibilización en el territorio, concienciando sobre la necesidad de la formación de los equipos y propiciándola y siendo altavoz de la necesaria denuncia social que evite que algunos miren para otro lado.
- Sirve a la Comunicación Cristiana de Bienes: cada parroquia, cada barrio, a veces separados solo por unos metros, pueden tener realidades sociales muy diferentes. Desafortunadamente hay barrios ricos y barrios pobres, sin embargo, no podemos resignarnos a que haya Cáritas parroquiales «ricas» y Cáritas parroquiales «pobres».
Por ello, las comunidades parroquiales ponen a disposición del fondo arciprestal de Cáritas una parte de sus recursos para que, sin restricciones territoriales, acompañemos a los necesitados. Cáritas es una y los recursos no son míos ni tuyos, son de los «últimos» a los que Cáritas, sin localismos, debe acoger, acompañar y atender.
- Refuerza: este aspecto ha tomado una especial relevancia en los tiempos que nos ocupan. Una realidad en la que debemos trabajar con urgencia es la falta de relevo generacional de los equipos de nuestras parroquias. Nuestros voluntarios de edad más avanzada realizan su labor con entrega, ilusión y compromiso irreprochables, pero ante una situación como la que desafortunadamente estamos viviendo, muchos han tenido que dar un paso atrás. Durante los peores momentos de esta terrible pandemia, las técnicas de Cáritas que desarrollan su labor en el arciprestazgo, han trabajado codo con codo con los equipos parroquiales para que la atención a los más necesitados no se viera afectada en momentos tan complicados.
TITULO: COVID 19: SÉ RESPONSABLE
AUTOR: Gemma Isabel San Narciso Izquierdo
Doctora en Medicina y Cirugía
COVID 19: Se apela a la responsabilidad del individuo a ese “cargo y obligación moral…” Seamos responsables
Entre las definiciones de responsabilidad según la Real Academia de la Lengua está: “cargo u obligación moral que resulta para alguien del posible yerro en cosa o asunto determinado…”.
A la responsabilidad ciudadana es a lo que se está apelando desde los diferentes estamentos que gestionan la situación actual debida al COVID 19 para el uso de la mascarilla, que en España ya es obligatoria.
El 31 de diciembre de 2019, la Comisión Municipal de Salud y Sanidad de Wuhan (provincia de Hubei, China) informó acerca de un grupo de 27 pacientes con neumonía de etiología desconocida. El inicio de la sintomatología del primer caso apareció el 8 de diciembre de 2019. En enero del 2020, concretamente el día 7, las autoridades chinas identificación como agente causante de esos síntomas de este brote, un nuevo tipo de virus de la familia Coronaviridae, actualmente llamado SARS-COV-2. El día 11 de marzo, la OMS declaró pandemia mundial. El mecanismo de transmisión de esta enfermedad es mediante el contacto con las gotas de Flügge. Desde ese momento hasta hoy en día se ha avanzado en el conocimiento del virus, en intentar evitar el contagio del mismo así como en la utilización de fármacos y desarrollo de vacunas para intentar combatir la enfermedad.
Las mascarillas son una barrera que ayuda a evitar que esas gotitas respiratorias viajen por el aire hasta otras personas, para reducir la transmisión, bloqueando la emisión de esas gotas infectadas. El objetivo fundamental del empleo de una mascarilla higiénica o quirúrgica es evitar la posible transmisión de la infección, teniendo en cuenta la alta transmisibilidad del SARS-CoV-2, desde un paciente infectado, sospechoso o asintomático, al resto de la población.
Usar mascarilla no basta solo para lograr un grado suficiente de protección o control de fuentes, las mascarillas son una medida más de prevención junto con el distanciamiento social, el lavado de manos y no tocarse la cara.
A día de hoy ya se sabe los efectos de la pandemia en el mundo y las vidas que se ha cobrado y de momento aún no hay un tratamiento o vacuna que “cure” la enfermedad, a pesar de los esfuerzos ingentes y a contrarreloj que la comunidad científica esta realizando para buscar una solución.
El mantenimiento de las normas que nos protegen de la transmisión de la COVID-19 es por tanto a día de hoy de suma importancia su aplicación, precisa de la conciencia y compromiso de los ciudadanos, exige una clara acción de comunicación de todas las instituciones y de los colectivos, muy especialmente el de los sanitarios, y la capacidad de los poderes públicos de actuar para corregir y sancionar los incumplimientos. La desidia o pereza, el relajarse en estos comportamientos que a día de hoy actúan como protectores puede llevar a consecuencias nada favorables para la lucha contra esta enfermedad
El uso de mascarilla puede resultar molesto, sobre todo en verano con el calor, pero llevarla sirve para protegerse a uno mismo y proteger a los demás de una enfermedad que a día de hoy puede ser mortal. La utilización de la mascarilla será necesario mientras que los epidemíologos lo digan y aún no hay un plazo para abandonar su uso.
Es importante mantenerse informado sobre esta enfermedad y acceder al domino web de la OMS y a través de las autoridades sanitarias tanto nacionales como locales ya que aunque en algunos países se ha ralentizado el avance de los brotes, la situación que se atraviesa es impredecible y se hace necesario comprobar noticias recientes.
Y como empezaba este artículo, se apela a la responsabilidad del individuo a ese “cargo y obligación moral…” Seamos responsables, seamos consecuentes, en estos días en que nuestras vidas han dado un giro tan inesperado y tan grande aportemos con nuestros actos responsables ese granito de arena, para ayudar a intentar frenar esta enfermedad que está modificando nuestra manera de vivir de una manera tan abrumadora y así procurar recuperar esa ansiada normalidad rodeados de los nuestros.
TITULO: La libertad de elección en la educación de los hijos..
AUTOR: Noelia Blanco Martínez
Directora Colegio Buen Consejo – Avilés
¿POR QUÉ ELEGIR LA EDUCACIÓN CONCERTADA?
La educación es un derecho de todos los ciudadanos y los padres deben elegir aquella con la que más se identifican y la que quieren que reciban sus hijos.
La educación concertada tiene como puntos fuertes;
– Educación en valores. Promovemos valores como: respeto, compromiso, responsabilidad, solidaridad, espíritu crítico y otros valores humanos y cristianos que desarrollar lo mejor de cada alumno.
– Formación humana e integral del alumnado. Formamos personas íntegras, tolerantes, respetuosas y comprometidas.
– Formación religiosa y moral. Educamos desde los valores del Evangelio para que nuestros alumnos sean competentes, creativos e innovadores, y mantengan un diálogo positivo con la realidad multicultural y plurirreligiosa.
– Compromiso social y Actividades solidarias. Potenciamos la formación para el servicio a los demás, comprometidos con la solidaridad, la justicia y la paz para hacer del mundo un lugar mejor.
– Atención personalizada. Un proyecto comprometido con el desarrollo personal del alumno en un entorno integrador y de excelencia académica.
– Las familias son parte esencial en el proceso educativo. En nuestros Centros encontrarán las puertas abiertas para colaborar activamente con el proyecto educativo de sus hijos.
– Profesorado comprometido. Nuestros profesores se esfuerzan cada día para mejorar y educar con ilusión y profesionalidad.
– Educación de calidad. Una escuela abierta, acogedora e inclusiva. Comprometida con la innovación, las nuevas metodologías de enseñanza y el tratamiento integrado de idiomas.
– Buen clima de convivencia. El buen clima de convivencia de nuestros colegios tiene un efecto decisivo en el crecimiento, bienestar y madurez del alumno y en su rendimiento académico.
– Gran variedad de actividades complementarias que contribuyen a lograr una formación plena e integral de los alumnos.
– Atención a la diversidad del alumnado. Promovemos la apertura de nuestros centros educativos a todos los que deseen elegirlos, sin discriminación por razones económicas, sociales, religiosas, de raza o de nacimiento. Estamos comprometidos en la integración de los alumnos con necesidades educativas especiales y con aquellos que pertenecen a minorías étnicas o culturales.
Todos estos puntos fuertes están presentes en el Colegio Nuestra Señora del Buen Consejo, colegio concertado católico bajo la titularidad de las Agustinas Misioneras, situado en el barrio del pozón, en Avilés. Os invitamos a que vengáis a conocernos.
TITULO: Primera Comunión: Algo más que un banquete.
AUTOR: Mª Rosario Areces Fernandez
Coordinadora Catequesis Unidad Pastoral Villalegre-La Luz
La fe es sobrenatural, porque es la respuesta que yo le doy a Dios cuando El se acerca a mí.
La iglesia existe para servir al Reino de Dios, y uno de los dones que posee para ello es la celebración de la Salvación.
¿como lo expresamos?. Los sacramentos de Iniciación cristiana ( Bautismo, Confirmación y Eucaristía), son una parte fundamental de cambio en el “ser” de la persona.
En ese cambio la catequesis es la parte más importante, dado que ayuda a la persona ( en nuestro caso niños y niñas) a conocer a Jesús, a evangelizar desde la parroquia.
Para ello el grupo de educadoras en la fe, nos preparamos haciendo cursos, acudiendo a charlas, reuniéndonos y estando en contacto con parroquias vecinas.
Nos tomamos nuestro carisma muy en serio e intentamos estar en contacto con las familias ante cualquier eventualidad que pudiera surgir, y por ello nos servimos del Directorio Diocesano de Catequesis, que nos guía en nuestra andadura y que nos deja claro, que los nuevos tiempos piden nuevas respuestas, nuevos lenguajes y nuevos métodos.
Sin olvidad cual es la finalidad de la misma:
“EDUCAR EN LA VIDA CRISTIANA, PARA LA TRANSMISIÓN DE LA FE”
Una primera comunión, es un ritual Sacramental por medio del cual se participa por primera vez del Sacramento de la Eucaristía, recibiendo el cuerpo y la sangre de Cristo.
Para recibirlo es obligatorio haber recibido el Sacramento del Bautismo y la Reconciliación o Penitencia.
Es un día muy importante en la vida de quien lo recibe y un momento de felicidad y celebración, en el que participa toda la comunidad, y sobretodo las personas que han estado a cargo de la preparación de tan importante experiencia.
Desde nuestra Unidad Pastoral, expresar nuestra alegría, y felicitar a todos y todas los que en estos momentos difíciles van a participar plenamente del Sacramento de la Eucaristía, y recordar que esto no se acaba aquí. Esto es un bello inicio!
TITULO:
RECONOCIMIENTO Y AGRADECIMIENTO A LA IGLESIA, ES DE JUSTICIA.
La crisis sanitaria que esta padeciendo nuestro país ha trastocado la vida normal de las personas. Una crisis que alcanza cifras desorbitadas en todos sus aspectos tanto sanitarios como sociales.
Ante este escenario la Iglesia ha puesto manos a la obra desde el primer momento ante esta emergencia sanitaria y las consecuencias sociales que se iban produciendo. Los distintos Obispados han puesto a disposición de la sociedad todos sus recursos para ofrecer servicio, acompañamiento, ayuda y oración a todos los afectados por la pandemia. Desde misas online, reparto de alimentos, material sanitario o apoyo espiritual a los enfermos . Los párrocos, monjas, capellanes, trabajadores del ámbito religioso así como voluntarios se han volcado día a día para paliar los efectos del coronavirus tanto de una manera presencial como también a través de las redes sociales que en muchas ocasiones han sido creados dichos canales online por los propios sacerdotes.
MISAS ONLINE Y EN REDES SOCIALES
Las parroquias se han ido adaptando al confinamiento y con los templos cerrados pero no la Iglesia se han emitido a diario sus oficios para paliar ese confinamiento. Un ejemplo es el párroco de la Unidad Pastoral Trasona, Los Campos, Cancienes y Solis que en sus transmisiones ha acumulado miles de seguidores en Facebook y sus misas las siguen feligreses de tres continentes
Asimismo, se pudieron seguir las misas diarias desde el Santuario de Covadonga, la Almudena en Madrid, la catedral del Barcelona, o la Concatedral de Santa María la Mayor de Guadalajara-Sigüenza.
Un grupo de seminaristas ha creado además la web www.misaencasa.com desde la que se puede acceder a más de 22 parroquias e instituciones diocesanas que transmitian la misa a través de redes sociales.
LA ATENCIÓN A LO MÁS BÁSICO: LA ALIMENTACIÓN
La Fraternidad de Francisco ha puesto en marcha el reparto de 20 toneladas de alimentos no perecederos para ayudar a familias en riesgo de exclusión social. Son más de mil personas , el 1% de la población avilesina. Se abastecen de lo más básico: leche, aceite, conservas, arroz y pasta. A pesar de que se han habilitado espacios en Oviedo y Gijón para atender a transeúntes, todavía quedan algunos viviendo incluso en coches o furgonetas. Para ellos también hay diariamente una bolsa de comida.
SACERDOTES EN POLA DE SIERO REPARTEN COMIDA A LAS PERSONAS SIN HOGAR
La vida en las parroquias continúa, de la misma manera que continúa la vida de confinamiento en tantos hogares, procurando llevar a cabo las tareas habituales del trabajo en la distancia, con las limitaciones y peculiaridades que supone no poder salir de casa, o hacerlo sólo para situaciones de necesidad. Entre las muchas tareas que han llevado a cabo los sacerdotes de la parroquia de Pola de Siero estaba la de repartir comida entre las personas sin hogar en la zona. «Hay personas que siguen viviendo solas en la calle», ha explicado el sacerdote Juan Hevia. «Algunos viven en los bajos de un edificio, y otros, a veces en un parque o donde pueden –comenta el párroco–, más o menos sabemos dónde están, de forma habitual, y así podemos localizarlos y llevarles alimentos. Las familias de la parroquia se encargaron de preparan a diario los alimentos y los párrocos fueron los encargados de recogerlos en las puertas de las respectivos domicilios. «Luego los ponemos en tupper y los llevamos a las personas sin hogar»
En la actual emergencia sanitaria, Cáritas Diocesana de Oviedo
sigue atendiendo las necesidades de las personas más vulnerables, en Asturias.
Las unidades parroquiales que Cáritas tiene en la diócesis jugaron un papel importante en la atención de las personas que se han visto afectadas, de una u otra manera, por el coronavirus. En Cáritas parroquial de la unidad pastoral de Villalegre-La Luz llevan trabajando desde el primer día para aportar las coberturas necesarias para que ningún vecino de ambas localidades se quede atrás. A las ayudas económicas tradicionales se está añadiendo un soporte de atención emocional para todos aquellos que lo necesitan. En concreto desde que se iniciara el confinamiento y hasta finales del mes de abril prestaron ayuda a 47 familias y más de noventa personas.
PORQUE LA CARIDAD NO CIERRA
Cáritas ha puesto en marcha la campaña “La Caridad no cierra. Quiero ser tu vecino de apoyo” para «seguir atendiendo a los más débiles y vulnerables», también durante el confinamiento. Así, hacen un llamamiento a preguntarse si en tu portal vive alguna persona mayor, con discapacidad, sola o enferma. «Éste puede ser el momento de hacerlo», aseguran y facilitan carteles para colgar en los espacios comunes de las casa. Recuerdan no obstante, tomar medidas de precaución, bajo el lema “Tu compromiso, mejora el mundo”.
La campaña se extiende en diferentes versiones en diferentes puntos de España con el objetivo de evitar la soledad de los mayores que viven solos o necesitan apoyo y personas con discapacidad a través de entrega a domicilio de alimentos, medicamentos e incluso acompañamientos telefónico. Lo hacen a través de diferentes números de teléfono dependiendo de la comunidad autónoma o provincia.
RELIGIOSAS QUE FABRICAN MASCARILLAS
La creatividad cristiana llega a límites insospechados y traspasa incluso los gruesos muros de los monasterios para poder ayudar a los afectados por la crisis sanitaria,repartir comida entre las personas sin hogar en la zona, trabajos de fabricación de mascarillas, etc.
Diferentes Monjas de clausura de todo el territorio nacional se han puesto manos a la obra para fabricar mascarillas. Ejemplo de ello son las carmelitas descalzas del Monasterio de San José de Zaragoza, que están utilizando su taller para ello. También las Capuchinas en Barbastro y las Clarisas de Monzón compaginan estos días sus oraciones y tareas habituales con la confección de mascarillas para el Hospital de Barbastro en Huesca y otras entidades que precisan de este material para evitar el contagio del COVID-19.
Desde Ciudad Rodrigo, las Madres Carmelitas han colaborado ya en la confección de 1.000 mascarillas. Las mascarrillas se están repartiendo en los puntos en los que hay demanda como residencias o centros de salud, así como la Hermandad El Beso de Judas de Avilés se implica haciendo mascarillas, que lo hace en colaboración con un Policía Local que se dedica a distribuir material de seguridad que cumpla con todos los requisitos.
COMPRA DE MATERIAL SANITARIO
Desde diferentes diócesis se están aumentando los esfuerzos destinados a la compra o donación del material sanitario, como la partida de de 100.000 euros de la Catedral de Córdoba que se canalizarán a través de la Delegación del Gobierno de la Junta de Andalucía en Córdoba para materiall sanitario. La diócesis de Albacete ha donado cuatro respiradores invasivos y un aparato de rayos X portátil, valorado en más de 75.000 mil euros desde las parroquias.
El arzobispado de Sevilla ha ofrecido 300.000 euros para la adquisición de material sanitario. Un tercio de esta cantidad procede de la Administración diocesana; otro tercio del Cabildo Catedral, y el tercero del Fondo Diocesano de Cáritas. También con destino al hospital de campaña de IFEMA, las congregaciones y hermandades de Madrid recogieron y enviaron material para 3.000 enfermos.
ACOMPAÑAMIENTO A LOS ENFERMOS EN HOSPITALES Y EN EL HOSPITAL DE CAMPAÑA IFEMA
Una de las iniciativas más mediáticas es la del equipo de sacerdotes que presta atención espiritual y religiosa a los pacientes y al personal sanitario en el hospital temporal instalado en IFEMA. Durante las 24 horas del día se se ha podido solicitar su presencia en los distintos controles de enfermería.
El trabajo de los capellanes de los hospitales de la diócesis ha cambiado mucho durante estas semanas para poder atender a todos los enfermos por coronavirus, y cada uno tiene su experiencia personal, aunque todos están siendo esos necesarios mensajeros de la fe y de la esperanza cristiana ante el sufrimiento de la enfermedad o de la muerte
Pastoral de la Salud,
La atención a los enfermos en los domicilios no ha tenido parada en esta pandemia, no ha sido presencial pero las llamadas telefónicas se han ido sucediendo semanalmente, se han vivido momentos de emoción, de confidencias y de agradecimiento por esa llamada amiga.
EUCARISTÍA POR LOS DIFUNTOS
En casi todos los rincones de España se han ofrecido eucaristías por los difuntos y que se han retransmitido por las redes sociales. Además, sacerdotes capellanes del cementerio, han rezado con los familiares más cercanos cuando hay algún fallecido que recibe sepultura o cenizas.
En Madrid el Arzobispado ha ofrecido servicios de oración y acompañamiento a los difuntos en los lugares habilitados como morgue. Cinco sacerdotes rezan un responso diario en el Palacio de Hielo habilitado como morgue. «Con esta liturgia, la Iglesia reza por los difuntos que provoca la pandemia del coronavirus, al tiempo que quiere estar cerca de sus familiares».
TITULO: Carta de la Presidenta “AL MUNDO SE LE HA OLVIDADO LLORAR ¡¡¡ Eran otros tiempos !!!”
AUTOR: Purificación Fernández Valdés
Presidenta Cofradía “Ermita Virgen de la Luz”
Queridos cofrades y devotos de la Virgen de la Luz.
Un abrazo a todos. Quiero dirigirme a vosotros, pero la verdad es que no sé qué deciros ante este problema tan terrible que estamos viviendo, espero que estéis todos bien. En cierta ocasión escuché al Papa Francisco decir “AL MUNDO SE LE HA OLVIDADO LLORAR ¡¡¡ Eran otros tiempos !!!”
La crisis del coronavirus es algo totalmente doloroso porque nos pide que hagamos algo completamente fuera de lo común. Sí, nos está separando de las personas que, en otros momentos de estrés, estaríamos todos ahí para ayudarnos: nuestra familia, amigos y vecinos de nuestra comunidad.
Recordamos y rezamos a nuestra Virgen de la Luz por los enfermos, que ella los auxilie como Madre y torne su enfermedad en vida nueva. No nos podemos olvidar de los que nos han dejado recientemente y que se han tenido que ir solos, sin poder acompañarlos, como Ángeles, colaboradora excelente de la Iglesia en la Parroquia de “San Pablo” de La Luz y a la que no hemos podido despedir como cofrade. Que todos descansen en paz y que nuestra Madre, la Virgen de la Luz, los acompañe hasta que lleguen al lado del Señor.
Pero en estos tiempos difíciles es importante poder ver más allá de las malas noticias y dar esperanza, ilusión y cariño a las familias y a nuestros amigos. Esa siempre fue nuestra misión y hoy estamos más dedicados a ella que nunca. Sabed que ‘Estamos con vosotros’, ‘que compartimos vuestra esperanza’ y que juntos vamos a superar esta etapa y a lo largo del camino celebraremos toda la maravilla de la devoción a nuestra Virgen de la Luz.
Queremos informaros también que este Mayo no habrá celebración de la Novena a la Virgen de la Luz, pero sabed que Ella sigue allí, y nos escucha, y nos entiende, porque Ella también es madre.
Tenemos finalizado la reforma de tejado de la Ermita de La Luz, que como sabéis es la sede de la Patrona de Avilés y Comarca.
Los integrantes de la directiva de la Cofradía os deseamos lo mejor. Que Dios nos ayude a salir de esta pandemia y como siempre agradeceros la confianza que depositáis en nosotros.
Es el momento de rezar y cantar a la Virgen de la Luz, cantar también es una forma de orar.
ORACION
Santísima Virgen de la Luz; Tu que desde el primer instante de tu vida brillaste como una estrella de pureza, haz que amemos siempre tu luz y no se nuble nunca la gracia en nuestras almas para que siempre podamos vivir en la gloria, iluminados por la luz eterna de tu Hijo. AMEN
HIMNO A LA VIRGEN DE LA LUZ
Oh virgen de la Luz, madre piadosa,
faro del alma, luz del corazón.
Escucha nuestra suplica amorosa,
danos, Madre, tu santa bendición.
En la noche del alma tu luz pura
es estrella de nítido fulgor,
eres nuestro consuelo en la amargura
y eres dulce esperanza en el dolor.
!!! HASTA PRONTO !!!
Avilés, a 01 de MAYO de 2020
LA PRESIDENTA
Fdo.: Purificación Fernández Valdés
TITULO: Y YO ESTABA ALLÍ, Y TÚ … Y TODA LA HUMANIDAD A LOS PIES DE SU CRUZ… Del Evangelio según un pobre cura rural… yo mismo…
AUTOR: Constantino Bada Prendes de La Granda (Tino Bada) .
Párroco de Trasona, Cancienes, Solís y Los Campos
Le habían azotado tan cruelmente que en su boca todo le sabía a sangre. Luego le pegaron aún más y se burlaron de ÉL y le escupieron aquellos malvados soldados que con él jugaban al cruel juego llamado «Basileos». Le pusieron un casco de espinas que le destrozó la piel de su cabeza, y le cubrieron con un manto andrajoso. No había dormido, tenía fiebre y tiritaba de frío. No había comido ni bebido nada y estaba muy débil. Se lo llevaron fuera de la ciudad, como a los malhechores que le acompañaban.
Ahora iban a matarle atravesando sus manos y sus pies con unos enormes clavos que le sujetarían a un madero. Lo sabía. Pero antes aún le hicieron llevar sobre sus hombros hasta el lugar de su ejecución aquel pesado travesaño. Era fuerte porque era un hombre sano acostumbrado al trabajo duro de TEKTON… piedra y madera, era un obrero artesano. Pero ahora ya no podía más y se caía. Su mirada se cruzó con la de un tal Simón de Cirene, el padre de Rufo y Alejandro. La vida de aquel cireneo cambió para siempre. A llegar al lugar le desnudaron totalmente, otra humillación para ÉL que era judío. Sin miramientos le clavaron los pies y las manos al madero. Su cuerpo era ahora puro dolor, un dolor tan intenso que le nublaba la vista pero no el sentido: «Padre perdónales… porque no saben lo que hacen». Pero sí, sí que lo sabían aquellos mal nacidos. Cuando le levantaron en la cruz pudo ver la ciudad Santa rodeada de murallas, aquella ciudad que tanto quería y que ahora le mataba… Aún tuvo tiempo de abrazar a Dimas con la mirada desde su madero y prometerle el paraíso… Luego miró a Juan y a su Madre … y la hizo Nuestra.
Y entonces ya no pudo más… dio un fuerte grito de dolor, de pena, de pura humanidad desgarrada y entregó su vida a QUIEN se la había dado…
Y a mí, hermanos, casi se me arrasan ahora los ojos en lágrimas mientras os escribo esto porque yo le conozco muy bien, porque yo soy de su familia, porque yo estaba allí… y tú y todos los cristianos que aquí estamos y le seguimos… y le queremos…
Ahora ya se acabó el dolor para ÉL, su cuerpo destrozado yace inerme sobre la fría piedra de un sepulcro…
Y LA MADRE ESTABA ALLÍ…
A aquella Madre le volvían a poner a su Niño en brazos,… ¡pero qué diferente esta escena de aquella de Belén! En el establo, bendito albergue improvisado, un tembloroso José de Nazaret le había puesto en sus brazos a aquel niño pequeñito y ensangrentado, recién nacido, al que ella fue limpiando y cubriendo con besos amorosos de madre. Ahora también se lo pone en brazos otro José, el de Arimatea, y ella también cubre al hijo de besos… porque sigue siendo su Niño … y ahora también está ensangrentado, ensangrentado, frío, destrozado y muerto… Y María se acuerda de aquellas primeras noches tan felices acunándolo, ¡acunando a Dios! mientras José los miraba a ambos arrobado.
Ahora abraza al Hijo muerto y le susurra al oído de nuevo aquellas nanas de antaño, las que calmaban al Niño mientras dormía en sus brazos.
¡Duerme mi Niño, duerme mi dulce Jesús… shhhh, ya pasó, ya pasó… ya nadie te hará más daño!
Y se le rompe el corazón con siete cuchillos clavados, porque ¡no hay dolor más grande que el de esta Madre Nuestra acunando al Hijo muerto en su materno regazo!
TITULO: COMO CREYENTE, OS INVITO A VIVIR LA CUARESMA A TRAVÉS DE LA LITURGIA
AUTOR: Miguel Ángel Díaz García, Secretario de la Cofradía de la Ermita “Virgen de la Luz”
La liturgia cuaresmal nos enseña a descubrir y compartir el Sacerdocio de Cristo por medio de la práctica de los Sacramentos y a experimentar los aspectos pascuales, catecumenales y penitenciales de estos cuarenta días que comienzan el 26 de febrero con el Miércoles de Ceniza y que nos conducen a la Semana Santa que se inicia el 5 de abril con el Domingo de Ramos.
El Miércoles de Ceniza nos llama a “convertirnos y creer” en el Evangelio renovando nuestra vida de fe con tres prácticas típicamente cuaresmales: la oración, para que nos ayude a armonizar nuestras obras con la voluntad de Dios; la limosna, para que nos estimule en la búsqueda personal y colectiva de una sociedad más justa y fraterna; el ayuno, como señal que exterioriza nuestra conversión personal a Dios. Como meditación se nos proponen el salmo “Misericoria, Señor, hemos pecado” y el canto “Perdona a tu pueblo, Señor”.
Las lecturas de la eucaristía del primer domingo nos enseñan que cada uno de nosotros somos libres a la hora de aceptar o rechazar el bien o el mal que vive en nuestro corazón; nos recuerdan que Adán y Eva sucumben a la primera tentación; en cambio, Jesús rechaza vivir al margen de Dios y, con su rechazo a las tentaciones, nos llama a construir la nueva humanidad con la gracia de Dios. Necesitamos seguir implorando perdón en el salmo “Misericordia, Señor, hemos pecado” y en el canto “Amante, Jesús mío”.
La simbología de la Transfiguración del Monte Tabor del segundo domingo premia a quienes vencen las tentaciones y asumen las exigencias del Evangelio con la Salvación, que es la meta que pretenden alcanzar los que escuchan atentamente la Palabra de Dios, la meditan, la guardan en su corazón y la ponen en práctica. En el salmo imploramos “Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti” junto con el canto “Perdón, oh Dios mío”.
En el tercer domingo, Jesús nos demuestra que Él es el “Agua que salva” cuando se acerca a la samaritana no porque tuviera sed material, sino para iniciarla en el camino de la Salvación, que consiste en reconocer a Jesús a través de la Palabra de Dios, y en saciar nuestra sed con la práctica de los Sacramentos. Nos animan en este recorrido el salmo “Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor, no endurezcáis vuestro corazón” y el canto “Sí, me levantaré, volveré junto a mi padre”.
La fiesta de San José el 19 de marzo, en el ecuador de la Cuaresma, nos ayuda a profundizar en el misterio de la Salvación, presentándonos a José, el esposo de María, como el hombre justo y fiel que Dios ha puesto al frente de la familia de Nazaret y como ejemplo a imitar de hombre creyente que creyó contra toda esperanza. Nos infunden esperanza el salmo “Su linaje será eterno” y el canto “Sálvame, Virgen María; óyeme, te imploro con fe”.
El tema central del cuarto domingo es la Luz interior de la fe. El ciego de nacimiento, a quien Jesús curó, recorre tres etapas en un espacio breve de tiempo: en un primer momento, no sabe quién es Jesús; luego, confiesa que es un Profeta; finalmente, dice “Creo, Señor”. Como consecuencia, la fe cristiana no consiste en creer “en algo”, sino en creer en Cristo y comprometerse con su Evangelio. Son apropiados el salmo “El Señor es mi Pastor, nada me falta” y el canto “Hoy quisiera llorar igual que Pedro, porque al igual que Pedro te he negado”.
La resurrección de Lázaro en el quinto y último domingo es un anticipo de la resurrección de Cristo y de todos los creyentes que ponen en práctica el Espíritu de Dios que llevan dentro. Cristo resucita a quienes escuchan su voz y se dejan liberar de las vendas de sus pecados. Como señales de esperanza se nos presenta el salmo “Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa” y el canto “Dios es fiel, guarda siempre su Alianza”.
¡¡¡Que la gracia de Dios ilumine la práctica evangélica de nuestra fe!!!
TITULO: Los enfermos en la parroquia una prioridad
Enfermo, familia y parroquia una unión en la fe que, alivia, cuida, ama y tiene la fuerza del Señor para llevar la enfermedad con alegría.
En este mes de febrero la Iglesia celebra la JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO, con el lema «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados,y yo os aliviaré» (Mt 11,28).
Una reflexión sobre la parroquia, el enfermo, y las familias.
La Parroquia. Un entorno de Sanación
La Parroquia es el marco ideal donde la mayoría de los cristianos vivimos y alimentamos nuestra fe. Por otra parte, nuestras Comunidades Parroquiales están llamadas a testimoniar y difundir el evangelio en la sociedad actual. Una Parroquia sana y sanadora. La comunidad Parroquial adquiere una profundidad evangelizadora nueva si se entiende la Parroquia como “fuente de salud integral”. La Parroquia es hoy un lugar privilegiado de evangelizar siendo “foco de vida” saludable y humana en medio de nuestros pueblos y ciudades. Si queremos dar un rostro nuevo a la Parroquia, más evangélico y evangelizador siendo necesario un esfuerzo decidido por hacer a los enfermos un sitio más real y significativo en la vida de la comunidad Parroquial.
Desde la Parroquia la Pastoral de la Salud ha de desarrollarse desde una línea evangelizadora haciendo presente la buena noticia de Jesús y la fuerza humanizadora del Reino de Dios desde múltiples formas: Defensa de la dignidad del enfermo, atención integral al enfermo en todas sus necesidades, solidaridad y apoyo a la familia y a cuantos sufren las consecuencias de la enfermedad, humanización progresiva del mundo de la salud, etc
La Familia: Fuente de ternura
Debemos dar gracias a Dios por tanto cariño, paciencia y generosidad que las familias derraman sobre sus enfermos y que cuidan con esmero y constancia y, de un modo singular, a los enfermos crónicos y dependientes que hay en los hogares de nuestras parroquias. Son un ejemplo vivo de la misericordia del Señor en medio de la vida cotidiana de la Iglesia.
Pensemos que en ocasiones un simple dolor o una enfermedad pasajera que surge del modo más inesperado nos desconcierta y nos hace ver que nuestra limitación y fragilidad es una realidad. Sin embargo cuando este sufrimiento se prolonga es capaz de minar una estabilidad asentada tanto en la persona enferma como a quienes están a su alrededor.
Visitar al enfermo
La experiencia cristiana que contempla la enfermedad desde la fe, nos ayuda a introducirnos en un camino nuevo como enfermos, como acompañantes de los mismos o como visitadores.
La mayoría de las veces, cuando visitamos a un enfermo y a la familia que le cuida, nos encontramos sin las palabras adecuadas para expresar lo que nos gustaría, pues nos sentimos superados.
El sufrimiento es una pesada carga que cuesta entender. Su presencia irrumpe con múltiples rostros y situaciones reales. Comprendemos entonces la verdadera necesidad de una presencia amorosa que el enfermo encuentra muchas veces en la familia y en la cercanía de aquellos a los que les unen lazos de amistad. Pero también es necesaria, esa cercanía e intimidad de aquellos a los que les unen vínculos de fe, que pertenecen a su misma comunidad. “Y ¿quién más íntimo que Cristo y su Santísima Madre?
Los visitadores, enviados de la Iglesia, más que nadie son capaces de entender y apreciar la dureza de la lucha contra el mal y el sufrimiento. Cristo se hace singularmente presente a través de los sacramentos de la Iglesia. A los que sufren enfermedades o tienen una discapacidad el Señor les auxilia a través de la gracia de la Unción de los Enfermos. Pero Cristo no es sanitario al estilo de mundo. Pero Él no permanece fuera del sufrimiento padecido; lo alivia viniendo a habitar en quien está afectado por la enfermedad, para llevarla consigo y vivirla junto con el enfermo.
Cuidar a la familia de cuida:
Ejercer la solidaridad y la cercanía para con las familias de la comunidad que cuentan con un enfermo entre sus miembros, especialmente con las que se ven impotentes para sobrellevarlo solas, y ofrecerles la Palabra del Señor y la oración y el servicio generoso de la comunidad para atenderles en sus necesidades.
La familia es la principal fuente de cuidados que tenemos desde el nacimiento. Ellos satisfacen las necesidades más básicas y necesarias de alimentación, aseo, amor, seguridad…, durante las etapas de crecimiento y de mayor vulnerabilidad, como sucede en los procesos de enfermedad y muerte. La familia nos acompaña en los momentos más importantes de la vida, el principio y el final.
El significado de cuidar es tan amplio como las respuestas que obtendríamos si preguntáramos a cada persona que ha cuidado a otra o a otros en algún momento. Esto está definido como un valor humano, que tiene matices culturales, sociales e incluso variables a lo largo de la historia de la humanidad. De hecho, quizás una de las dificultades de nuestra sociedad hoy es la falta de tolerancia a la dependencia, la adaptación a la pérdida progresiva de las capacidades, a la necesidad de ser cuidado.
Solo queda decir: Enfermo, familia y parroquia una unión en la fe que, alivia, cuida, ama y tiene la fuerza del Señor para llevar la enfermedad con alegría.
TITULO: Conociendo a D. José Viña
AUTOR: José Manuel Viña Gómez | Arcipreste de Avilés
Estimados feligreses de la Unidad Pastoral de Villalegre -la luz y a cuantos leáis estas líneas:
El pasado mes de julio fui nombrado por el señor Arzobispo, pastor de nuestra Diócesis de Oviedo, Arcipreste de Avilés en sustitución de don Vicente Pañeda, que estuvo al frente de este servicio pastoral los últimos seis años y a quien desde aquí aprovecho para renovarle mi amistad y fraternidad sacerdotal. Junto a el aprendí a lidiar en estas labores de Arciprestazgo colaborando a su lado los últimos tres años como Vicearcipreste.
Nací en el año 1969 en Tineo, pero desde los tres meses de edad he vivido con mi familia en Posada de Llanera, soy el tercer hijo de cuatro hermanos y a los catorce años ingrese en el Seminario Metropolitano de Oviedo, donde hice los estudios correspondientes hasta mi ordenación sacerdotal en la solemnidad de Pentecostés el 22 de mayo de 1994, por lo que este año en que me estreno como Arcipreste he tenido también la dicha de celebrar mis bodas de plata sacerdotales.
Desde siempre quise ser sacerdote, el recuerdo de Don Liborio Colino (+) el Párroco de Posada y su actitud con los fieles y con la gente hizo surgir en mi, apenas realizada la primera comunión el deseo de ser como él, es decir, ser cura; mis padres (ya fallecidos) aunque no me alentaran, y menos aun siendo todavía adolescente, respetaron y apoyaron siempre mi decisión de ir al Seminario y que fuera y me sintiera libre para seguir la llamada del Señor.
Lógicamente y tratándose de una etapa tan decisiva en la formación de una persona, la idea que tenia de lo que era ser sacerdote cuando entre en el seminario a cuando me ordene( 11 años) no cambio en lo fundamental, pero evidentemente evoluciono y mucho, y afortunadamente hoy , que ya han pasado 25 años, aun eres lo suficientemente humilde y consciente para reconocer que la vocación sacerdotal, aunque suene a tópico, hay que renovarla cada día conociendo tu debilidad humana y la grandeza divina de la misión a la que Dios te llamo ayer y te sigue llamando hoy.
En la última reforma Diocesana de los Arciprestazgos llevada a cabo hace 20 años más o menos , Avilés paso de ser dos Arciprestazgos ( Avilés centro y Avilés este-Corvera) a comprender además de los dos concejos de Avilés y Corvera a incorporar los municipios de Carreño, Gozón, Castrillón e Illas, con lo cual aumento considerablemente en tamaño la demarcación geográfica del mismo y paralelamente disminuyo a la mitad aproximadamente el número de sacerdotes que lo componen; por tanto el reto mayor se presenta de la siguiente forma:
Trabajar en la implantación de las Unidades Pastorales teniendo en cuenta que los pastores y los fieles “comprometidos” somos menos, y por tanto, para suplir esa dificultad demográfica es necesario que tomemos conciencia de ello y que el clero aprendamos a trabajar en equipo no solamente con los feligreses de nuestra parroquia o Unidad Pastoral sino también con las limítrofes; no pretendo decir con ello que antes no se hiciera, pero ahora la realidad nos impone que ya no hay posibilidad de optar, o trabajamos juntos o esto se nos va de las manos, siento parecer un poco drástico o dramático, pero la cosa es así.
En la reciente visita pastoral extraordinaria hecha este año, el pasado octubre, por Vicarias y no por Arciprestazgos el señor Arzobispo nos urgía a ello y los fieles más concienciados e implicados en nuestro Arciprestazgo así lo ven también, quizá un pequeño reducto aun no se haya convencido aun, pero la evolución y la realidad imperante nos harán caer en ello más pronto que tarde.
Otro punto que me gustaría tratar es que cada vez son menos los jóvenes que optan por la vida sacerdotal, el secularismo de nuestra sociedad así nos lo demuestra, pero quizá estemos prestando poca importancia al hecho de responder y comprometerse con nuestra vocación cristiana y apostólica; dicho a grandes rasgos ,difícilmente se plantearan en las comunidades la opción a la vida consagrada si no sentimos como algo propio el hecho de vivir la fe en una comunidad cristiana comprometida y referencial; finalmente la presencia del sacerdote como pastor es fundamental en nuestro mundo y en nuestra sociedad, pero si no tenemos laicos con los cuales llevar a cabo y vivir nuestra misión, esta se verá ostensiblemente mermada; vuelvo otra vez a lo dicho anteriormente, no necesitamos de los laicos y seglares activos porque seamos menos sino porque nuestra primigenia vocación se fundamenta en el hecho de ser bautizados y ser discípulos de Jesucristo, de ahí que el papel de los laicos en las diferentes tareas y responsabilidades eclesiales no es algo necesario, es que es fundamental y vital para que la iglesia no sea el templo, sino pueblo de Dios.
El secularismo y el laicismo como características de la época histórica que nos ha tocado vivir ; los escándalos de abusos y la incoherencia manifiesta con la que a veces vivimos nuestra fe ,lejos de desanimarnos pienso que han de servirnos para hacer una autocritica madura y purificante de la cual con sencillez y humildad podamos salir adelante puesto que Dios no abandona nunca a sus hijos.
Debemos también apostar por dos realidades en las que en ocasiones andamos un poco cojos, me refiero a insistir en la comunicación de las tareas que llevamos a cabo en nuestras Parroquias ,Unidades Pastorales y Arciprestazgo, pienso que nos falta marketing (en el mejor sentido de la expresión) para comunicar toda la labor que como Iglesia realizamos y finalmente el tema de la formación, no podremos dar razón de nuestra esperanza de una manera creativa y convincente si no nos preparamos y formamos.
Escribo esta reseña en la fiesta de la Sagrada Familia, que la liturgia propone en el domingo dentro de la octava de navidad; el papel que los padres y la familia tienen hoy en la transmisión de la fe es importantísimo: clase de religión, catequesis, actividades pastorales diversas etc.; todo eso que en anteriores generaciones se daba de una forma “natural” hoy se ha perdido prácticamente y ahí es por tanto donde debemos poner la vida en ello, a los padres y abuelos que leáis esto os ruego encarecidamente que seáis los evangelizadores que nuestra Iglesia y Arciprestazgo necesita.
Con mi afecto y encomendándome a vuestra oración os mando mi más sincera felicitación navideña, Dios ha nacido y es Enmanuel, el Dios con nosotros
TITULO: Visión de la Solidaridad desde el Corazón.
AUTOR: Padre Ángel
Presidente y Fundador de Mensajeros de la Paz
TITULO: El C.E.A, un hogar para las personas sin hogar.
AUTOR: Luisi Espina
Trabajadora Social. Responsable del CEA Oviedo
¿Cómo definiríamos el CEA y su misión para aquellos que aún no la conocen?
El CEA es un centro gestionado por Cáritas y destinado a las personas drogodependientes que se encuentran en situación de exclusión social : sin apenas recursos económicos, sin apoyos familiares y sociales y viviendo en la calle y utilizando recursos de sin hogar. Es un centro de Reducción de Daños que trabaja desde la Exigencia Adaptada.
¿Qué programas desarrolla el CEA en el campo de las drogodependencias?
En el CEA se atiende a la persona de manera integral, desde que entra en el centro. Cubrimos necesidades básicas (higiene, comida, descanso y seguridad). Trabajamos directamente el área de salud: analíticas, dispensación de tratamientos, citas especializadas, seguimiento médico integral. Esto entra dentro de la reducción del daño somático, el objetivo sería que su situación sanitaria estuviese controlada y puesta al día.
La entrada en comunidad terapéutica y el abandono del consumo sería uno de nuestros mayores objetivos, aunque no es el prioritario, trabajamos el cambio en el estilo de vida, que abandonen el consumo sería la meta ideal algo difícil de conseguir en población bastante cronificada, pero sí es cierto que el abandono del consumo por temporadas reduce el daño y aumenta su calidad de vida. Motivamos a un consumo de sustancias responsable, a través del programa de intercambio de jeringuillas e incidimos en que consuman de manera menos abrasiva, menos cantidad y en condiciones higiénicas.
Aceptamos a las personas con su problema de consumo e intentamos que participen en el barrio como un vecino/a más, en las actividades que se desarrollan a través de un local autogestionado por asociaciones vecinales y donde el CEA, tiene presencia y participa activamente, integrándose y normalizando su presencia en el barrio. Pero sobre todo, el CEA es una casa y aspira que durante la estancia de las 16 personas que en ella tienen cabida se sientan como en su casa, trabajamos para hace hogar, y como en todo hogar debe haber unas normas, mínimas que cumplir, de horarios, de higiene, de respeto a los compañeros.
Las sobremesas en el desayuno, en la comida, en la cena, les hacemos sentirse partícipes de la marcha del centro, al poner las tareas del día siguiente juntos o preparar una salida de fin de semana o un taller en los que son participantes o imparten ellos mismos los une al centro y les hace sentir que están en su casa.
¿Qué características presenta el colectivo al que se dirige el CEA?
Personas con una media de edad de 45 años. Con larga trayectoria en el consumo de drogas. Con múltiples fracasos en comunidades terapéuticas. Numerosos antecedentes penales y entradas en prisión la mayoría. Escasos recursos económicos (PNC; SSBB, pensiones de jubilación mínimas y otros sin ingresos)
¿Cuáles son las principales adicciones que trata hoy en día?
Una gran mayoría están dentro del programa de Metadona. Las sustancias que más consumen actualmente son: cannabis, alcohol y cocaína, también benzodiazepinas.
¿Qué necesidades tiene este Proyecto?
Mayor visibilidad, que empodere el trabajo que diariamente hacemos y que empodere a un equipo de trabajo que sabe trabajar las Adicciones en activo de manera empática, flexible y educativa.
Más espacio y mejor. Más voluntari@s. Una furgoneta para poder hacer salidas
¿Qué estrategias y qué herramientas se proponen desde CEA para construir una recuperación y su inserción en la sociedad de las personas que acuden al centro?
Educación, en estereotipos y prejuicios. Visibilización del CEA a través del trabajo diario que se hace en el barrio participando activamente en actividades que se nos proponen desde el animador sociocultural del Ayto. Desde la biblioteca o las actividades que hacemos en el local autogestionado. Actividades llevadas por las personas que viven en el CEA de reparación y adecuación del entorno (desbroce, quema y limpieza de la finca del CEA y sus aledaños).
Que se vean como personas normales, que tiene una adicción pero además pueden trabajar, saben trabajar, y compartir momentos de ocio.
Tenemos que tratar sobre la situación económica ¿cuál es su estado actual? ¿ Con qué recursos cuesta?
Subvención de la Consejería de Salud para el intercambio de jeringuillas. Subvención del IRPF, Fondos propios y Ayudas privadas.
¿Qué consejo le darías a alguien que está enfermo y le está costando mucho salir de la enfermedad o que lleva muchos años enfermos y cree que no va a salir nunca?
Consejo no daría, pero sí le diría que todos tenemos capacidad de salir adelante, aunque en momentos no lo creamos…que estamos allí para ayudar a que las vea y que apoyamos en la decisión que tome.
¿Cómo comenzó tu interés por la intervención en adicciones? ¿Siempre quisiste dedicarte a este campo?
Empecé joven y quería dedicarme a lo social, lo de las adicciones fue el primer paso que di en el mundo de lo social y en el de la exclusión y he de decir que trabajar en Reducción de daños me encanta, me ayuda a poner los pies en la tierra.
Las personas tenemos muchas capacidades, y ver cómo se van desarrollando después de haber vivido situaciones tan difícil como las que ellos y ellas viven, hacen que tenga una mirada de admiración.
Pienso que todos tenemos una adicción a algo…y hay que reconocerla, en ese momento das un paso para afrontarla y aceptarla.
¿Cómo es el trabajo de un Trabajador Social en el tratamiento de adicciones?
Soy trabajadora social y cualquiera de las personas que quieran trabajar en el CEA, por lo pronto deben tener la mente abierta y dispuesta a ver muchas cosas, y no juzgar, hacerlo desde la mirada de la empatía y del vinculo.
Las personas nos vemos influenciadas por los estereotipos sociales, ¿dirías que la imagen que tenemos de las adicciones pueden suponer una barrera para el psicólogo que se dedique a este campo?
Contesté arriba, la persona que se dedique a este campo tiene que luchar día a día por evitar esos prejuicios o estereotipos que ya tenemos desde la infancia. Debe tener una mirada abierta.
En tus años de trabajo, ¿dirías que ha cambiado el tipo de adicción con el paso de los años o siguen siendo principalmente a las mismas sustancias tradicionales?
En el CEA, se trabaja con las mismas sustancias que hace años, unas se consumen más o menos que antes pero las mismas. Trabajamos con población cronificada y que lleva muchos años de consumo.
¿Hay algún tipo de patrón o perfil que se repita mucho?
Drogodependientes de larga trayectoria, con las características que arriba mencioné.
¿Cual seria lCuál sería la mejor manera de hacer prevención para las adicciones?
La educación
¿Cuál es el porcentaje de éxito?
16 plazas tiene el CEA y tiene una media de acogida de 13 /14 personas. Media de estancia de 3 meses. Estancia mínima de 15 días. Media de seguimientos a comunidad terapéutica u otros centros 6 personas al mes.
Para finalizar la entrevista, ¿qué has aprendido, a nivel profesional y personal, de tu experiencia en las adicciones?
Nadie nace toxicómano y cada uno de nosotros potencialmente podríamos caer en esa situación u otra que nos haga estar en Exclusión social.
Todas las personas que entran en el CEA por muy mal que estén tienen algo que nos pueden aportar, tienen capacidades, el equipo del CEA mediante un trabajo educativo pretende hacer resaltar a través del acompañamiento.
La empatía y el vínculo son las claves para trabajar con colectivos tan marginados y deteriorados, además de la flexibilidad
En un equipo de trabajo tod@s tenemos capacidades que poner en valor, todas son importantes para llevar a cabo el trabajo.
TITULO: La forma de comunicar en el siglo XXI:
¡¡¡ Las redes sociales instrumento de la Fe !!!
AUTOR: Mª Ángeles Sevillano Fernández
Directora de Medios de Comunicación del Obispado de Astorga
Hoy entrevistamos a Mª Ángeles Sevillano Fernández, Directora de Medios de Comunicación del Obispado de Astorga.
Redes Sociales, Internet, Medios de comunicación, etc. Cada vez más usados en la Iglesia, tanto en las grandes ciudades como en los pequeños pueblos. Pero quizás la Iglesia es vista en la sociedad como una organización que se adapta de forma lenta a las circunstancias cambiantes: sociales, económicas, políticas y también en la forma de comunicar. De entrada, se puede pensar que no ocupa una posición de vanguardia en el uso de Internet. Por este motivo, queremos descubrir hasta qué punto es esta idea cierta o no; en qué grado y con qué finalidad está la Iglesia presente en estos medios.
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La primera pregunta ¿La Iglesia comunica bien?
– Creo que comunica bien, pero también pienso que la comunicación de la iglesia es mejorable. Tenemos la suerte de tener la “buena noticia”, el evangelio, y es eso lo que tenemos que comunicar. eso sí necesitamos comunicar con verdad, y por eso los profesionales que nos dedicamos a ello debemos informar con verdad y caridad. Tal y como nos recuerda el Papa Francisco “Comunicar bien nos ayuda a conocernos mejor entre nosotros, a estar más unidos.”
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El ministerio pastoral en internet, ¿eso es posible?
-La esencia del ministerio pastoral es sin duda “pastorear”, Ser ejemplo del rebaño es la esencia del oficio pastoral. Pablo se lo dice al pastor Timoteo: “No permitas que nadie menosprecie tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, fe y pureza. Entretanto que llego, ocúpate en la lectura de las Escrituras, la exhortación y la enseñanza” (1 Ti. 4:12-13, énfasis mío). También en Internet se puede pastorear, se puede evangelizar, con escritos, mensajes, tweets… que sirvan como ejemplo.
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La religión es una de las formas más antiguas de comunicación, incluso en la red. Por lo que ¿la incursión en las nuevas tecnologías le parece que funciona?
-Al igual que en la primera pregunta creo que la comunicación de la Iglesia en Internet puede trabajarse más. Lo que sí es cierto es que poco a poco todas las diócesis, hablo de las españolas que son las que conozco, están presentes en Internet con su página web, con perfiles en redes sociales… y eso hace que estemos más cerca de nuestros diocesanos más jóvenes que son los que principalmente utilizan estos medios. Aunque sí que es cierto que cada vez más personas mayores están al día en las nuevas tecnologías.
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Francisco llamó a la Iglesia a salir de sí misma e ir «hacia las periferias ¿son los medios de comunicación, las redes sociales un formato para salir a la periferia?
-Actualmente las redes sociales ofrecen mayores posibilidades para llegar a más personas, esto realmente es una gran ventaja. Nuestro mensaje puede llegar en apenas unos segundos al otro lado del mundo.
Aunque también es cierto, que puede ayudarnos a salir a las periferias, a crecer, o por el contrario puede desorientarnos como nos decía el Santo Padre en el Mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales del año 2014: “El deseo de conexión digital puede terminar por aislarnos de nuestro prójimo, de las personas que tenemos al lado. Sin olvidar que quienes no acceden a estos medios de comunicación social –por tantos motivos–, corren el riesgo de quedar excluidos.”
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La red, lugar privilegiado de las nuevas generaciones. ¿Puede ser la misión evangelizadora de la Iglesia hacia los jóvenes?
-Internet es la Red de redes. Es cierto que tenemos que estar presente en ella. Nuestros jóvenes se pasan horas y horas navegando en el ciberespacio y por eso es necesario estar. Pero también debemos educar a nuestros jóvenes que no es suficiente con estar o pasar por las «calles» digitales, es decir simplemente estar conectados, tiene que existir un verdadero encuentro. Necesitamos el “face to face”, el cara a cara, hablar con el vecino, compañero, tomar un café, compartir experiencias… A través de las redes sociales se está creando una tendencia de la apariencia, de lo que se denomina hoy en día “el postureo”, queremos hacer creer a todo el mundo que nuestra vida es perfecta.
Necesitamos que nuestros jóvenes sean “influencers” en la bondad, en la verdad, en el respeto… en la ternura y esa es realmente la misión evangelizadora de la Iglesia. Necesitamos que estén al día de los problemas del mundo, que tengan empatía con los que más sufren. Por supuesto que estén conectados, pero que no sean ajenos a la realidad que les rodea. Que no se aíslen. Precisamente por eso el testimonio cristiano, gracias a la Red, puede alcanzar las periferias existenciales.
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Hoy se habla de las redes sociales como espacios de vida… Esto nos lleva a la incógnita, los jóvenes parecen que “No usan internet, sino que viven en internet y se mueven con internet. Son la generación digital ¿Perderemos la esencia de vivir la fe en el templo, dentro de la parroquia? ¿Será una fe real o virtual, consolidada?
-Es cierto que la Red absorbe bastante a los jóvenes y a los no tan jóvenes. Es una realidad que está ahí, en la que la Iglesia tiene que estar, pero en mi opinión la esencia de la fe se tiene que vivir en el templo, en nuestras comunidades parroquiales, con nuestros hermanos, vecinos…
Espero y deseo que no se pierda nunca la vida de parroquia, para los que desde niños hemos tenido la suerte de tenerla es sin duda una gracia de Dios y te engrandece como persona y como cristiano.
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Vivir la fe en comunidad es esencial para la vida de cristiano. Es cierto que es triste ver que cada día en nuestras parroquias son cada vez menos los jóvenes que van a la misa dominical.
-Es una realidad en todas las parroquias, ya sea en pueblos pequeños, grandes o en ciudades. Nuestros jóvenes no suelen participar en la Misa dominical. Sí que es cierto que es más frecuente verlos en el templo en las fiestas del pueblo o durante la Semana Santa. La Iglesia tiene que lograr atraerlos de nuevo, que sientan la necesidad de participar en la Eucaristía del domingo, de participar en las distintas realidades de la Iglesia, que sin duda son fundamentales para un cristiano.
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Benedicto XVI insistía en recordar que la Iglesia tiene que estar donde está la gente. Para la Iglesia ¿vivir en la red puede ser más difícil que vivir los desafíos de la vida cotidiana?
-Es complicado estar diariamente en Red. La gente que vive por y para Internet realmente lo tienen difícil por un motivo muy simple, porque en la vida cotidiana somos tal cual, actuamos con naturalidad, en cambio en las redes está todo muy medido, muy artificial. Simplemente lo vemos en las imágenes que las personas suben de sí mismas, en ocasiones están tratadas que ni se les reconoce. Me quedo con la vida cotidiana y la naturalidad de la misma.
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Junto a las numerosas virtudes, también se habla hoy mucho de los riesgos de internet y de la pérdida cada vez mayor de la capacidad de reflexión y contemplación. ¿Afecta este nuevo contexto cultural a la experiencia de fe?
-Como he dicho antes, la Iglesia tiene que estar presente también en la Red, ¿por qué no? Debemos de evangelizar a través de las redes sociales, de Internet… pero eso no quita que los desafíos diarios a los que nos encontremos sean difíciles. Los laicos debemos involucrarnos más en la vida de la Iglesia ya que, lamentablemente, el clero escasea cada vez más y se están produciendo un nuevo contexto cultural, social y religioso.
Lo cierto es que la injerencia de las redes sociales en los últimos años ha sido brutal, tanto para bien como para mal. Hoy en día parece que no se concibe nada sin consultarlo en Internet. Creo que la sociedad ha cambiado mucho y que tal y como nos recordaba nuestro querido obispo D. Juan Antonio Menéndez tendemos a la descristianización de la sociedad. La experiencia de fe es algo maravilloso a través de la contemplación y es fundamental que los cristianos la hagamos con frecuencia. Debemos de hacer todo lo posible para que no se pierda, inclucar a los jóvenes la importancia de la misma.
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El impacto de la red sobre nuestro modo de pensar es evidente. ¿Qué Características comunicativas debe tener la red en la Iglesia para llegar al corazón y no ser un instrumento superficial de relación impersonal?
-Como nos ha recordado en varias ocasiones el Santo Padre : “La red digital puede ser un lugar rico en humanidad: no una red de cables, sino de personas humanas. La neutralidad de los medios de comunicación es aparente: sólo quien comunica poniéndose en juego a sí mismo puede representar un punto de referencia. El compromiso personal es la raíz misma de la fiabilidad de un comunicador.”
Una de las principales características que debe de tener el mensaje de las redes es la empatía, la caridad, nuestro mensaje como Iglesia no puede ser ajeno a la preocupación por la humanidad, tiene que ser un mensaje de ternura.
Tal y como afirma el Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales refiriéndose al doble objetivo de la Iglesia con respecto a los medios de comunicación, que se puede extender también a Internet, consiste en fomentar su correcto desarrollo y uso con vistas al progreso humano, la justicia y la paz, para la construcción de la sociedad en los ámbitos local, nacional y comunitario a la luz del bien común y con espíritu de solidaridad. Basándose en esta comprensión y este apoyo, se pueden hacer propuestas significativas con vistas a la eliminación de los obstáculos que se oponen al progreso humano y a la proclamación del Evangelio.
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Detengámonos en otra característica importante de la red: la participación. En la vida diaria, participar es un acto de gran importancia para el crecimiento de las personas. ¿Esta participación activa, es suficiente para la Iglesia?
-La participación en la vida de la Iglesia es fundamental. Muchos laicos colaboran en los distintos ámbitos eclesiales y lo hacen muy bien con mucho interés y esfuerzo. Aunque es cierto que hace falta más formación, necesitamos cristianos formados que sepan realmente lo que son. Por ello son buenísimas las catequesis de adultos, no debemos de dejar de formarnos si queremos ser buenos cristianos.
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Algunos jóvenes dicen que tienen miedo de expresar su fe en las redes sociales porque enseguida se les etiqueta ¿Qué les decimos a esos jóvenes cristianos “ocultos”?
-Que sean valientes, que al igual que otras personas se declaran fans o seguidores de un futbolista, un actor o actriz, que expresen alto y claro que son seguidores de Jesús, el mejor ejemplo, sin duda, en toda la extensión de la palabra.
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Hablamos de jóvenes, pero ¿cómo acogen los mayores las redes sociales en la Diócesis de Astorga?
-Algunas personas mayores de nuestra diócesis utilizan las redes sociales. Contamos con perfil en Facebook y Twitter, y con página web: www.diocesisastorga.es, es cierto que la gran mayoría, quizás también porque es un entorno muy rural, son más de medios tradicionales, principalmente prensa y radio.
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Son más de medios tradicionales (revistas, hojas parroquiales, etc) o utilizan más los medios digitales.
-Nuestros mayores son más de medios de comunicación tradicionales. Concretamente de la revista semanal diocesana, Día 7 y de radio. En el mundo rural la radio es un medio que acompaña mucho y de una larga tradición. También la televisión. Todas aquellas personas que por motivos de salud no pueden acercarse a la Eucaristía dominical tiene a través de la tele un medio perfecto de escuchar la Palabra de Dios.
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Una reflexión personal sobre los medios de comunicación digital y la nueva evangelización.
-Los medios digitales son buenos instrumentos de comunicación, es cierto que actualmente son imprescindibles en nuestro día y gracias a ellos estamos informados al instante de todo que pasa a nuestro alrededor.
Aunque personalmente creo, y yo también soy joven, que están transformando la sociedad, nuestros jóvenes viven en realidades creadas, intentando mostrar una vida que realmente no tienen, solamente por aparentar lo que no son y eso es un peligro para las próximas generaciones, porque se está perdiendo la comunicación interpersonal.
Los niños ya no quedan con tanta frecuencia a jugar en la calle al balón, la cinta…, lo para hacerse fotos y subirlas a Instagram para mostrar lo que están haciendo, que los demás lo vean, y no disfrutan del momento.
Hoy en día podemos saber lo que está haciendo cualquier persona en tiempo real a través de su cuenta de Instagram, porque lo que importa no es de disfrutar del momento o de las personas que nos rodean, sino de mostrar a todo el mundo lo guay que es el sitio donde me encuentro.
Me produce tristeza esa realidad imperante y es algo que, a mi modo de ver, tendría que cambiar, aunque no es fácil.
Tengo la esperanza de que todo se transformará, lo hará para bien y nos daremos cuenta de que Internet es un medio de comunicación más, que lo importante es Dios y el prójimo.
Conceptos como Solidaridad, Responsabilidad Social, Intervención o Inclusión Social, resuenan con mucha fuerza frecuentemente en nuestros tímpanos o aparecen ante nuestras retinas. A través de todo tipo de foros, redes sociales y medios se hace un enorme esfuerzo por visibilizar y divulgar diferentes iniciativas solidarias muy loables y dignas de mérito que pretenden construir o transformar nuestro entorno, sociedad o nuestro mundo.
Ser solidaria o solidario es una forma de compromiso reconocida socialmente, que además proporciona ventajas fiscales. Sin embargo, para nosotros, cristianos del siglo XXI no debería ser suficiente conformarnos con ser solidarios. Ser cristianos implica mucho más. Ser cristianos nos desafía y nos reta a vivir algo muy diferente, mucho más profundo, más radical y pasional, y mucho más hermoso.
De acuerdo con la Real Academia de la Lengua, la Solidaridad es la «adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros». Como cristianos nuestra adhesión no puede ser circunstancial ni limitarse a las causas o empresas de los demás.
Nuestra adhesión debe ser incondicional porque los cristianos nos sabemos y sentimos amigos y hermanos universales, de todos. Los cristianos vivimos algo mucho más intenso y radical que llamamos Fraternidad. Nos sabemos hermanos en Cristo, hijos todos de un mismo Padre Dios que nos ama a todos y nos hermana a todos. Por eso nuestra opción de vida es mucho más exigente y comprometida: ser Fraternidad.
La Fraternidad es la «amistad o afecto entre hermanos o entre quienes se tratan como tales». En esta definición ya no hay circunstancias, barreras o límites a la amistad o el amor. El cristiano siente y ama hasta «dar la vida por sus amigos» si hace falta. Hasta compartir «teniéndolo todo en común», si fuere necesario.
Los cristianos estamos llamados a romper muchos moldes, asumiendo el más alto liderazgo ético y moral, siendo referentes por adoptar radicalmente opciones de vida evangélicas como discípulos del Señor, testigos de Jesús.
En definitiva, la Solidaridad cristiana es Fraternidad; y ello implica ser hermanos en Cristo, identificándonos con Él hasta poder ser para los demás iconos vivientes del Señor. No podemos menos que, querer siempre y en todo, compartir el proyecto vital de Jesús, viviendo sus sueños, sus pasiones y sus anhelos, para caminar sus huellas entre sus predilectos –los más humildes–, optando, viviendo y amando como Él lo hizo.
¿Cómo vivir nuestro día a día, en las circunstancias propias de nuestra sociedad y nuestro tiempo? ¿Qué brújula tenemos para saber hacia dónde caminar? ¿Qué termómetro para medir con cuánta intensidad vivimos nuestro sentido de Fraternidad Cristiana?
La respuesta a estas preguntas la encontramos siempre en el Evangelio. Pasajes conocidos como el Juicio de las Naciones o las Bienaventuranzas nos permiten precisar cómo debe ser nuestro Amor Fraterno. Pero, en cualquier caso, para nuestro día a día, sabemos que la fuerza capaz de transformar, de transubstanciar, de hacer nuevas todas las cosas, es Él, el Señor. Por eso, como el sarmiento en la vid, sin Él nada podemos y el primer paso siempre es cambiar hacia dentro para poder irradiar hacia afuera. Si nuestro corazón no vibra intensamente por el Amor de Cristo, difícilmente podrá amar como quiere Cristo.
Nuestra Fraternidad, nuestra solidaridad cristiana, debe encarnarse hacia los más próximos y cercanos, pero sin olvidar a nadie. Somos conscientes que podemos hacer mucho más en nuestra familia, nuestra comunidad o nuestra parroquia. Incluso cerca, hay siempre dolor, duelo, soledad, y sufrimiento. Muy cerca de nosotros hay tanto drama, necesidad, y llanto que incluso muy cerca podemos hacer mucho.
Pero hay también dolor que nos interpela desde más lejos. La migración, muchas formas de abuso, marginación, opresión o de injusticia hacen que nuestra misión y vocación de «anunciar el Evangelio a toda la creación» sea tan urgente como necesaria. Toda la creación sigue «expectante a la manifestación de los Hijos de Dios». Toda la creación aguarda que tomemos la palabra y nos pongamos manos a la obra.
¡Cuánto queda por hacer! Es evidente que «la mies es abundante y los obreros pocos». Son tantos los frentes abiertos que podemos, a veces, sentirnos apesadumbrados o desorientados, no sabiendo por dónde empezar. Pero nuevamente, debemos poner la mirada en el dolor encarnado que tenemos cerca para poder después ayudar al que está lejos. No se trata de que nosotros abarquemos todo, porque nunca podremos. Pero sí podemos intentar transformar lo que está cerca y admirarnos de la fuerza transformante y redentora del Amor, viendo como una buena acción contagia otras y es que, lejos de agotarse, el Amor tiene la propiedad maravillosa y extraordinaria de poderse multiplicar con cada buena acción, como si vibrásemos todos por simpatía al unísono.
Vivamos con audacia la osadía del Amor. ¡Duc in altum!
Paz y Bien
TITULO: LA VIVENCIA DE LA FE……
LA VIVENCIA DE LA FE……
Llegó el verano y por fin ¡¡¡¡¡ el merecido descanso !!!!. Con el verano cambia todo. Llegan las vacaciones de los niños y jóvenes, también de los papás y las mamás, los horarios se modifican, los días son más largos, las noches más cortas,… todo cambia… incluso algunos tienen la dicha de pasar unos días, en la playa, en la montaña, o haciendo algún viaje….
Es cierto que el verano es tiempo para el descanso y aunque no se tomen vacaciones, aunque todo siga el habitual ritmo del día a día, paradójicamente , cuando llega este tiempo, la vivencia de la fe se deja de lado en la práctica de muchos cristianos, son muchos los que descuidan la participación eucarística, otros muchos desatienden la oración del día a día, … Bien es verdad que las parroquias disminuyen en esta época sus actividades, pero no podemos tomar vacaciones en la vivencia de nuestra fe, crees que ¿ acaso Dios toma vacaciones?, ¿ acaso Dios reduce su horario de atención y presencia por descanso ?, ¿ acaso Dios disminuye su atención y lo reduce a un horario más limitado?,… No, Dios no toma vacaciones, Dios siempre está presente, siempre a nuestro lado.
El descenso de la práctica religiosa en el verano es un síntoma de una fe que se vive muy superficialmente, porque la persona que se ha encontrado con Jesucristo ya no vive más para sí. Por lo tanto, en invierno y en verano, en el trabajo y en las vacaciones, en la salud y en la enfermedad, con calor o con frío, su vida sólo encuentra sentido con la íntima relación con Dios.
Por eso es bueno que en nuestros planes veraniegos no excluyamos al Señor, que sea Él quien nos acompañe en nuestras vacaciones, en nuestro descanso, dándonos cuenta de que más necesario que descanse el cuerpo, es que repose nuestro espíritu, cansado de tanto dar golpes en el día a día, cansado de hacer nuestra voluntad y no la de Dios.
En el verano los días son distintos, más largos y por ello tenemos más tiempo para rezar, para ponernos en comunión con Dios y con su voluntad, que es lo mejor para nosotros, el tiempo que dedicamos a Dios no implica que lo descontemos de las vacaciones. Cristo solo pudo descansar en la Cruz, ya que “el Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar la cabeza” (Mt 8,20). Nosotros también podemos reclinar la cabeza, descansar en la cruz, en nuestra cruz particular (la enfermedad, falta de dinero, un familiar molesto —los suegros, aquel hijo…—, tu matrimonio, la situación de paro, la precariedad de dinero…), ya que en ella está Cristo esperándote, amándote.
Seguro que en este verano el Espíritu Santo nos ilumina en estas circunstancias, y será el mejor descanso posible para nosotros. Si nuestra cruz se hace gloriosa, si lo que hasta ahora nos hacía sufrir, entristecernos, renegar de la vida, morir, se convierte en la llave que nos abre el amor de Dios y al amor de Dios, que nos abre el cielo, la felicidad, este anuncio que nos dice que la muerte no existe, que ha sido vencida en la Muerte y Resurrección de Cristo, tendremos un verano que recordaremos siempre, ya que en él descubrimos que hay Alguien que nunca toma vacaciones de nosotros, que nunca nos tiene lejos, que siempre se preocupa de nosotros y nos ama: ese alguien es Dios.
¡Ojalá que en nuestra agenda veraniega incluyamos a Dios!, que recemos, que participemos de la Eucaristía y también que podamos dar testimonio a nuestro alrededor de que Dios nos ama, que podamos anunciar el evangelio a tantas personas que están engañadas por lo más cómodo y están buscando el descanso donde no está.
Pero que podemos hacer para no perder esa relación intima con Jesús, para vivir con plenitud nuestra fe en verano. Unas pautas sencillas, que a todos nos podrán venir bien.
VIVAMOS NUESTRA FE Y LA CONDICIÓN DE CRISTIANO.
No nos avergoncemos en verano de ser cristianos. Falsearíamos nuestra identidad. Estemos donde estemos tengamos claro quién somos y lo que somos, hijos de Dios. Si eres joven y está leyendo estas líneas invita a tus amigos a vivir juntos la fe de Jesús
VIVAMOS EL DOMINGO.
En vacaciones, el domingo sigue siendo el día del Señor y Dios no se va de vacaciones. Acudamos a la Eucaristía dominical. Tienemos además más tiempo libre.
VIVAMOS LA FAMILIA
Dialoguemos, disfrutemos con ellos sin prisas. Recemos en familia. Asistamos al templo también con ellos. Visitemos a esos familiares que durante el resto del año vemos menos. La familia es la célula vital de la sociedad, apostemes por ella.
VIVAMOS CON PLENITUD LA VIDA
La vida es el gran don de Dios. No hagamos peligrar nuestra propia vida y evitemos riesgos en la vida de los demás. La vida es bella, vivámosla con sencillez y con respeto. Apostemos por la vida y por la cultura de la vida.
VIVAMOS LA AMISTAD
Vivamos los amigos, gozar de la amistad, desde la escucha, la confianza, la ayuda, el diálogo, el enriquecimiento y el respecto a la dignidad sagrada de las demás personas. Visitemos a los amigos, quedemos con ellos.
VIVAMOS LA JUSTICIA
No esperemos que todo nos lo den hecho. Otros trabajan para que tengamos vacaciones. Ellos también tienen sus derechos. Respetémoslos y respeta sus bienes.
VIVAMOS LA VERDAD
Evitemos la hipocresía, la mentira, la crítica, la presunción engañosa e interesada o la vanagloria.
VIVAMOS LA LIMPIEZA DE CORAZÓN
Tenemos que superar la codicia, el egoísmo, Vacación no equivale a permisividad.
VIVAMOS LA SOLIDARIDAD
No estamos solos en el mundo, no lo queramos todo para uno mismo. Pensemos en quienes no tienen vacaciones, porque ni siquiera tienen el pan de cada día. Vivamos la caridad porque tampoco toma vacaciones.
RECEMOS UN POCO MÁS, BUSQUEMOS LA PAZ, EL SILENCIO, NUESTRO INTERIOR.
Tengamos la experiencia del silencio, demos un paseo por la playa, por la sierra, o por algún parque cercano y hagámoslo en silencio. En ese silencio hablemos con Dios, en el silencio se escucha a Dios. En el silencio se aprende a vivir.
POR ÚLTIMO….
No nos olvidemos, Dios no toma vacaciones en su búsqueda del amor al hombre. Tengamos presente que el tiempo estival puede ser excepcional para salir al encuentro del Señor. Y es que en verano, seguimos siendo cristianos. Es más, tenemos una magnífica oportunidad de serlo, vivirlo y demostrarlo.
Le realizaremos una entrevista cercana, queremos que los feligreses aparte del Obispo conozcan a la persona.
Hablemos de usted, ¿quién es JUAN ANTONIO MENÉNDEZ FERNÁNDEZ ?
Soy un obispo de la iglesia católica que trata de dar testimonio de vida cristiana con la ayuda de la gracia de Dios y ayudar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo a encontrarse con Dios por medio de la predicación de la Palabra, la celebración de los sacramentos y el amor fraterno
¿Cómo fue su infancia? ¿Qué recuerdos tiene de su paso por Villalegre?
Mi infancia comienza en mi pueblo de Villamarín ( Grado) y se prolonga después en el Seminario de Oviedo. Puedo decir que fue una infancia feliz donde me sentí querido por mis padres y mi familia, mis vecinos y amigos.
Los gratos recuerdos de mi paso por la parroquia de Villalegre me han acompañado toda la vida, especialmente, la devoción al Sagrado Corazón y a la Virgen de la Luz. En Villalegre tuve muchos amigos, algunos han fallecido ya y los recuerdo con gratitud. Fue una época muy feliz, en plena juventud al lado de un gran maestro que fue D. Gumersido y de una comunidad parroquial muy comprometida con la fe.
¿Y sus padres? ¿Qué papel han jugado en su vida?
Soy hijo único y siempre me han acompañado en la realización de mi vocación sacerdotal. Primero sacrificándose para que pudiera estudiar en el Seminario y después acompañándome en los distintos destinos que tuve en Asturias y aún mi padre está conmigo en Astorga
¿A qué santos tiene especial devoción y por qué?
A La Virgen María que siempre ha estado a mi lado bajo diversas advocaciones y a los santos de mi parroquia de Villamarín: san Benito de Palermo, Santa María, San Antonio, Santa Lucía.
¿Una cita bíblica?
“Amaos unos a otros como yo os he amado, en esto conocerán que sois mis discípulos” (Jn 13,34)
Si tuviera que elegir un personaje bíblico ¿cuál sería?
San Juan, el discípulo amado
¿Con qué soñaba de pequeño? ¿Cuál fue el punto de partida de su vocación sacerdotal?
Mi vida siempre estuvo ligada a la fe cristiana, a la iglesia y al estudio. A los 11 años sentí que el Señor me llamaba para ser sacerdote y desde entonces, con la ayuda de muchas personas, he entregado mi vida al Señor y a la Iglesia con mucha alegría interior a pesar de mis pecados y de las adversidades de la vida.
Y un buen día, obispo ¿Qué fue lo primero que pensó al recibir la noticia?
Me sentí muy pequeño y al mismo tiempo turbado por la propuesta. No sé de dónde saqué fuerzas para aceptar. Sólo la confianza plena en el Señor que es quien nos guía nos puede dar la fuerza.
La Iglesia, ¿Cómo ve el presente don Juan Antonio?
Estamos en un momento de purificación que dará frutos a lo largo de este siglo. El cambio tan rápido de la sociedad y de la cultura hacen mella también en la Iglesia, particularmente en la iglesia occidental. Es un tiempo nuevo al que estamos respondiendo con nuevos planteamientos iniciados en el Concilio y continuados por el Magisterio de los Papas hasta el momento presente.
¿Y el futuro?
El futuro está en manos de Dios. No sabemos cómo va a ser. Lo que nuestro entendimiento alcanza a ver es una iglesia más levadura que masa, más apoyada en la conversión que en la tradición. Estoy seguro que el Señor nos da en cada momento lo que más nos conviene.
El Papa sueña con una «Iglesia pobre y para los pobres», con una Iglesia «en permanente estado de misión, que seamos discípulos misioneros».
¿Don Juan Antonio con qué Iglesia sueña?
Creo que la iglesia del futuro estará en continuidad con la del presente y responderá a las coordenadas sociológicas y culturales que se presenten para iluminarlas con los valores del evangelio e impregnar el mundo de humanidad y de fe.
Usted en una entrevista en el año 2017 decía que “ lo que primero hay que rehabilitar la fe porque es verdad que hay despoblación pero es que hay descristianización, sobre todo en la franja entre los 20 a los 50 años”. ¿Cómo se puede rehabilitar la fe?
No hay recetas mágicas. Sólo la gracia de Dios puede aumentar la fe en la personas. Nosotros podemos contribuir a rehabilitar la fe de las personas con nuestro sincero testimonio cristiano, con la práctica del amor fraterno y con la predicación de la verdad que es Jesucristo. En estos momentos es muy importante el acompañamiento de las personas creyentes o no para que descubran al Señor presente en sus vidas.
San Juan Pablo II, al comenzar el Tercer Milenio nos llamó a «remar mar adentro» y comprometernos en una «Nueva Evangelización»: «Nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión». Pero casi han pasado dos décadas desde esta gran invitación que nos hizo el Sto. Padre y el mundo parece haberse secularizado cada vez más y más.
La Nueva Evangelización, ¿cómo hacer entender esto?
La novedad de la nueva evangelización no está en un nuevo evangelio sino en impregnar de los valores evangélicos la nueva cultura, la nueva época que está surgiendo. Esto pide lo que el Papa Francisco nos pide: “conversión pastoral”, es decir, hacer que toda la iglesia y todas sus estructuras se oriente principalmente a la evangelización.
¿Qué diría a los niños y jóvenes?
Que sean verdaderamente libres y críticos con la cultura y la sociedad. Que no tengan miedo ni se siente avergonzados de creer en Dios y de practicar la fe cristiana porque esto les hará más humanos y más felices en la vida.
Si tuviera que decir una palabra a las familias ¿cuál sería?
Que luchen por vivir unidas y en paz acudiendo a la gracia sacramental que recibieron el día de su boda y que dejen que el amor produzca sus frutos que son los hijos.
Finalmente, una palabra para los sacerdotes y consagrados…
Reconocer y agradecer sus desvelos y sus esfuerzos por acompañar al pueblo de Dios. Hoy los sacerdotes y consagrados tenemos una especial necesidad de pedir al Señor estos tres dones: Fortaleza en la fe, sabiduría para discernir y paciencia para saber actuar.
TITULO: Mayo el mes de María
AUTOR: Juan Antonio Blanco González – Diacono Permanente
Terminamos de pasar la Semana Santa semana grande para nuestra fe, el acontecimiento más importante del año.
Esta semana vimos a María como seguía los pasos de su hijo Nuestro Señor por el calvario, como traspasaban esos puñales de dolor su corazón de madre, de discípula fiel y como recogía el cuerpo sin vida de su Hijo muerto en cruz. Pero pocos momentos antes desde la misma cruz el propio Jesús nos la había entregado como madre.
Madre para velar por nosotros, por nuestros desvelos, por nuestras debilidades, por nuestras necesidades que tantas veces llevamos ante ella para pedirle que nos las solucione y para conseguir muchas cosas que a veces no son buenas para nosotros, pero por egoísmo nos atrevemos a pedir su intercesión.
Pues ahora en la Pascua, después de la gran alegría de María al ver a su Hijo resucitado, la vemos más como madre nuestra más como intercesora ante su querido Hijo por nuestras necesidades.
En María encontramos el refugio de los pecadores, el faro que alumbra en nuestras noches de oscuridad, faro del alma a la que acudimos tantas y tantas veces cuando no nos queda alternativa humana o cuando ya nos parece que todo es imposible, en Ella encontramos ese regazo de amor donde poder recostar nuestra cabeza en momentos de tristeza de angustia o de abandono humano, donde todo nos parece triste y perdido.
Pero en María, nuestra madre siempre encontraremos el cariño, la comprensión, el acogimiento y la respuesta de muchas situaciones tan solo con visitarla, rezarle al menos una salve y escucharla en nuestro corazón al que Ella sabe muy bien como madre, hablarnos.
Acudir a María como Madre de misericordia y Madre de la Iglesia es como acudir a la mejor madre que vela y se desvive por sus hijos.
TITULO: Arciprestazgo & Unidad Pastoral: Unión y concordia entre los pueblos
AUTOR: Vicente Pañeda Requejo. Arcipreste de Avilés
¿Qué objetivos persigue la Iglesia al desarrollar las figuras de las UP?
Hay que tener en cuenta que es un camino largo y difícil donde seglares y curas estamos
llamados a recorrerlo juntos. Esto supone extender el horizonte geográfico, ampliar la
visión pastoral, actualizar el concepto de parroquia. Sería necesario que nos fuésemos
haciendo a la idea que la Unidad Parroquial es el nombre de la nueva parroquia. La
Unidad se hace uniendo, donde hay que crear un clima amistoso y cordial entre todas las
personas implicadas en un proyecto evangelizador basado en la participación y comunión, donde supone un cambio de mentalidad que exige paciencia.
¿Que pueden aportar las Unidades Pastorales Urbanas a la Iglesia de hoy?
Por una parte, optimizar los recursos humanos y pastorales, operatividad en el trabajo
pastoral y coordinación en los distintos servicios pastorales y sacramentales.
¿Qué nuevas realidades sociales o pastorales obligan a emprender este nuevo
modelo organizativo?
Las Unidades Parroquiales no nos las impone el obispo. Nos las marca la propia realidad,
que es muy insistente. No se puede trabajar distendidamente en la pastoral
evangelizadora de espaldas a la realidad. Y, hoy por hoy, crear Unidades Parroquiales es
abrir los ojos a esta realidad que nos toca vivir ahora. Es más importante caminar juntos
hacia donde nos empuja el Espíritu y la realidad, aunque no tengamos la respuesta a
todas las preguntas, que sentarnos a mirar con nostalgia el pasado porque nos parece
aparentemente más seguro.
¿Qué grado de receptividad se está encontrando en las parroquias para poner
en marcha las UP?
El grado de receptividad es progresivo y no exento de dificultades, aunque cabe decir que
este Arciprestazgo de Avilés y Comarca hace de la necesidad la virtud.
De haber reticencias (que alguna habrá, imagino), ¿cuáles son éstas?
Uno de los peligros es pensar que todo este proyecto pastoral se reduce a una nueva
configuración o redistribución de parroquias. O lo que es lo mismo: un nuevo mapa
pastoral, el mapa es importante, pero sólo como referencia geográfica. Lo prioritario es
que queremos llevar a cabo. Lo más importante es saber qué tipo de Iglesia queremos
edificar. Se trata de pasar de tanto individualismo religioso a una comunidad viva donde
nadie es excluyente y todos y todas somos necesarios.
Otro reto es reducir este proyecto a un cambio de horarios de culto y pensar que
organizando bien el culto en todo el ámbito del mapa, tendríamos ya una Unidad
Pastoral en marcha. Más bien se trata de cambiar ideas, objetivos y planteamientos
fijando criterios pastorales que nos permitan hacer presente el Evangelio en las distintas
realidades donde estamos implantados. No tenemos una Unidad Parroquial porque
tenemos una buena organización del culto. Al revés: tenemos, entre otras muchas cosas,
una buena organización del culto porque en todos y todas estamos creando una Unidad
Parroquial de Acción Pastoral.
¿Cómo preparar el terreno para futuras Unidades Pastorales?
Informando a los Consejos Pastorales, formando a los agentes de pastoral y sobre todo
cuidar los nombramientos de párrocos.
¿Qué se debe tener en cuenta a la hora de ponerlas en práctica?
En la edificación de una UP, hay que tener en cuenta la fase inicial en la aparentemente,
no sucede nada que se pueda apreciar visiblemente. El cura y el grupo de laicos
pastoralmente más activos, van madurando la idea de la creación una UP. Están
poniendo la semilla que dará lugar a la planta de la UP. En la segunda fase y ya con la
implicación de toda la gente que entendió y asumió el proyecto, las paredes irán
levantándose y dando forma a la casa que podríamos llamar la nueva parroquia. Esto
exige dedicación y cuidados
¿Cómo crear conciencia para que los feligreses vivan en paz este proceso en sus
parroquias?
El proyecto pastoral de la UP tiene las varas muy largas y son necesarios muchos
costaleros que arriman el hombro. Son los pies de la UP, son todas las personas que van
asumiendo el proyecto y que, al entenderlo como la misión que hoy nos pide la Iglesia en
Asturias, se van identificando con los objetivos pastorales que nos proponemos. Todos
estamos llamados a movernos, a estar presentes en todas las comunidades y a participar en todas las actividades al servicio de la evangelización de la UP. Se trata de sentir con la Iglesia, en este caso de Asturias.
¿Cuáles son las UPA y en funcionamiento y cuáles las más próximas en el tiempo a
ser constituidas según tus planes?
Las Unidades Parroquiales de Salinas y Villalegre- La Luz con la Hermita de La Luz,
Patrona de este Arciprestazgo de Avilés y Comarca, Candás-Piedeloro y ahora Perlora,
Guimarán, Laviana de Gozón, han ampliado su radio de acción, Las Vegas-Molleda,
llevan un recorrido amplio. Otras estamos empezando recientemente, como es el caso de Llaranes-El Pozón, San Martín de Laspra-Piedras Blancas-Quiloño y Pillarno, Luanco,
Trasona.
La próxima sería el área metropolitana: Versalles, San Nicolás, San Juan de Ávila,
Sabugo. En este año pastoral seguirán las convocatorias y la reflexión conjunta entre
seglares y sacerdotes. Me gustaría que se llegase a unas acciones concretas hechas
desde la fraternidad y el sentido eclesial.Hay que sumar.
TITULO: Las tres ‘ces’: Carnaval, Ceniza y Cuaresma
AUTOR:
Miguel Ángel Álvarez Pérez
Párroco de A Fonsagrada – Lugo
Aún faltan ocho días para el Miércoles de Ceniza, con el que comienza la Cuaresma, pero necesitamos ir mentalizándonos para afrontar este tiempo como lo que es: una oportunidad para la santidad.
En la próxima semana confluyen las tres ‘ces’ que enunciaba en el título.
El Carnaval que, aunque ya totalmente desvirtuado, también tiene relación con la Cuaresma. Tanta que, como bien sabemos, su fecha viene determinada por la Pascua. Y no solo la fecha, también su sentido. El Carnaval en su origen era una fiesta que se hacía antes de empezar un tiempo penitencial y de austeridad como es la Cuaresma. Ahora las cosas son distintas y de su sentido original solo queda la fecha.
El Miércoles de Ceniza es el primer día de la Cuaresma. Su nombre lo dice todo. Comenzamos con la imposición de la ceniza sobre nuestras frentes con la invitación a la conversión y con el recuerdo de en lo que nos convertimos si alguien no pone remedio a nuestra muerte.
El término Cuaresma también habla por sí solo, sobre todo después de pasar por el Carnaval y la Ceniza. Cuarenta días para poner en orden nuestra persona (cuerpo y alma) y para hacer limpieza interior para ir cogiendo la forma de Jesucristo.
El significado de estas tres ‘ces’ lo tenemos claro, incluso antes de esta breve explicación. Lo difícil es conseguir llegar a la Pascua con un punto más de santidad que con el que comenzamos la Cuaresma. No es fácil, acumulamos mucho «sobrepeso» (un servidor también en el sentido real) y el camino se nos hace pesado, pero no nos podemos agobiar ni lamentarnos de la dificultad, pues el camino no lo hacemos solos, nos acompaña Jesucristo.
TITULO: Los enfermos son un don y una riqueza unida íntimamente a la pasión de Cristo
AUTOR: Sor Mª Luisa Barbón
Superiora Hermanitas de los Ancianos Desamparados de Avilés.
“DAD GRATIS LO QUE HABÉIS RECIBIDO GRATIS”
La Jornada Mundial del Enfermo que celebraremos próximamente es una oportunidad para reflexionar y agradecer, junto con toda la Iglesia, esta realidad tan presente en nuestra sociedad y en nuestra vida. Desde la fe, los enfermos son un don y una riqueza unida íntimamente a la pasión de Cristo, que ellos completan día a día, y, al mismo tiempo, constituyen en el mundo una “viga maestra”, que sostiene y redime a esta humanidad tan necesitada de la fuerza divina. Hemos de acompañar con todo el amor de que seamos capaces a cada una de las personas enfermas que Dios cruza en nuestro caminar. Acercarnos a ellas “de puntillas”, tocando el misterio que encierra cada una. A menudo viven situaciones de vulnerabilidad física, emocional, etc… y nuestro reto es que creemos en su entorno las condiciones más humano-divinas para que su enfermedad se convierta en ámbito de encuentro con Dios. Nuestra misión consiste siempre en acompañar con delicadeza y ternura, en ser cauces de ayuda para que ellos vivan su dolor con sentido y esperanza. Personalmente, he visto muchas veces en mi vocación la llamada a ser “el corazón” de mis enfermos; es decir, a tomar conciencia de que también hay muchos enfermos, cuya dolencia les priva de la capacidad intelectual. En la Eucaristía de cada día me encanta ofrecer a Dios el sufrimiento que porta cada una de estas personas y me hago “su capacidad de ofrenda a Dios”, a fin de que ese sufrimiento no sea en vano. Tengo la firme certeza de que ellos sostienen el mundo, la Iglesia y este hogar de Avilés. Esforcémonos por amar a cada enfermo y pongámoslo en nuestro corazón como algo sagrado que hemos de tratar con veneración por el misterio que encierra. Que la luz de nuestra solicitud en su acompañamiento y cuidado contribuya a iluminar esa situación de oscuridad que suele acompañarles. En esta Jornada pidamos al Señor y a su Madre que nos ayuden, ya seamos enfermos, ya miembros de su entorno o sus cuidadores, a vivir poniendo el brillo del amor allí donde cada circunstancia de la vida nos conduzca. Porque quien ama y se siente amado es capaz de irradiar luz, de aportar solución, de construir aun en medio de las vicisitudes más adversas. Seamos también intercesores, oremos por los enfermos, para que allí donde las fuerzas humanas no alcanzan a poner consuelo ni esperanza, Dios envíe su luz y fuerza.
TITULO: El cristiano como laico en el aquí y ahora socio-eclesial
AUTOR: Bernardo Granda Pérez.
Párroco de San Juan Bautista de La Corredoria- Oviedo.
Partamos de un hito eclesial de radical importancia, respecto al tema que nos ocupa: El Concilio Vaticano II, marcó un antes y un después respecto a la manera y forma de concebir a la propia Iglesia; antes del Concilio, la Iglesia era vista como “Jerárquica”, en la que unos y otros ocupaban una serie de tareas/roles, supeditados de modo jerarquizado; después del Concilio, esta concepción cambió radicalmente, entendiendo a la Iglesia como “Pueblo de Dios”; en definitiva, se pasó de una concepción vertical/estructural/jerarquizada, a otra horizontal/corresponsable/coparticipativa.
Uno “se hace” cristiano con la recepción del Bautismo, y que no es otra cosa, que la posibilidad de llevar adelante el proyecto de Jesús – su Reino y su Justicia- en tu propia vida, y por ende, a la realidad de su entorno; por consiguiente, el Bautismo no se puede convertir en una mera “ceremonia” del “por si acaso”, o algo que hay que hacer para contentar a la piadosa/religiosa abuela de turno, y así evitarle un disgusto de que su nieto/a “se quede” sin las aguas del Bautismo.
De esta manera, el bautizado/laico (proviene de laikós, miembros del laos, “Pueblo de Dios”), está llamado necesariamente a tener una implicación vinculante de su vivencia/experiencia del Evangelio de Jesús de Nazaret, para ofrecerlo/comunicarlo/transmitirlo a los demás, desde su propio testimonio/integridad/coherencia de vida.
En la Iglesia del año 2019, ya no valen respuestas peregrinas, del estilo ¡que lo hagan los curas!, y el resto de bautizados quedarse como meros espectadores, “a verlas venir”, a la espera de propuestas/caminos evangélicos, sin ningún tipo de implicación/participación; todos y cada uno desde nuestra vocación/experiencia vital, estamos urgidos a una estrecha colaboración respecto a la propuesta/expansión evangélica.
Si tuviera que subrayar/resaltar cuales han de ser las actitudes fundamentales de cualquier bautizado/laico, diría:
-
Mirada de fe, para descubrir el valor/dignidad de cada ser humano.
-
Audacia y respeto para anunciar la Buena Nueva.
-
Juzgar la realidad desde la verdad (“Verdad”/Dios mismo/Jesús de Nazaret).
-
Tener como horizonte la Vida Eterna/Resurreción, desde un claro/radical compromiso espacio-temporal, en el aquí y ahora socio-eclesial.
Y todo esto “hilvanado” desde una mirada/actitud de alegría/esperanza de saberse amado/salvado.
TITULO: ADVIENTO: TIEMPO DE ESPERANZA, TIEMPO DEL CAMBIO AUTOR: SEGUNDO FERNÁNDEZ ARIAS
SACERDOTE ADSCRITO A PIEDRAS BLANCAS
He sido invitado por Félix a escribir algunas reflexiones sobre el tiempo litúrgico del Adviento. Agradezco su propuesta y la oportunidad para compartir con los fieles de la Unidad Parroquial Villalegre-La Luz el sentimiento de gozo que suscita en todo creyente este tiempo de gracia.
A lo largo de la tradición cristiana el Adviento se asocia, fundamentalmente, a la idea de esperanza, entendida como la realización definitiva de la promesa divina de salvación, que se hizo realidad en Cristo y cuya culminación definitiva constituye el horizonte de todo el misterio cristiano. En este sentido, es profundamente simbólico el hecho de que el testimonio final de S. Juan en su Apocalipsis sean estas palabras: “Ven, Señor, no tardes”.
El anhelo de un mundo fraterno, de una humanidad reconciliada, de la presencia en nuestra historia del Reino de Dios anunciado y hecho realidad en Cristo y de esa “tierra nueva” de la que nos hablan los textos bíblicos, no son sueños irrealizables e imposibles. Expresan, en nuestro lenguaje humano, la certeza de que Dios cumple ya entre nosotros su promesa de gracia y está haciéndose presente “en todo y en todos”, según la expresión de San Pablo.
En el domingo inmediatamente anterior a la Navidad, el texto evangélico que se proclama en la celebración litúrgica es el llamado canto del “Magníficat” de María, que revela una de las claves fundamentales de este tiempo de Adviento, a saber, de parte de quién está el Dios que desbarata los planes de los soberbios, derriba a los poderosos de sus tronos, despide vacios a los que rinden culto a la riqueza, mientras que vuelve su rostro al pobre, al hambriento, al humilde y al desvalido. Adviento significa tomar partido ante estas situaciones que viven, aquí y ahora, millones de seres humanos a causa de la opresión política, de la explotación económica o de la exclusión social. Participar en los movimientos de apoyo y promoción de estos grupos humanos indefensos significa que nosotros mismos queremos ser Adviento.
Tiempo de esperanza y amor compartidos, el Adviento nos hace presentir y hacer ya realidad, de algún modo, el reencuentro de lo humano en el hombre, en cada hombre. En este sentido, puede interpretarse en clave cristiana esta afirmación que hacía un sabio griego de la antigüedad: “A quien aguarda le sucede lo aguardado, a quien espera le acontece lo inesperado”. Entiendo que es muy aleccionadora la reflexión que hacía Benedicto XVI en relación con la disponibilidad del cristiano para abrir su corazón a una espiritualidad centrada en la convicción de que “el hombre vuelve profundamente a sí mismo no por lo que hace, sino por lo que recibe”.
Más recientemente, el profesor Joaquín García Roca, gran conocedor de las nuevas orientaciones del pensamiento cristiano y de su vinculación con las aspiraciones, latentes o explícitas, del hombre contemporáneo, resumía de este modo las características propias de esa espiritualidad renovada:
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La memoria: llevar con nosotros las raíces, la gratitud por todos los cuidados que nos han hecho confiar y abrirnos al futuro.
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El silencio, la oración y el asombro: Sin silencio no podemos perforar la corteza de las cosas, no podemos percibir los rumores de la vida que bulle, las esperanzas ocultas. Gracias al silencio contemplativo nos vemos libres de las prisas que no respetan los procesos lentos y sostenidos de los ritmos humanos. El silencio orante salva la esperanza, permite vivir en el asombro, “el asombro de ver que basta una grieta para que la vida nazca”. El asombro es un don de la esperanza.
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La gratuidad: La gramática de la donación permite conjugar el asombro con la alegría, propios de quien sabe disfrutar con el regalo recibido. La vida encuentra su sentido si se muestra abierta al don, la vida es don. El principio del exceso es una de las claves del mensaje cristiano. La vida está llamada a desbordar sus límites. La donación se nutre de la convicción de que el acto de dar incondicionalmente tendrá una resonancia en el interior del otro. Cuando damos incondicionalmente nos abrimos a que el otro también de incondicionalmente.
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Llevar consigo los sufrimientos evitables: Desde la indignación que sentimos ante tanto sufrimiento producido por el marco global de injusticia en el que vivimos, la esperanza lleva a erradicar el sufrimiento evitable, las injusticias remediables, a trabajar por aquellas mejoras sociales alcanzables.
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Llevar consigo las capacidades sociales: La esperanza se realiza en contextos que hacen crecer, que reconocen las potencialidades y las capacidades de cada lugar y de cada persona.
Incluso en las condiciones más degradantes pueden emerger nuevas capacidades, como lo atestigua Etty Hillesum desde el campo de concentración en el que fue internada: “He notado que en cualquier situación, incluso en las más duras, al ser humano le crecen nuevos órganos vitales que le permiten salir adelante”.
En este contexto de reflexión entiendo que es muy ilustrativo el contenido de una vieja fábula oriental que lleva por título “El Arcángel Caracol”. De acuerdo con esta narración legendaria, un pequeño caracol se presenta a S. Pedro en el pórtico del cielo y a la pregunta que se le hizo sobre lo que él buscaba en aquel lugar, respondió: “Vengo en busca de la inmortalidad”. Sigue después un diálogo entre ambos, entreverado de ironías, de sonrisas y muestras de extrañeza y asombro, por parte de S. Pedro, al escuchar que aquel humilde visitante se definía a sí mismo, como el “Arcángel caracol”, aunque no tenía ni escudo, ni espada, ni alas, ni sandalias. “Todas esas cosas están dentro de mi caparazón, duermen y esperan”, aseguró el pequeño caracol a un S. Pedro perplejo ante lo que estaba oyendo. El pasaje final de esta fábula permite captar el significado oculto real de esta leyenda: “¿Y qué esperan, si puede saberse?, preguntó San Pedro. “Esperan el gran momento”, respondió el molusco. ¿Qué gran momento?, insistió el portero del cielo. “Este”, y al decirlo dio un gran salto y cruzó el dintel de la puerta del paraíso, del cual ya nunca pudieron echarle.”
Espero y deseo que estas reflexiones que comparto ahora con vosotros, hagan revivir en el corazón y la mente de cada uno la convicción de que Dios, solo Él, puede despertar y alumbrar, con nuestro consentimiento, las capacidades latentes que esperan ser desplegadas. Que llegue a buen término la obra que Dios comenzó en nosotros.
TITULO: PAPEL DEL LAICO EN LA IGLESIA AUTOR:SIRO PÉREZ ÁLVAREZ CIRUJANO
INTRODUCCION PAPEL DEL LAICO EN LA IGLESIA Introducción Por laico, entendemos, según la RAE: “El que no tiene órdenes clericales o el independiente de cualquier organización o confesión religiosa”. Ser laico no es lo mismo que ser aconfesional , que según la RAE es: “El que no pertenece o está adscrito a ninguna confesión religiosa”. En el artículo 16. 3 de la Constitución se establece: “Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”. Vemos que está claro que aunque el Estado no pertenezca a ninguna religión, sus poderes públicos tienen que tener en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantener relaciones de cooperación con la iglesia católica y demás confesiones. A pesar de lo que dice la Constitución vemos que no se cumple, ya que asistimos a blasfemias en directo en los medios de comunicación o ataques directos a Dios y a los cristianos sin ninguna consecuencia para los responsables, al decir que es libertad de expresión, como Willy Toledo que ataca a Dios y a la Virgen. En NT no se habla de “laikós” (miembro del” laos”: “pueblo de Dios”) para nombrar a los cristianos, si no que se habla de creyentes o hermanos y es a finales del s. I cuando aparece la palabra “laico” para designar al pueblo, que era como se conocía a los no ministros. El laico está obligado a obedecer los preceptos laicos En la Edad Media asistimos a una decadencia del laicado, ya que laico equivalía a ignorante. El laicado estaba excluido de lo sagrado y se refugiaba en una espiritualidad que se separaba claramente de la liturgia (1). El laico en la Edad Media es un miembro pasivo de la Iglesia, que no tiene prácticamente ninguna función, ya que ésta se reserva a los clérigos (2). Los laicos somos un conjunto de miembros del Pueblo de Dios pero no todos, ya que a todos los miembros se les denomina “fieles”. Antes del Concilio vaticano II, el laico era aquel que no era sacerdote ni religioso, pero después del Vaticano II, el laico es un cristiano incorporado a Cristo por el bautismo y miembro del Pueblo de Dios (2). En la Exhortación Apostólica post-sinodal “Christifideles Laici” (3) se nos recuerda la parábola de la viña del Señor y que esta representa a todo el mundo. Al igual que en la parábola el propietario salía a contratar obreros para su viña, así también hoy a nosotros nos tiene que sonar: “Id también vosotros a mi viña”. Tras el Concilio Vaticano II, la iglesia va a tomar más conciencia de su naturaleza misionera , pero entendiendo que no solo la llamada es para pastores, sacerdotes, religiosos y religiosas. También los laicos estamos llamados a ir a trabajar a la viña, aunque este trabajo no está exento de dificultades. Ya que podemos caer en dos tentaciones: 1. Tener un interés muy marcado por los servicios y tareas eclesiales y que lleguemos a la dejación de nuestras responsabilidades profesionales , familiares, sociales, etc. 2. Legitimar la separación fe y vida, entre la acogida del Evangelio y la acción concreta entre las diversas realidades temporales y terrenas. PAPEL DEL LAICO EN LA IGLESIA A pesar de los grandes avances desde el Vaticano II, todavía sigue pendiente que los laicos tomemos conciencia de nuestro papel en la iglesia. Impulsar a los laicos a realizar la tarea evangelizadora es, hoy día, una realidad que no maduró ni en los laicos, ni en el resto de los miembros de la Iglesia. Elizari (4) y Apostolicam Actuositatem (5) nos recuerdan el perfil que debe tener el laico y que es: 1. Persona espiritual. Se precisa una espiritualidad profunda que ha de estar alimentada por la Palabra de Dios. Nada en la vida ha de ser ajeno a la orientación espiritual, ni las preocupaciones familiares, pero una vida así exige un continuo ejercicio de las tres virtudes teologales. 2. Persona formada. No basta con participar en las distintas misiones que se nos encomiende, sino que debemos mantener una formación continuada. Esta formación teórica debemos hacerla a la luz de la fe y debería iniciarse en los niños y continuarla en la adolescencia y edad adulta. 3. Dar testimonio evangélico. El Vaticano II nos sigue recordando la necesidad y el valor del testimonio con la vida cristiana dentro y fuera de la comunidad cristiana. 4. Apostolado de la Palabra. Se nos invita en varios textos del Vaticano II a anunciar el mensaje del Evangelio. Para ello es preciso acudir a profesores de Sagrada Escritura, teología, publicaciones religiosas. No debemos olvidar que, si no participamos activamente los laicos, los pastores no podrán muchas veces realizar su tarea al completo. Hacer apostolado significa compartir, guiar e iluminar a los que nos rodean. Este apostolado lo podemos ejercer los laicos de forma individual o reunidos en comunidades o asociaciones. La Jerarquía debe promover el apostolado de los laicos, prestar los principios y ordenar el ejercicio del apostolado al bien común de la Iglesia y vigilar para que se respeten la doctrina y el orden. 5. Liturgia. Aunque hay muchos seglares que participan en las lecturas y comentarios, todavía encontramos “resistencias” a recibir la comunión de manos de un laico. A veces vemos que, si es una mujer la encargada de dar la comunión, hay de cambios de filas para recibirla del sacerdote. Debemos recordar que en sus cartas, ya Pablo, recuerda a varias mujeres con funciones dentro y al servicio de las primeras comunidades eclesiales. Por ej. : “Os recuerdo a Febe, nuestra diaconisa de la Iglesia de Cencreas… (Rm 16, 1-15); “ Ruego a Evodia, lo mismo que Sintique, tengan un mismo sentir en el Señor” (Flp 4, 2). La condición para asegurar la presencia de la mujer en la Iglesia y en la sociedad es una consideración de los fundamentos antropológicos de la condición femenina y masculina. 6. Suplir en tareas sagradas. Algunas veces pueden suplir a los ministros en predicación, administración de sacramentos por falta, impedimento o cualquier circunstancia. 7. Colaborar en funciones administrativas. Vemos que los papas, desde el Vaticano II, se han sensibilizado con la labor de los laicos: Pablo VI, en su Discurso al Comité de Organización del Año Internacional de la Mujer, decía: “Como las mujeres de hoy tienen un papel cada vez más activo en toda la vida de la sociedad, es muy importante que su participación en los diversos sectores del apostolado de la Iglesia también crezca” “Nosotros no podemos cambiar el comportamiento de nuestro Señor ni la llamada por El dirigida a las mujeres, sin embargo debemos reconocer y promover el papel de la mujer en la misión evangelizadora y en la vida de la comunidad cristiana” (6). Juan Pablo II con “Christifideles laici” (3). Benedicto XVI, en el Foro Internacional de Acción Católica (7), va a reflexionar sobre la corresponsabilidad “eclesial y social” y recuerda que: “a los laicos no se les debe considerar como colaboradores del clero, sino como personas corresponsables del ser y actuar de la Iglesia. Es importante que se consolide un laicado maduro y comprometido, capaz de dar su contribución específica a la misión eclesial, en el respeto de los ministerios y de las tareas que cada uno tiene en la vida de la Iglesia y siempre en comunión cordial con los obispos” .El papa Francisco, en su carta al cardenal Marc Ouellet (8), recuerda: “Es la hora de los laicos en la vida de los pueblos latinoamericanos, pero pareciera que el reloj se ha parado” y nos recuerda que en la Iglesia todos ingresamos como laicos. Recuerda que la misión de los pastores es mirar, proteger, acompañar, sostener y servir y que el clericalismo va a llevar al “funcionalización” del laicado y a tratarlos como “recaderos”. Tras esta exposición debemos preguntarnos ¿Qué papel queremos tener en la Iglesia? ¿Ser solo meros usuarios de los servicios espirituales, asistenciales o materiales o por el contrario vamos a ser “trabajadores” aportando una contribución personal y no solo material?. “Como la mies es mucha y los trabajadores pocos” Mt (9, 37) todos podemos hacer algo, dentro de nuestras capacidades y esta labor la debemos hacer sin ser ni pedantes, ni arrogantes, ni tampoco vergonzantes, siendo solo consecuentes. BIBLIOGRAFIA 1. Sedano Sierra M. I. EL LAICO EN LA HISTORIA: LO QUE EL CLERO SE LLEVO https://www.ciudadredonda.org/articulo/i-el-laico-en-la-historia-lo-que-el-clero-se-llevo 2. Fornes J. LA CONDICION JURIDICA DEL LAICO EN LA IGLESIA https://dadun.unav.edu/bitstream/10171/15750/1/ICXXVI5102.pdf 3. EXHORTACION APOSTOLICA POST-SINODAL “CHRISTIFIDELES LAICI” http://w2.vatican.va/content/john-paulii/es/apost_exhortations/documents/hf_jp- ii_exh_30121988_christifideles-laici.pdf 4. Elizari FJ. 20. LOS LAICOS EN EL VATICANO II http://www.santisimoredentor.org/madrid/wp-content/uploads/2013/01/20.-Los-laicos.pdf 5. APOSTOLICAM ACTUOSITATEM http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decree_19651118_apostolicam-actuositatem_sp.html 6. DIRECCION DEL PAPA PABLO VI AL COMITÉ DEL AÑO INTERNACIONAL DE LA MUJER https://w2.vatican.va/content/paul-vi/fr/speeches/1975/documents/hf_p-vi_spe_19750418_anno-internazionale-donna.html 7. MENSAJE DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI AL FORO INTERNACIONAL DE ACCION CATOLICA https://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/messages/pont-messages/2012/documents/hf_ben-xvi_mes_20120810_fiac.html 8. CARTA DEL SANTO PADRE FRANCISCO AL CARDENAL MARC OUELLET, PRESIDENTE DE LA PONTIFICIA COMISION PARA AMERICA LATINA http://w2.vatican.va/content/francesco/es/letters/2016/documents/papa-francesco_20160319_pont-comm-america-latina.html
TITULO: EDUCAR, NUESTRA RESPONSABILIDAD AUTORA: Mª GLORIA GÓMEZ CAMPOS. MAESTRA DE PRIMARIA Y DIRECTORA DEL C P EL PASCÓN TINEO- ASTURIAS
La educación es un proceso muy largo, comienza siendo impartida por la familia y luego en la escuela, se necesitan de ambas partes para conseguir un pleno desarrollo educativo y personal del niño. Familia y escuela son dos empresas conjuntas que no se pueden separar si queremos lograr el pleno desarrollo de nuestros hijos. Los padres y los maestros deseamos que los niños sean felices, para ello debemos educarlos en libertad y en responsabilidad, en un ambiente donde se genere un clima positivo de confianza mutua y respeto, para que la comunicación y el diálogo sean continuos en el día a día. Debemos buscar un equilibrio, ni el autoritarismo ni el proteccionismo son buenos para que nuestros hijos o alumnos sean libres y responsables. Una educación adecuada consiste en lograr que el niño obedezca de forma razonada entendiendo qué es bueno para él y por qué. A pesar de los recientes cambios sociales (incorporación de la mujer al mercado laboral, emigración campo-ciudad, nuevas tecnologías de la comunicación y la información) la familia, concebida en un sentido amplio, sigue siendo un núcleo de referencia para los niños y niñas. En ella se forman los vínculos cruciales para su desarrollo emocional. Es importante pasar tiempo juntos, y que ese tiempo sea de verdadero intercambio, sin dejar que se encuentre mediatizado por las pantallas o que en él interfieran otras ocupaciones. Pequeños y mayores a menudo solo necesitamos estar un rato juntos, un tiempo de libre interacción, sin actividades programadas y sin aparatos de por medio. Por paradójico que parezca, el tiempo “de calidad” no significa una gran inversión, ni juguetes caros o juegos difíciles. Solamente significa estar juntos. Ahí empieza la verdadera educación en valores, donde prime el respeto mutuo, porque así llegamos a conocernos de verdad y solo conviviendo se aprende a convivir. Es muy importante que las familias busquen momentos para relacionarse con sus hijos: chalar, comentar con ellos cómo ha ido en el colegio, en las actividades extraescolares o con sus amigos, buscar momentos de ocio y juego con ellos, hacer al menos una comida al día juntos, escuchar sus preocupaciones por banales que nos parezcan, “a ver cuéntame”. Es necesario que el niño sienta que confiamos en él, felicitándole siempre que sea posible con frases como: ”ánimo, sé que puedes” o dándole confianza en sí mismo, “es mejor que decidas y te equivoques y no que te digamos siempre lo que tienes que hacer”. También es importante que aprenda que cada acción tiene una consecuencia, buena o mala, debemos enseñarles a ser positivos y que aprendan a que las cosas se consiguen con el esfuerzo. También se han producido cambios en la escuela y en la educación, a la escuela se le pide que adquiera más roles que antiguamente no se le atribuían, hoy en día tiene una gran responsabilidad en la educación en valores. En todo caso, escuela y familia han de compartir inquietudes, intercambiar información sobre la educación de sus hijos. Desde el colegio se debe de ayudar a establecer pactos y acuerdos sobre actuaciones hacia los niños. La familia debe aplicar los acuerdos e intentar traspasar los conocimientos escolares a la vida diaria. Mientras un niño/a es pequeño, en general, no estudia para saber más, sino para contentar a sus padres y a sus maestro/as, de nosotros dependen en gran parte sus éxitos y tenemos una tarea muy importante y gratificante que desarrollar. No se trata de que todos alcancen unos estudios superiores sino que cada uno desarrolle al máximo sus capacidades y sea capaz en el futuro de desempeñar un trabajo que le permita ser feliz. Desde mi experiencia como maestra en los últimos treinta y seis años, considero que la escuela juega un papel fundamentan en la educación iniciada en la familia. Valores como: el respeto, la tolerancia, la ayuda a los demás, deben estar presente en el quehacer de cada día de nuestro trabajo. A todo ello se contribuye permitiendo a los niños en una buena parte de su trabajo hacerlo en equipo y ayudarse en la realización de las tareas, trabajo siempre supervisado por el maestro/a. La valoración positiva por parte del maestro/a, del trabajo bien hecho de cada alumno, anotaciones positivas en su agenda, resaltando siempre lo bueno que cada niño tiene, considero que ayuda mucho más que el autoritarismo y el castigo. Desde el colegio proseguimos con el compromiso de una educación de calidad. En ella, además de incorporar valores pedagógicos, tratamos de involucrar a padres y madres y de seguir unos modelos de convivencia basados en el diálogo y la comprensión. Mª Gloria Gomez Campos
Titulo: LA IMPORTANCIA DEL CÓMO
Autora: Sonia Artime Arias Coordinadora de Cáritas Arciprestal El año pasado en el Arciprestazgo de Avilés, los voluntarios de los equipos parroquiales que llevan a cabo la Acogida y el Acompañamiento, acompañaron a 2163 personas. No podemos hablar de un perfil homogéneo de los participantes: parados de larga duración, familas migrantes o refugiadas, mujeres con niños a su cargo,…personas con historias muy diversas, que tienen necesidades ligadas a situaciones de pobreza, exclusión o vulnerabilidad. Lo que sí es habitual, sea cual sea su historia, es que se acerquen a Cáritas con una expectativa de ayuda económica ante una necesidad urgente. Quienes acuden por primera vez, lo hacen por iniciatia propia o derivados por Servicios Sociales u otra entidad y casi siempre con una idea poco clara de lo que Cáritas puede ofrecerles. Cáritas nace de la experiencia del amor compartido, como ejercicio comunitario, público, social, visible, ordenado y organizado de la caridad por parte de toda la comunidad cristiana. Su finalidad es ayudar a la promoción y al desarrollo integral de las personas. Y este debe ser por tanto el objetivo del proceso de acompañamiento sea cual sea la expectativa con la que alguien se acerca a Cáritas. La forma en que los voluntarios atendemos a quien acude a Cáritas ha de tener muy en cuenta que lo que da sentido a nuestra labor es el amor y el respeto a la dignidad de las personas. Atender ha de ser siempre sinónimo de acompañar desde la amabilidad, la privacidad, la confidencialidad. Una de mis frases favoritas, que es además una de las que más he oido en los más de 10 años que llevo comprometida con Cáritas, es que la caridad no trata de dar, si no de darse. Me parece una manera muy breve de explicar algo que en realidad es enorme. Está claro que cuando alguien se encuentre ante la incertidumbre de cómo va a hacer frente a una factura de la luz que ya llega con fecha de corte, o no tiene medios para alimentarse de manera digna los próximos días, su prioridad será que quien le atienda, le ayude a solucionar esas necesidades urgentes. El componente asistencial de la ayuda que Cáritas puede prestar en ese momento ha de ser una parte más de un todo que es el verdadero acompañamiento. La ayuda económica es un medio y no un fin y la esencia de Cáritas supone ir siempre más allá de esa ayuda económica. Escuchar, animar, apoyar, integrar; ir de la mano buscando caminos que conduzcan a salir de la situación de necesidad. Otra de esas reflexiones oidas a lo largo de estos años, es que aunque Cáritas se quedase sin recursos económicos, su labor seguiría siendo fundamental. Creo firmemente que eso es así. Los mayores éxitos que podemos alcanzar cuando acompañamos, raramente van unidos a aspectos económicos en los que nuestra participación suele ser accesoria. Que la persona que acude a Cáritas se sienta escuchada, querida, valorada, que sienta que es parte de la comunidad, que su bienestar importa; estos han de ser objetivos centrales de nuestro acompañamiento, porque para que alguien retome las riendas de su vida necesita casi siempre reparar una autoestima dañada por el camino, y, sobre todo, porque en eso consiste el darnos. El reto para los voluntarios es grande, porque además de la importancia de la tarea, a menudo los equipos están desbordados y tienen que atender a muchas personas en poco tiempo. Lo ideal sería que el equipo pueda buscar momentos para la reflexión y la autocrítica, sin las que es difícil crecer y mejorar. También es básico que los voluntarios reciban la formación adecuada. La bondad y el amor al prójimo de quien se entrega a los demás a través del voluntariado se presuponen. Sin embargo, para que ese darse esté realmente alineado con la Doctrina Social de la Iglesia, y sea por tanto coherente con la identidad de Cáritas, debemos de tener muy claro el por qué y el cómo.

Padre Juan — Monasterio de Villoria de Orbigo
Entrevista al padre Juan, sacerdote y monje premonstratense del Monasterio de Villoria de Órbigo
Por Félix Amorín Adán
Monasterio de Villoria de Órbigo, 20 de julio de 2018
Félix Amorín. Buenas tardes, padre Juan. Muchas gracias por recibirme. ¿A qué congregación pertenece? ¿Cuál es su forma de vida? Padre Juan. Nuestra espiritualidad es premonstratense, fundada por San Norberto en 1121. San Norberto es alemán y funda, en Francia, en un lugar llamado Premontré, la orden. De ahí la denominación, “premonstratense”. ¿Cómo vivimos nosotros esta espiritualidad? En primer lugar, la importancia de la vida en común, la vida en comunidad según una regla, en nuestro caso es la regla de San Agustín. San Agustín es de los primeros en hablar de lo que es la sola-comunidad; el término mono significa “uno”. Los hermanos son como uno solo que viven y comparten el diario vivir según el Evangelio del Señor. Al mismo tiempo, tenemos también la dimensión apostólica, que desde la fundación se preocupó de trabajar en lo pastoral, principalmente asumiendo las parroquias cercanas a los monasterios que se van fundando en las diferentes ciudades en Europa. F-A ¿Quién fue San Norberto? ¿Con qué finalidad fundó la orden premonstratense? P.J. Norberto nació hacia el año 1080 en un lugar de Alemania, abrazo con poco espíritu el estado clerical. Lo que cuenta la leyenda de la época: «sorprendido en el campo por una tempestad, un rayo lo derribo del caballo. Ante aquella lección de la muerte siempre al acecho, cambia de vida, se vuelve a Dios, renuncia a su canonia y se consagra a predicar el EVANGELIO, imitando la pobreza apostólica». Años después se retira a un lugar llamado PREMONTRE (Francia) donde funda en 1120 la ORDEN DE CANONIGOS REGULARES DE PREMONTRE, con el ideal de unir la vida en comunidad y liturgia al trabajo apostólico. Promovido seis años más tarde al Arzobispado de Magdeburgo (Alemania) Trabaja celosamente por la reforma del clero. Murió el año 1134. Su fiesta se celebra el 6 de junio. F.A. ¿Cómo encaja esta forma de vida monástica en la sociedad actual? PJ. Creo que de la misma manera que en la época de San Norberto, no hay otra manera. San Norberto en su tiempo fue un reformador; sobre todo, fundamentando su idea de la vida en común a partir de la Eucaristía. En nuestra espiritualidad valoramos la preocupación por la liturgia, la liturgia de las horas, eucarística y sacramental. Nuestra forma de vida encaja en la sociedad actual de la misma manera que la encajó San Norberto en su época, teniendo una apertura de corazón realista y verdadera, como es el Evangelio del Señor, hacia las personas. No es la idea de imponer criterios estructurados, sino más bien de caminar y de vivir con la gente tal y como es y como quiere ser. Es ahí donde nosotros nos involucramos, porque vamos mostrando no solamente la tradición de la iglesia, sino el modo de vivir el Evangelio en el mundo de hoy, y si es con Internet, bueno, será con Internet… (risas) con el i-phone… F.A. Redundando un poco más, en una sociedad individualista, que busca lo más fácil, lo inmediato, consumista, en la que hay muchas personas con necesidades, ¿qué aporta su forma de vida? ¿cómo podríamos, desde esta forma de vida, salirnos de este individualismo? P.J. Una de las cosas que a nosotros se nos enseña en la formación, cuando comenzamos nuestra vida en comunidad como premonstratenses, es nunca perder el sentido y la dimensión de la alegría, de la sencillez, y sobre todo de valorar el trabajo que hacemos con nuestras propias manos. Entonces, cuando hoy en día nos encontramos con una sociedad individualista, superficial, superflua, cuando todo lo tienes a mano y te resulta fácil… Si uno no contradice eso ¿cómo puede dar respuesta? Mientras nosotros no caigamos en el mismo pecado del individualismo que vive la sociedad actual; mientras no dependamos de las cosas fáciles; podemos ser un signo valedero de contradicción frente a lo que el mundo es hoy. El fundamento de esto es el Evangelio. Si el Señor dice que hay que amar incluso a los enemigos; hoy se vive en una contradicción, porque ¿qué cristiano ama hoy a su enemigo? Nosotros decimos en Chile “el que me la hace me la paga”. No sé si aquí se dice también lo mismo, “ojo por ojo, diente por diente”. Un cristiano específicamente católico… son muy pocos (no sé si contados con los dedos de las manos) capaces de amar al enemigo. Y precisamente por contradecir la perspectiva del Evangelio, la violencia crece. Esto de no ser indiferente a los signos del Evangelio, el ser contradictorio con las tendencias del mundo actual, puede ser una respuesta. F.A. Sí, sí, claro… En relación con la pregunta anterior, ¿qué labores realizan día a día? En términos de vida pastoral, trabajos, vida contemplativa en la comunidad… P.J. Ahora estamos involucrados directamente con la diócesis de Astorga, así que los tres somos curas párrocos de Villoria de Órbigo. Específicamente nuestro superior (el padre Rodrigo) es quien ha tomado la cabeza de la parroquia de Villoria y el padre Patricio y yo vamos a comenzar a ayudar en parroquias de los pueblos vecinos, ya sea en sacramentos, celebración de la Ecuaristía pero también en una conducción pastoral desde nuestra experiencia. Es el aporte que nos ha pedido el obispo. En la perspectiva de la vida contemplativa, el ser signo de comunidad abierto a todos los que quieran participar con nosotros. De hecho, tenemos una hospedería que han construido las madres, que nunca se ha utilizado para huéspedes externos, que solamente ha tenido el objetivo de hospedar a miembros de la orden. Nuestra idea es abrirla a creyentes y no creyentes, para que puedan participar de nuestra experiencia como creyentes que somos frente al mundo actual. F.A. Ha dicho que vienen de Chile. Además, se han movido por varios países… ¿Cómo ha sido su llegada a España? ¿Por qué han venido aquí? P .J. La priora de este monasterio estaba muy afligida porque las hermanas eran muy ancianas (solo quedan tres) y decidieron hace tres años, abandonar el edificio del monasterio. Ellas viven en una residencia en Astorga. Durante más de veinte años habían pedido a la orden que alguien se hiciera cargo de este monasterio. El problema está en que en la orden los únicos que hablamos español somos nosotros, los chilenos. Yo creo que esto ha sido una cosa de la gracia de Dios porque estábamos muy bien en Chile en nuestra pequeña comunidad, haciendo una pastoral de cercanía donde vivíamos, en la cordillera de los Andes, y trabajando en la fabricación de chocolate «Del Monasterio”. Pero el Señor dijo otra cosa y en cosa de dos meses hemos viajado a España en Villoria de Órbigo para seguir con el «Plan de Dios»: vivir en comunidad, orando y viviendo con las personas sus proyectos, sus inquietudes; sus penas y alegrías…Así lo quiere Dios ¿quién puede decir lo contrario? F.A. ¿Cómo ven la Iglesia en España? P.J. Es complicada la pregunta porque hace un mes que hemos llegado. Yo podría tener un criterio muy personal que no es el criterio de la comunidad. No es un criterio crítico necesariamente. Creo que los problemas pastorales también se viven en Chile. No sé si usted está enterado de los problemas con los obispos en Chile, que ha sido un desastre para la Iglesia allí, que tratamos de levantarnos, según lo que quiera el Espíritu Santo; porque no es una cuestión de experiencia humana que va a levantar la Iglesia en Chile. Entonces, si hemos venido aquí a España, específicamente al pueblo de Villoria de Órbigo, es para hacer la voluntad de Dios. Las personas nos han recibido con mucho cariño. Nos han aceptado tal cual somos, que es lo que yo siento como experiencia personal, y nos hablan de su vida, nos hablan de sus experiencias religiosas, de sus sueños y sus deseos, y de su alegría de que el monasterio vuelva a abrirse. Yo tengo que decir que veo la Iglesia aquí en España desde la perspectiva de la gente que estoy conociendo ahora. F. A. Jóvenes, Iglesia, fe, compromiso. Los jóvenes se alejan de la Iglesia, de la fe, ¿qué podemos hacer? P. J. En primer lugar, tenemos la respuesta de Jesucristo. Cuando Jesucristo dice “ven y verás”, es lo mismo que nosotros tenemos que decirles a los jóvenes es “ven y verás”, porque aunque no lo creamos, los jóvenes preguntan. El problema está en que nosotros no queremos escuchar lo que los jóvenes preguntan. Y los jóvenes hoy en día no preguntan por la existencia de Dios, sino que preguntan “¿por qué tengo que creer en Dios?”. Si nosotros hacemos un análisis racional: el problema está en que nosotros hemos impuesto la creencia en Dios a los jóvenes, y no le hemos enseñado a descubrir a Dios en el mundo de hoy. Y descubrir a Dios en el mundo de hoy es con el lenguaje del mundo de hoy, no con un lenguaje que no se entiende. ¿Y cuál es el lenguaje del mundo de hoy? No necesariamente el lenguaje de lo fácil o de lo superfluo, porque creo y siento que los jóvenes tienen también muchas cosas profundas y muchos cuestionamientos. Por ejemplo: cuando uno conversa con un joven chileno y le pregunta ¿por qué eres indiferente a la Iglesia? el responde: “Pues simplemente porque no puedo creer en una Iglesia vacía que no me acoge”; “tampoco puedo creer en una Iglesia estructuralista que me impone cosas”. “No puedo creer en una Iglesia que no es afectiva”. Esas son algunas respuestas del joven de hoy en Chile Porque no sé cómo responde el joven en España. La Iglesia en el mundo, tendría que ser más acogedora con los jóvenes y aprender a caminar más en silencio, escuchando mucho con el corazón abierto y siendo sincera con ella misma. F-A. En todas las organizaciones tiene que haber jerarquía, organización… P, J. Por supuesto. F.A. ¿Quiere decir que hay que volver a la Iglesia de Jesús? P. J. Por supuesto, claro. Como dice el Papa Francisco, tenemos que tener el olor de las ovejas. Eso significa que si yo no me involucro con mis ovejas ¿cómo las voy a conocer? ¿Qué dice el Evangelio? El buen pastor conoce a sus ovejas y las llama por su nombre. Yo no sé si algún cura conoce los nombres de toda la gente de su comunidad (no estoy hablando del consejo pastoral ni de los que rodean al sacerdote), no sé si conoce el nombre de toda la comunidad de su comarca, de su pueblo… si ese es su rebaño, debe conocerlo. No me digan que es imposible. No sé si algún obispo conoce todos los nombres de su grey, de su diócesis. Me va a decir que es imposible. No, no es imposible. Eso es evangélico. Pero conocer el nombre de las ovejas no es solamente conocer un nombre porque el gabinete de identificación así me lo exige, no es una cuestión de una ley civil. Conocer el nombre de las ovejas significa conocer el corazón de los que están tristes, de los que están alegres, de los que tienen una buena familia, de los que no, de los separados, de aquellos que tienen problemáticas en su vida que no son comprendidas a nivel social. El pastor debe conocer a sus ovejas y tiene que conducirlas a los «pastos tiernos» y a las «aguas tranquilas» F. A. Visto todo esto, lo que sí que podemos decir, o así lo entiendo yo, es que los sacramentos, los ritos en la Iglesia, tienen que volver a resurgir. P.J. No, fíjese, no es que tengan que volver a resurgir. Ya están. Sabemos que son siete los sacramentos de la Iglesia. El problema está en cómo hacemos verdaderamente una pastoral sacramental. Tenemos instrucción teológica, bíblica, que son muy buenas, pero pastoral sacramental no. La pastoral sacramental, según mi entender y mi experiencia, se fundamenta en base a los signos del sacramento. Le ponto solamente el ejemplo de una cartilla que elaborábamos en nuestra parroquia en Chile de lo que significaba la pastoral sacramental del bautismo. En cuatro encuentros tienen que prepararse los papás, o aunque sea el hijo de un padre o una madre solteros –no nos preocupa eso, nos preocupa que tienen que ser catequizados. Y hemos descubierto que la mejor manera de ser catequizados es mostrarles los signos del bautismo. El primer encuentro era sobre el signo del agua. Se reunían los 20 ó 30 que se estaban preparando y entonces teníamos una pequeña mesa muy bien adornada con un jarro con agua. Hacíamos preguntas a la gente: ¿Qué significa el agua?, ¿Qué importancia tiene el agua para la vida de las personas?, ¿Qué tiene que ver el agua con el bautismo? Nos reuníamos en grupos y la gente daba su opinión. Se escribían las respuestas en grandes papeles y luego la gente ponía el grupo y podían intercambiarlos. En la segunda parte del encuentro se trataba de vivir el signo del agua. Muchas veces estaba presente solo el catequista y otras veces también el cura párroco. El agua era bendecida y se hacía el gesto de bendecir. Como éramos adultos y los que estaban participando eran bautizados, los papás (también los padrinos pueden venir a los encuentros) se bendecían mutuamente con agua trazando la señal de la cruz en la frente. El signo del agua. Y eso ¿cuánto duraba? Máximo, 45 minutos. Esto no puede durar más. La gente se iba contenta. Así pasaba el primero, el segundo, el tercer encuentro, mostrando los diferentes signos. El agua, la luz, el aceite… y el último encuentro era sobre la convivencia, donde cada participante traía cosas para compartir, ya sea una galleta, un bizcocho, una bebida, etc. ¿Por qué? Porque si no somos capaces de vivir el bautismo desde la perspectiva de la comunidad, entonces no tiene sentido un bautismo desde la perspectiva eclesial, pasa a ser meramente un compromiso de costumbres tradicionales. Y resultó que se llegó a utilizar la cartilla en toda la diócesis, y también en otras diócesis de Chile. Como yo era párroco de una comunidad donde la parroquia tenía 18.000 habitantes, con 13 comunidades campesinas, cada catequista de las comunidades de campo hacía uso de estas cartillas y lo hacía con el lenguaje campesino, usando los elementos propios del campo, y así las personas podían entender el significado de la celebración del sacramento. Una cosa que me llama la atención es que hemos olvidado «celebrar los sacramentos». Los sacramentos no se ejecutan ni se administran poniéndoles un precio como si fuera lo más importante –por supuesto que es importante porque el párroco tiene que vivir- pero no es lo más importante; «importa más celebrar el sacramento» .»Los sacramentos se celebran» F.A. Y una pregunta más personal, ¿cómo recibió usted la vocación para tomar los hábitos? P. J. Pertenezco a una familia muy católica, muy creyente. A mi mamá y a mi papá, a los que el Señor ya vino a buscar, sobre todo a mi mamá es a quien debo mi intrusión eclesial o religiosa, el ser parte del pueblo de Dios. Mi mamá se educó con las monjas del Buen Pastor en Iquique. Yo soy de Iquique, que es un puerto en el norte de Chile, en lo que se llama la parte desértica o desierto de Atacama… fue ella la que me enseñó este amor a la Iglesia. Y una de las cosas que siempre nos dijo a los cuatro hermanos (somos cuatro hermanos) es que nunca debemos “tenerle mala” a la iglesia, nunca usó la palabra “estar en contra”, sino que nunca deberíamos “defraudarnos” de la Iglesia, pase lo que pase. Y mi mamá, una mujer que, es un orgullo, no me avergüenzo de decirlo, fue analfabeta y aprendió a leer y escribir solita (no tuvo escolaridad como la que tenemos hoy en día), desde su inteligencia del corazón, me dijo: “pasarán los obispos, pasarán los curas párrocos, pasarán los monjes, pasarán las monjas, pero la Iglesia queda, porque es obra del Espíritu Santo, no de los hombres, no es ni del Papa, ni es obra de los obispos, ni de los curas, ni de las monjas ni de los monjes, es del Espíritu Santo, y nosotros, el pueblo de Dios, somos quienes hacemos la Iglesia. Los otros conducen, mandan, ordenan, oprimen, pero jamás son creadores de la Iglesia”. Y eso me ha quedado grabado hasta el día de hoy, fue la primera catequesis que yo aprendí, de mi mamá. La vocación, cómo despierto yo al llamado de Dios… Mire, yo no tuve ninguna aparición de ningún santo, no se me apareció tampoco el Sagrado Corazón, tampoco la Virgen de Lourdes, que son las advocaciones populares de mi zona, ni tampoco la Virgen del Carmen (hay un gran santuario en mi zona), no, tampoco tuve una llamada extraña que viniera del cielo de o de las nubes. Tampoco tuve la presencia de una paloma como signo del Espíritu Santo, sino que simplemente, conversando con mi mamá, le dije: “oye, alguna vez yo quiero ser cura”. Entonces mi mamá me dijo: “sí, está bien, pero primero tienes que estudiar, tienes que terminar tus estudios y si vas a la universidad tienes que terminar tus estudios universitarios, no sea que este llamado más adelante no resulte, y ¿cómo vas a ganarte la vida?” –mi mamá fue muy práctica. “Pero yo no me opongo, ni tampoco tu papá. Tú eres quien va a decidir”. Yo seguí los consejos de mi mamá. Terminé mis estudios, terminé la universidad y una vez terminado le dije a mi mamá, “me voy al seminario”. Me fui al seminario y comencé a participar de la espiritualidad premonstratense. Así de sencillo. Yo no puedo decir que haya sido algo extraordinario. Lo más extraordinario es que todavía sigo siendo cura, que es diferente. F. A. Y finalmente, una recomendación o un consejo para todos los feligreses que nos van a leer en la página web de la unidad pastoral de Villalegre-La Luz, un consejo para seguir la fe, para seguir a Jesús en estos tiempos tan difíciles. P. J. Creo que ustedes se van a decepcionar pero yo no acostumbro a dar consejos, no me gusta dar consejos. Simplemente a mí me gusta compartir y también lo hago con ustedes con mucho gusto y con mucho cariño, lo que ha sido mi experiencia de fe. Si doy un consejo, lo más probable es que ni siquiera yo lo siga. Ahora, ¿cuál es mi experiencia de fe? Es que a pesar de todas las dificultades que uno pueda vivir en la vida; o problemas que tienen su origen en las situaciones que estamos viviendo en el mundo de hoy,(también a nivel de iglesia) a pesar de eso nunca he dejado de creer y de sentir a Dios. Usted podrá decirme, vive en un monasterio y se pasa rezando todo el día… Es verdad, pero mi oración no es una jaculatoria, y esa es la otra experiencia que puedo compartir con ustedes. Mi oración no ha sido una jaculatoria ni una cosa recitada de memoria, mi oración ha sido simplemente estar en silencio y dejar que Dios hable. Y nos habla con el lenguaje humano, tiene el idioma del siglo, que lo entienden los santos (yo no me considero ningún santo) o los que verdaderamente luchamos por caminar por los caminos de santidad. Es decir, el lenguaje de Dios, si , no es otra cosa que aprender a hacer las cosas bien. F. A. Yo tengo que decirle que el mejor consejo es la experiencia. Muchas gracias, padre Juan. Quedamos a su disposición. P. J. Gracias a usted. También nosotros quedamos a su disposición. Cuando quieran venir a visitarnos a nuestro monasterio, bienvenidos sean. Espero no haber cometido herejía.
Titulo: De la vieja riera de Vidriero a la actual Villalegre
Autora: María Josefa Sanz Fuentes Cronista Oficial de Avilés. Muchos siglos han pasado para que el extremo suroriental del concejo de Avilés adquiriera la fisionomía que hoy nos ofrece. Cuando buscamos su denominación en los viejos papeles de nuestro rico archivo municipal nos topamos con la de Riera de Vidriero, que tiene su parangón en la parte opuesta al mismo con la Riera de Miranda. En ambos casos nos encontrábamos con un espacio rural, poblado de caserías, de cuyas huertas se surtía en gran parte el mercado avilesino de los lunes. La vieja Riera de Vidriero, delimitada por los ríos de La Magdalena y Arlós, tenía su punto culminante en el alto de Luera, desde donde se dominaba toda la longitud de la ría avilesina hasta que esta chocaba con el murallón de Nieva, que la separaba del mar abierto. En el alto de Luera, casi en la cumbre, ubicó en la Edad Media su solar una casa señorial, que edificó, algo apartada de lo que era su vivienda, una capilla en la que comenzó a recibir culto una imagen de la virgen bajo la advocación de Santa María de Luera, y que no es otra que la Virgen de la Luz, lugar de especial devoción para los avilesinos que acudían desde todas las partes del concejo y de otros de su jurisdicción, como Illas y Corvera, a celebrar la fiesta de la virgen en el mes de mayo, fiesta que tenía como alimento especial la leche presa, que se vendía en tarros de cerámica negra procedente de la otra riera, de Miranda, y que tras una trastada o desafío juvenil, tantos besos a su novia como añicos se produjeran al ser lanzado el tarro contra el suelo por el enamorado, ha convertido hoy su romería en una cita ya no solo religiosa, sino también de celebración de un “rito” inexcusable y casi de reto para alcanzar un Guiness. Pasó el tiempo, y en el siglo XIX, al pie de este monte de Luera, en Villalegre, se asentó una colonia de emigrantes retornados de América, es decir, de indianos, que pasaron a edificar toda una serie de residencias de mayor o menor porte, pero todas ellas de una especial característica constructiva, en la que destacaban sus jardines, poblados de palmeras, magnolios y araucarias en recuerdo de los países ultramarinos que los habían acogido. A la sombra de la colonia y de la que podríamos llamar urbanización, potenciada por la llegada al lugar del Ferrocarril del Norte y del tranvía, ayudado asimismo por atravesar su centro el viejo camino real de Avilés a Oviedo, transformado posteriormente en carretera, y por la presencia de viviendas de los obreros de la Azucarera y de otras industrias cercanas creadas por la familia Maribona, se funda una nueva parroquia, la del Sagrado Corazón de Jesús en el mismo Villalegre, segregada de la vecina de San Esteban de Molleda, ubicada en el limítrofe concejo de Corvera. La acoge una iglesia de gran sencillez constructiva, pero que pronto atrajo las miradas por su torre, rematada en un chapitel gris, y más tarde por las magníficas pinturas, que cubrieron su interior, como si de un gran tapiz se tratara, obra del pintor avilesino Gonzalo Pérez Espolita, quien también dejó hermosos murales en la sacristía de la parroquia de San Nicolás de la villa de Avilés y enel ábside de la de San Antonio de Padua de la misma villa. Esta iglesia, que hace unos veinte años presentaba un aspecto muy deteriorado, gracias al esfuerzo de la comunidad parroquial, encabezada por quien fue su párroco durante muchos años, D. Vicente Pañeda, ha comenzado a restaurarse, tanto en su estructura como en sus pinturas, labor en la que se continúa con la llegada hace un año de un nuevo párroco y que esperamos ver pronto culminada. Son pues dos faros, la capilla de La Luz, cuya virgen ha sido proclamada patrona de todo el concejo de Avilés, y la parroquia del Sagrado Corazón, que se eleva sobre esas vías de comunicación que han impulsado el desarrollo de Villalegre, sin que por ello haya perdido su viejo porte campesino y señorial, quienes hacen que todos los que pasan por su entorno no puedan dejar de detenerse, admirarlas y disfrutar de las mismas.
Titulo: Unidades Pastorales: un reto y una esperanza
Autor: D. Jesús Emilio Menéndez Menéndez
Vicario Episcopal de Avilés-Occidente
La Iglesia tiene una única razón de ser: anunciar el Evangelio. Una Iglesia que formamos todos los bautizados: sacerdotes, laicos y consagrados. Con la misma dignidad; aunque cada uno desde su propia vocación. Y esta tarea supera nuestras capacidades humanas; aunque las necesita todas. Porque “es Cristo, quien, por el Espíritu Santo, da a la Iglesia el ser una, santa, católica y apostólica, y Él es también quien la llama a ejercitar cada una de estas cualidades” (Catecismo de la Iglesia Católica 811).
Y esta Iglesia de Cristo, se hace presente en las comunidades parroquiales, en la medida en la que viven en la comunión que se manifiesta y se realiza de forma singular e insustituible en la Eucaristía; sin perder de vista que sólo bajo el ministerio sagrado del obispo y formando parte de la Iglesia Diocesana se concreta la única Iglesia Universal . (Cf.Lumen Gentium 26).
Con el tiempo, las parroquias se fueron identificado más con las realidades humanas que diferencian que con la misión que une: territorio, tradición, costumbres; incluso rivalidades. Por otra parte, la necesaria constitución jerárquica de la Iglesia -que tiene que ver con el servicio de gobierno, enseñanza y santificación-, derivó hacia la ausencia de toda corresponsabilidad vocacional por parte de los laicos.
Fruto de esa situación, nos encontramos con una Iglesia que aún no ha superado una fuerte carga de clericalismo. Sobre todo, porque ha facilitado la comodidad de una feligresía que, dependiendo de un cura que lo hace todo, que lo manda todo y que lo controla todo, les hace la vida más fácil. Y de una Iglesia evangelizadora, se ha pasado a una Iglesia administradora de servicios. Y quienes forman parte de las parroquias, aprendieron más a ser clientes que miembros activos. De ahí el individualismo en la vivencia de una fe “a la carta” al margen de la comunidad. A esto se une la dificultad para mirar más allá de los muros y fronteras de “mi parroquia” y la carencia casi absoluta de sentido comunitario de pertenencia a una Iglesia Universal. Y si no hay comunidad no hay vocaciones; ni sacerdotales, ni matrimoniales, ni consagradas, ni laicales, ni misioneras. Y si no hay vocaciones, no hay posibilidad de evangelizar. Y si no se evangeliza, la Iglesia pierde su razón de ser.
Toda esta realidad que se singularizaba en “mi” párroco y en “mi parroquia” encuentra ahora una dificultad que, posiblemente, sea una ocasión para que el Espíritu Santo reconduzca nuestras propias limitaciones humanas hacia el verdadero proyecto evangelizador que necesita la Iglesia: falta la pieza clave que sostenía todo el montaje piramidal. No hay sacerdotes.
¿Qué hacer en esta situación? ¿Lamentarnos? ¿Añorar tiempos pasados? ¿Inhibirnos? No. La única solución es vivir este momento como un signo de los tiempos abiertos a la esperanza. Dios nos puede hablarnos más claro: tenemos que tomar conciencia de nuestra propia vocación y preguntarnos: y yo, como sacerdote, como laico, padre de familia, consagrado o en búsqueda de mi propio lugar en la Iglesia, ¿Qué puedo hacer para ser testigo de Jesucristo y del Evangelio en la comunión de la Iglesia?
Necesariamente, tengo que empezar por acoger lo que la misma Iglesia, después de trabajar mucho y haber reflexionado juntos, en comunión con nuestro Arzobispo, nos propone: una vuelta a la parroquia con un espíritu abierto a la llamada de Dios, generoso y emprendedor para ser testigos del Evangelio, purificados por la oración y viviendo la fraternidad de la Iglesia. Una Iglesia de creyentes y de practicantes; no de clientes y, menos, de turistas o socios ocasionales. Por eso, cuando hablamos de “Unidades Pastorales”; queremos decir:
– Que todos somos corresponsables en la vida de la Iglesia: el cura y también los laicos, con los consagrados. Por eso, no podemos ir de por libre, de forma individual; sino juntos, formando comunidad y en equipo: catequesis, liturgia, Cáritas, Manos Unidas, pastoral de la salud, pastoral familiar… Equipos interparroquiales que se complementen.
– Que no podemos seguir encerrados en nuestros territorios particulares multiplicando actividades para unos pocos. Igual que nos desplazamos para otras cosas, podríamos juntarnos todos en un templo cercano a varias parroquias limítrofes –aunque fuese de forma rotativa-, expresando así de manera más explícita la fraternidad dando más realce y solemnidad a las celebraciones.
Una unidad Pastoral es, por tanto, una agrupación estable de habitantes que, viviendo en una o varias parroquias limítrofes, pueden formar una comunidad cristiana, viva y organizada y además permite desarrollar las actividades propias de una pastoral misionera y evangelizadora con la participación y colaboración activa de los fieles.
No se trata de suprimir parroquias; pero la realidad impone trabajar de forma más comunitaria, más misionera, más generosa, y más fraterna y organizada. Sólo así aseguraremos una presencia sacerdotal cualificada y una comunidad parroquial más comprometida. Y todos saldremos ganando.
Titulo: Un centenario que corona la devoción a la Santina
Autor: + Fr. Jesús Sanz Montes, ofm Arzobispo de Oviedo Llegó el momento esperado y así lo estamos celebrando durante este curso. Nada menos que un cumplesiglo es lo que nos mueve a tanta algazara de alegría. Hace ya cien años que nuestra querida Santina, la Virgen de Covadonga, recibió oficialmente la coronación. Sabemos que una corona sobre la cabeza siempre ha sido signo de distinción, de nobleza reconocida y compromiso por parte de quien la llevaba con dignidad responsable. Hemos visto a través de la historia tantas coronaciones de hombres y mujeres que nos mostraban así su realeza y sellaban la entrega que les implicaba ser coronados para bien de un pueblo y no simplemente como sucesión de una dinastía. Hay una coronación atípica que ha traspasado el curso de los siglos por lo mucho que significó y el alto precio que tuvo: la coronación de espinas del Señor Jesús, nuestro Redentor. Era símbolo de una realeza, la más real de todas ellas, que sin embargo sólo se comprendía desde el servicio más humilde y desde la entrega más verdadera. Junto a esta coronación de Jesús, se nos relata en el último libro de Biblia otra que tiene a María como protagonista: «una mujer vestida del sol, y la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza» (Apoc 12, 1). Es la antesala de lo que a continuación describirá el Apocalipsis sobre la batalla que en la historia se da entre el bien y el mal, entre lo que Dios propone y lo que el maligno quiere arrebatar. En esta encrucijada aparece María coronada de esas doce estrellas para darnos a su Hijo que será quien nos permitirá salir victoriosos de las insidias y zancadillas tentadoras del diablo. Este es el inacabado relato de la verdadera reconquista cristiana. María coronada como reina de nuestro bien y nuestra paz. No es una princesita de un cuento de hadas lejano que nada tiene que ver con nuestras lágrimas y sonrisas, o que sea extraña ante nuestros mejores sueños o las más temidas pesadillas, sino que tal realeza así coronada está a favor de la vida y del destino al que nos ha llamado el Señor para nuestra humilde felicidad y para nuestra eterna dicha. Son ya cien años, justo los que caben en un siglo, para reconocer cómo Nuestra Señora ejerce su maternidad hacia nosotros sus hijos, acompañándonos de tantos modos en los mil vericuetos en los que una buena madre siempre nos acompaña y sostiene la virtud en el empeño de la reconquista de lo que vale la pena como pueblo, como familia y como personas. Subimos tantas veces a ese rincón querido, verdadero corazón espiritual de Asturias, y allí vertemos nuestras plegarias que dan gracias por tantas cosas o que para tantas cosas piden gracia. Le pedimos a la Reina y Madre con un avemaría que ruegue “por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte”. Y Ella ruega, y nos dice dónde está el camino de vuelta tras los desvaríos que zarandean nuestra vida humilde y vulnerable, esa que tiene mi nombre, mi edad y la circunstancia que la domicilia. Todo un programa de celebraciones, peregrinaciones, eventos culturales, proyecciones misioneras y compromisos sociales que se han ido desarrollando a lo largo de este año y que, con la ayuda de Dios, continuaremos haciéndolo hasta la conclusión de este centenario especial. Le pedimos a la Virgen de Covadonga, que vuelva a nosotros su mirada en este año especial de un siglo de piedad popular por parte de sus hijos, gozosos por esta efeméride que pone ilusión revitalizadora en nuestra vida diocesana y personal. La coronación renovada sea nuestro humilde homenaje a quien deseamos sea la reina de nuestras montañas y de nuestras vidas.
Titulo: ACONFESIONALIDAD… LAICIDAD…
Autora: Lucia San Narciso Izquierdo Licenciada en Psicologia y grafopsicóloga. Miembro de sociedades científicas como son Socidrogalcohol, Patología dual, Sociedad Española de Toxicomanías La Constitución de 1978 establece, en su artículo 14, que “los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. Y el artículo 16, tras garantizar la libertad ideológica, religiosa y de culto, establece que “ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”. España se declara, según los términos antes citados, como un Estado aconfesional. La independencia del Estado de cualquier influencia religiosa se debe entender en el contexto del derecho a la libertad religiosa. La Declaración de los Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, en su artículo 2, 1 establece que «toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración sin distinción alguna de (…) religión ». El artículo 18, además, indica que «toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia». La vigencia de los principios de neutralidad (la no identificación del Estado con los valores de una determinada religión o ideología) y tolerancia (el respeto, dentro de los límites del orden público, de cualquier concepción por minoritaria que sea), requiere una homogeneidad ética para el mantenimiento de un orden jurídico duradero, dentro de una sociedad plural. La definición de Estado aconfesional recoge que éste no se adhiere y no reconoce como oficial ninguna religión en concreto, sí se admite la posibilidad de que pueda tener acuerdos (colaborativos o de ayuda económica principalmente) con ciertas instituciones religiosas. El papa Francisco ha dicho: «La convivencia pacífica entre las diferentes religiones se ve beneficiada por la laicidad del Estado, que, sin asumir como propia ninguna posición confesional, respeta y valora la presencia del factor religiosos en la sociedad». En cuanto al aspecto de que la iglesia exenta de pagar el IBI en este aspecto, los expertos no se ponen de acuerdo, pero la mayoría admite que es lógico que la Iglesia esté exenta de pagar el IBI teniendo en cuenta que España debe «cooperar» con las distintas confesiones. Hay que recordar que no sólo ciertas propiedades de la Iglesia católica están exentas del IBI, sino también lo están los lugares de culto, residencia y enseñanza de judíos, evangélicos y protestantes. La iniciativa de las comuniones civiles es una vuelta de tuerca más en la ola de laicización de celebraciones y sacramentos de origen religioso que comenzó hace algo más de una década con la aparición de los bautizos civiles. Mención aparte merece el matrimonio, que es un caso distinto porque, además de un sacramento, es un contrato entre los cónyuges, por lo que siempre ha tenido un componente civil. En cambio, tanto el bautismo como la primera comunión son rituales de carácter religioso sin ningún tipo de efecto legal. Lo que hace falta es que las personas debatan estas ideas en profundidad, en conocimiento y con respeto. En países con una larga tradición democrática y laica, las posturas de un número importante de congregaciones católicas ante temas similares a los debatidos han tenido como respuesta que los feligreses tomen militancia activa en la defensa de sus convicciones. La laicidad abierta implica reconocer la realidad plural de la condición humana y, por ende, la dimensión religiosa de la persona como una de las vertientes que configura la vida humana. Religión y Estado son cosas distintas, pero no incompatibles. El Estado tiene su ámbito de actuación, así como la religión el suyo. La laicidad abierta convoca a un fecundo entendimiento entre el Estado y las diferentes religiones con vistas a facilitar el ejercicio de uno de los derechos humanos hoy más relevantes: la libertad religiosa. Una libertad que, a pesar de los pesares y de estar en los inicios del siglo XXI, sigue siendo una asignatura pendiente en muchos países del mundo, también de los denominados desarrollados. Por parte del Estado hay que superar el laicismo combativo, a veces, claramente antirreligioso, en favor de una laicidad en la que quepan todos. La mayoría de la Unión Europea tiene constituciones laicas y está formada por sociedades secularizadas. La libertad religiosa asegura a las iglesias sus derechos y los estados fomentan formas de colaboración, en lugar de luchar contra ellas, como ocurrió en el siglo XIX y buena parte del XX. La laicidad no implica hostilidad, sino que posibilita colaboraciones y acuerdos en beneficio de la paz social, de la libertad religiosa y de la convivencia de todas las religiones. De todos modos a pesar de la aconfesionalidad, laicidad…la psicología y la religión aunque cada una enfatiza en dimensiones diferentes del ser humano, hay un punto en el que confluyen, y es la preocupación por el hombre y por el sentido de la vida. A pesar que la religión y la psicología son dos discursos bien diferenciados entre sí, entre ellos existe una conexión y un punto de concordancia que va mas allá de lo que cada uno exalta y enfatiza: ambas se preocupan por el hombre, cada una desde una mirada particular: la religión entendiéndolo desde la relación con Dios y la psicología desde la relación consigo mismo y con los demás, dos puntos de vista no excluyentes. Lucia San Narciso Izquierdo
Titulo: El día internacional de la Mujer… eso… ¿Qué significa?
Autora: Madre Olga María del Redentor Superiora del Monasterio de Valdedios El día internacional de la Mujer… eso… ¿Qué significa? ¿Qué sentido tiene? No lo sé exactamente, pero quiero aprovechar la ocasión para afirmar que soy muy feliz por ser mujer y doy gracias a Dios que me pensó y me creó mujer. Dios hace muy bien todas las cosas. Ha hecho muy bien al hombre y a la mujer: ambos llenos de belleza y capaces para la bondad y el amor. Muchas veces me han preguntado por el tema de la mujer y el feminismo. Nunca he acabado de entender ese empeño de algunas mujeres de vivir peleadas con los hombres y acusándoles por sistema de misoginia cuando la realidad es que ellas son violentamente andróginas. Entiendo que se reivindique la igualdad de oportunidades y el reconocimiento de la misma dignidad, pero nada más: afirmar que el hombre y la mujer son iguales indica una alarmante miopía moral e intelectual. No somos iguales -ni física ni psicológicamente- eso es así y ya está. Siguiendo la definición del diccionario, que dice que el feminismo es una “doctrina y movimiento social que pide para la mujer el reconocimiento de unas capacidades y unos derechos que tradicionalmente han estado reservados para los hombres”, soy feminista; pero nunca admitiré ese feminismo absurdo e irracional que dice que “ser feminista es despreciar al sexo masculino” o “ser feminista es querer ser más que el hombre”. Ser feminista empieza por respetar a las propias mujeres en el modo en que han decidido vivir su femineidad. Algunas hemos decidido vivir nuestra vida y nuestra sexualidad de una manera concreta y tenemos derecho a ser respetadas y a no ser tachadas de “medievales” ni de “retrógradas” por las propias mujeres que, muy frecuentemente, nos atacan y condenan mucho más que los varones. Ser feminista significa respetar que una mujer opte por la virginidad y renuncie al matrimonio, y también a la que decida ser madre y esposa y quiera quedarse en el hogar dedicada a su marido y a la educación de sus hijos. Ser feminista es no sentirse inferior al hombre, pero tampoco superior a él. Ser feminista es vivir feliz asumiendo lo que eres y disfrutando de la esencialidad de lo femenino sin resentimientos ni rencores hacia lo masculino. Ser mujer me ha investido de una fuerza y unas capacidades diferentes de las del varón, de las que me siento orgullosa y de las que “ejerzo”, pero sin necesidad de insultar ni agredir a nadie: la ternura, la dulzura, la fragilidad como fuerza (que no es debilidad), la capacidad de organización, el espíritu de abnegación y sacrificio… Ser feminista de verdad significa para mí que no se instrumentalicen ni se manipulen el cuerpo de la mujer ni algo tan bello, grande y hermoso como es la maternidad. Y… lo siento, pero tengo que decirlo: quien más degrada y humilla el cuerpo de la mujer es la propia mujer cuando se presta a cosas humillantes como ofender públicamente sirviéndose de su cuerpo desnudo ¿eso es ser feminista? ¡¡No!! Eso es haber perdido la dignidad y caer muy bajo. ¿De verdad hay alguien tan tonto como para creer que aparecer en un lugar público con el torso desnudo creando una situación desagradable y embarazosa sirve para reivindicar algo? Sirve solamente para desautorizarse ipso facto y para que lo cuenten en los medios de comunicación mientras no aparece otra noticia de más fuste. Ser feminista no puede significar ser resentida ni acomplejada, no puede significar ser violenta ni ofensiva, sino luchar por el bienestar de las mujeres del mundo entero empezando por respetar la libertad, los credos y los planteamientos vitales de todas ellas y defendiendo esto desde la dignidad, la madurez, la serenidad, la alegría y la profundidad y belleza de sentimientos de un corazón de mujer que vive agradecido por serlo. Para mí nunca ha sido un obstáculo el ser mujer en el seguimiento del Señor. Al contrario: cada día le doy más gracias a Dios por haberme creado mujer y por haberme escogido para Él porque -observando como Jesús ha tratado a las mujeres- he entendido muchas cosas. He leído en el Evangelio, he rastreado los diferentes episodios que se nos narran de Jesús hablando con diferentes mujeres en circunstancias tan distintas y en todas he encontrado un denominador común: ellas no han sido llamadas expresamente por Jesús. No se narra ningún pasaje evangélico en el que Jesús se dirija a una mujer llamándola a su seguimiento como hace con los apóstoles; sino que, más bien, lo que nos dice el Evangelio es que ellas le seguían y hay momentos en que se nos cuenta cómo Él ha salido al encuentro de ellas, ha entablado un diálogo con ellas, como con la mujer samaritana o con la mujer cananea, pero no hay un momento en que Él se pare y le diga: “Tú, sígueme.” Y a veces, yo me he preguntado: “¿Por qué?” Y, examinando mi vida, he visto que a mí tampoco me llamó así. No hubo un momento de mi vida en que Jesús me encontró cara a cara y me dijo: “Tú, sígueme.” ¡No! La historia de mi vocación no ha sido así. Me encontré con Él, le fui conociendo, me enamoré de Él y, sin que Él me dijera nada… me fui con Él, porque cuando te enamoras de alguien no necesitas que te diga nada: espontáneamente vas. Así ha sido mi vocación y así he visto que ha sucedido con muchas mujeres: conociendo a Jesús, quedaban totalmente embriagadas por Él y le seguían sin más; no necesitan ser llamadas porque van enamoradas, prendadas de Él y le siguen. También he observado que, salvo con la mujer samaritana y con la mujer cananea (que son dos pasajes con unos diálogos un poco más extensos), con el resto de las mujeres que le siguen, Jesús -al menos es esa la constancia que tenemos en el Evangelio- cruza pocas palabras, frases cortas. Y yo he querido siempre entender en esto -es una idea mía personal, pero la siento así en mi corazón- que el lenguaje y la comunicación de Jesús con estas mujeres que le seguían era de pocas palabras porque era más de corazón a corazón. Su comunicación e intimidad con ellas sobrepasa el uso de la palabra: es mucho más profundo y sustancial. De hecho, con ellas se prodiga en gestos. Gestos simbólicos, como con María de Betania o la mujer pecadora que, cuando va a empezar el banquete en casa de Simón, se arroja a sus Pies y le cubre con sus lágrimas. El encuentro con María Magdalena en la mañana de Resurrección, es un diálogo breve: “Mujer, ¿por qué lloras?, “Si tú lo has llevado, dime donde lo has puesto.” Y la gran revelación, el nombre: “¡María!” Y ella le reconoce y ella comprende y ella cree. Es un diálogo íntimo de pocas palabras, de muchos gestos. Ante la mujer adúltera hay pocas palabras también y hay un gesto impresionante: Jesús ante el pecado, ante el pecado evidente, ante el pecado que otros condenan, ante la mujer pecadora que quieren dar muerte, que quieren apedrear… Jesús tiene un gesto que no tiene nada que ver con las piedras ni la dureza: se inclina. Ante nuestro pecado Jesús se inclina, no hay reproches, no hay enfado, no hay condena; hay dolor, hay claridad -porque en ningún momento Él niega el pecado- hay misericordia, hay perdón. Pero el caso que a mí más me impresiona -el que más- es el de la mujer viuda en Naim que va a enterrar su único hijo. Pasa acompañando el cortejo fúnebre con el cadáver de su único hijo y esta mujer llora, como cualquier madre que ha perdido a su hijo y lo lleva a enterrar. No dice nada, no pide nada… solamente llora y las lágrimas de esta mujer, que es madre, conmueven las entrañas de Jesús hasta tal punto que le resucita el hijo. ¡El dolor de una madre no deja indiferente a Dios! Si nosotras fuéramos de verdad madres, mujeres con entrañas maternas y lloráramos con verdadero dolor por tantos hijos muertos -que pululan ahora mismo por el mundo pero están muertos- conmoveríamos de tal manera las entrañas de Dios que serían devueltos a la vida. Por eso he dicho muchas veces que las Carmelitas Samaritanas tenemos que resucitar muertos, pero para poder resucitar esos hijos muertos nos tienen que doler, y tenemos que llorar. Y hay otro caso de una mujer que le dice claramente a Jesús llorando desconsolada: “Si hubieras estado aquí no hubiera muerto mi hermano.” Es la misma mujer que quebró el frasco y es la que mejor refleja nuestra vocación, porque tiene esas dos facetas: por un lado, la intercesión, el ruego, el resucitar a la vida los hermanos muertos; y por otro lado, el gesto de amor, la entrega, la delicadeza, la sintonía con los sentimientos del Corazón de Cristo, la reparación, el entregar la propia vida en holocausto. Las dos facetas de nuestra vocación las encarna ella: llorar y llorar con desconsuelo por nuestros hermanos muertos y quebrarnos y rompernos por Jesús a pesar de la incomprensión. Y fueron ellas, las mujeres, las que han estado cerca de Jesús cuando nadie quería estar. A pesar de su debilidad, a pesar de ser consideradas débiles por ser mujeres, eran fuertes, su amor era siempre más fuerte que el miedo y era conocido por Jesús y apreciado por Él. Así lo dice cuando Simón le recrimina que se deje tocar por “esa” y Jesús confiesa que conoce el corazón de “esa”, y dice -otra vez refiriéndose a una mujer- una las cosas más preciosas que han salido de la boca del Señor: “Se le ha perdonado mucho porque ha amado mucho.” Luego Él sabía y estaba recibiendo todo el amor de aquella mujer que lloraba a sus pies. En ningún momento Él se retira o rechaza el contacto. Y hay que añadir que la persona, el ser humano que Jesús más ha amado y ama en la vida es una mujer; que siendo Dios, cuando quiso hacerse un regalo a Sí mismo, cuando quiso un corazón absolutamente puro y limpio que fuera un regalo para Él y que le pudiera amar como Él ansiaba ser amado, ese corazón fue un corazón de una mujer. La única criatura que fue preservada del pecado original por la Pasión del Hijo, en previsión de la Pasión del Hijo, fue una mujer… porque el Corazón de Jesús desea ser amado con ternura, con delicadeza y por eso ha hizo así, por eso la creó así y le concedió los privilegios más grandes que ninguna criatura humana haya gozado jamás. Y, sin embargo, no le dio el primado, no la envió a predicar, no le dio la facultad de perdonar los pecados, ni de administrar los sacramentos, ni de dirigir la nave de la Iglesia… Es tan evidente lo que estoy diciendo que no entiendo cómo todavía hay personas que siguen machacando el mismo clavo, ¡es absurdo! No es cuestión de amor, porque nadie fue más amada que Ella, sino que es cuestión de que, en el plan de Dios, Él ha ordenado las cosas según su Sabiduría Divina le dicta; y lo normal y lo lógico es que confiemos en Él, en su Sabiduría, y acatemos lo que ha dispuesto. La mujer en la Iglesia tiene su puesto, tiene su lugar y tiene una vocación irrenunciable a ser ministro de la ternura de Dios, ministro de la delicadeza de Dios, reflejo de la maternidad de Dios porque Dios es padre y madre, no solo es padre, también es madre. La mujer tiene que ser testigo de la ternura y la misericordia de Dios… la mujer tiene como misión redimir todos y cada uno de los gestos, la mujer tiene que enseñar el valor de la fragilidad, la fortaleza de lo pequeño, la reciedumbre de una madre… La mujer tiene que enseñar a los hombres a llorar: a llorar la soledad del Señor, a llorar la dureza de corazón, a llorar tantos hermanos que se nos mueren… La mujer en la Iglesia tiene que enseñar a acariciar, a besar, a tocar… tiene que redimir todos esos gestos que tanto miedo dan a veces y tiene que ser reflejo de la pureza de Dios: es un ministerio. La mujer en la Iglesia tiene que enseñar a adorar, a permanecer, a servir, a obedecer, a permanecer con Él y a orar, a conciliar, a reconciliar… y tiene que ser la primera a encontrarse con el Señor resucitado y correr, como María Magdalena en la mañana del domingo y como la mujer samaritana cuando se encuentra con Él junto al pozo y le reconoce como Mesías de Dios. No tenemos que tener miedo y mucho menos sentirnos inferiores. Yo os repito que nunca me he sentido tan feliz como ahora cuando palpo todos los límites y toda la pobreza de mi naturaleza humana. No necesito nada para vivir una vida plena con Él… sino solamente estar con Él. Y subir con Él a Jerusalén, acompañarle y acercarme a Él y estar con Él; y, cuando todo sea adverso, todo esté en contra… seguir proclamándole a El, seguir enjugando sus lágrimas, seguir contemplando su Rostro… proclamarle Señor cuando todo mundo huya de Él, contemplar a Jesús hecho gusano, hecho pecado y no sentir horror sino compasión. Pero no compasión en el sentido de sentir lástima, sino compasión en el sentido más profundo de “padecer con”. Compadecer significa eso: “padecer con”, compartir todo con Él, vivir todo con Él: subir a Jerusalén con Él, ser abandonada con Él, ir al Huerto con Él, sentir el beso de Judas con Él, sentir el abandono de todos con Él, ir al Pretorio con Él, ser llamada blasfema con Él, ser tenida por loca con Él… todo con Él. Eso es lo que hizo su Madre -el Corazón de su Madre no estuvo ni un instante separado del de Él- y al final recibir el Cuerpo muerto de Jesús como Ella. ¿Qué sentimientos embargarían el Corazón de ella cuando recogía aquel Cuerpo? ¿Cómo le miraría? Le acariciaría más con la mirada que con las manos; el Corazón de Ella estaría tan roto como el de Él, tan traspasado como el de Él. Ella tuvo un dolor que Jesús no tuvo nunca: el llevarle a la sepultura, el sepultarle, el dejarle allí. Y ella, solamente Ella -otra vez una mujer- fue la que mantuvo la fe. Ella fue la única que esperó la Resurrección. Siempre me ha quedado el interrogante de por qué las piadosas mujeres fueron las primeras en ver al Señor Resucitado. ¿Por qué ellas son las primeras en verle Resucitado y se les encomienda la misión de anunciarlo a los apóstoles? Eso para nosotras, Carmelitas Samaritanas del Corazón de Jesús, es todo un signo y toda una señal: nosotras estamos llamadas a anunciarlo a los apóstoles -a los apóstoles “oficiales”- vocacionadas a ser apóstoles de los apóstoles, y anunciarles y recordarles, desde la sencillez de nuestra vida, sin ninguna pretensión, que Jesús está vivo, está ahí y ha resucitado y es real. Y nuestra función en la Iglesia -una de nuestras funciones como orantes, como contemplativas- es dar testimonio de que de verdad Jesucristo está vivo y dar ese mismo testimonio a los apóstoles de hoy, recordárselo. Porque a veces los apóstoles están tan atareados en su apostolado, que se les puede borrar de delante esa verdad fundamental. Y parte de nuestro ministerio como mujeres orantes y como esposas de Cristo es recordar, ser apóstoles de los apóstoles. A esta pregunta de ¿por qué las piadosas mujeres vieron al Resucitado primero? Hecho que además… no deja de resultar absurdo, porque el testimonio de una mujer no tenía ningún valor entonces. Este es uno de los “absurdos” de Jesús: los niños, los pecadores, las mujeres… Lo que una mujer dijera era un cero a la izquierda, y menos todavía que un cero a la izquierda. Y Jesús se presenta a ellas antes que a nadie y les dice: “Id a mis hermanos y anunciadles que estoy vivo”. Y los autores antiguos contestan a esta pregunta con una respuesta pues que no convence mucho, pero que está ahí. Un himno antiguo dice que las piadosas mujeres son las primeras en ver el Resucitado porque fue una mujer, Eva, la que había sido la primera en pecar. Pero yo pienso que la verdadera respuesta es otra: las mujeres fueron las primeras en verlo Resucitado porque fueron las últimas en abandonarlo cuando estaba muerto. Incluso, después de la muerte, ellas acudían en la mañana del domingo a llevar aromas al sepulcro, a seguir mostrando amor al Señor: detalles de amor, delicadezas de amor a Jesús. Y nosotras como mujeres, mirándolas a ellas, tenemos que preguntarnos: ¿por qué ellas fueron capaces de resistir el escándalo de la cruz? ¿Nosotras vamos a ser capaces de resistir el escándalo de la cruz de igual manera que ellas? ¿Por qué permanecieron cerca de Jesús cuando todo parecía acabado e incluso sus discípulos más íntimos lo habían abandonado y algunos estaban, como los de Emaús, preparando el regreso a casa? ¿Por qué ellas permanecen? ¿Y seremos capaces nosotras de permanecer y no preparar nunca nuestro regreso a casa, nuestro abandono, de dejarnos llevar como ellos del desánimo, del desaliento, de la desilusión? ¿Cómo lo hicieron ellas para poder hacerlo nosotras igual? La respuesta la dio anticipadamente Jesús cuando, contestando a Simón, habló acerca de la pecadora que le había lavado y besado los pies. La respuesta de Jesús es preciosa, es simple: “ha amado mucho”. Ellas pudieron resistir el escándalo de la cruz porque habían amado mucho. Luego, lo único que podemos hacer, nuestra última arma para no caer en lo que cae cualquiera en una situación así, es al amor, es amar mucho, amar sin miedo, sin límites… porque el amor a veces nos da miedo. Y nos da miedo porque… pues sencillamente porque nos hace frágiles, nos hace vulnerables y no queremos sufrir y todas esas cosas… Las mujeres habían seguido a Jesús por Él mismo, por gratitud del bien recibido de Él, no por la esperanza de “hacer carrera” siguiéndole a Él o de lograr algo a cambio de seguirle a Él. ¡Él es el premio en sí mismo, Él basta, no hace falta nada más! ¡Jesús en sí ya es un regalo y ya es un premio! No necesito que me dé nada a cambio. Se me da Él y teniéndolo a Él, lo tengo todo. A ellas no se les habían prometido doce tronos, ellas no habían pedido sentarse a su derecha y a su izquierda… Como está escrito -lo dice el evangelista Lucas y también el evangelista Mateo- le seguían solamente, simplemente, para servirle. Su alegría era servirle, estar con Él… el hecho de seguirle para ellas YA era un premio. Además de María, su Madre, eran las únicas que de verdad, de verdad, habían asimilado el espíritu del Evangelio: no buscaban nada, no esperaban nada. Jesús era TODO para ellas. En este día de la mujer quiero expresar un poco mi sentir de mujer cristiana y de mujer cristiana consagrada. A mí no me ha pasado, al menos no tengo la impresión de haberlo experimientado con crudeza, pero sé que hay personas que, por el hecho de ser mujeres, se han visto discriminadas o infravaloradas y muy maltratadas y, de alguna manera, para igualarse, han querido renunciar a ser lo que de verdad somos, a ser aquello que Dios nos ha hecho. Hay mujeres que han caído en la tentación terrible de tapar y ocultar todo aquello que nos recuerde lo que somos ante todo y por encima de todo: mujeres y mujeres redimidas y salvadas y amadas tal cual Dios nos ha creado, con toda nuestra peculiar psicología y sensibilidad y delicadeza de sentimientos. Ese es un error que hay que intentar erradicar. Tenemos que ser, por encima de todo, mujeres y no intentar tomar actitudes propias de hombres en cuanto a la fuerza, a la dureza. ¡No! ¡Eso no es de Dios! Dios no nos ha hecho así, nos ha hecho como nos ha hecho y todo Él lo ha hecho bueno y para el bien. Ha habido mujeres que, para afirmar su dignidad, han creído necesario asumir actitudes que no son propias de una mujer, que son más bien masculinas y eso es un error. Tenemos que sentirnos agradecidas a las piadosas mujeres del Evangelio, porque ellas nos han enseñado esto: ellas no intentaron dejar de ser lo que ellas eran sino que siguieron a Jesús siendo como eran: desde su fragilidad, desde su debilidad y estuvieron con Él hasta el final. A mí me conmueve pensar que, durante el camino al Calvario, los sollozos de de esas mujeres fueron los únicos sonidos amistosos y benevolentes que Jesús escuchó. Porque podemos imaginar una multitud furiosa que vociferaba contra Él, que mostraba su odio, su rabia… y, en medio de esa multitud, había algo que casi no se escuchaba pero que yo estoy segura de que Jesús sí que escuchó, que eran los sollozos de estas mujeres. Ellas no se avergüenzan de llorar; dicen que es poco viril llorar… pues no lo sé. Es femenino llorar y ellas lloran y demuestran su amor y su dolor llorando, no tienen ningún inconveniente. Aunque creo que llorar no es ni femenino ni masculino, sino una cuestión de sensibilidad y de prescindir del pudor a la hora de expresar emociones. La Liturgia Bizantina, que en algunas cosas es sorprendentemente hermosa, tiene algo que no tiene en nuestra liturgia latina, que es que han honrado a las piadosas mujeres dedicándoles un domingo del año litúrgico, el segundo después de la Pascua, que toma nombre de “Domingo de las Miróforas”, esto significa las portaderas de los aromas, las portadoras de los perfumes. Y Jesús se alegra de que en la Iglesia se honre a las mujeres que lo amaron y que creyeron en Él durante su vida. Y sobre una de ellas, una mujer que vertió en su cabeza el frasco de ungüento perfumado, María en Betania, hizo el elogio quizá más bonito que ha salido de la boca de Jesús: “dondequiera que se proclame este Evangelio, en el mundo entero se hablará también de lo que ésta ha hecho conmigo”. Ese acto de amor delicadísimo de María en Betania es también Evangelio y es una llamada a todas las mujeres de todos los tiempos a hacer justamente eso con Jesús. En la Biblia, además, se encuentran de un extremo a otro varios mandatos de “¡ve!” o de “¡id!”, son envíos por parte de Dios. Esa es la palabra que el Señor dirige a Abrahán, dirige a Moisés y a los profetas; dirige a los apóstoles: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura.” Todos esos “id” o “ve” son dirigidos a diferentes varones, son invitaciones dirigidas a hombres. Pero existe un “id” dirigido a las mujeres, el de la mañana de Pascua, dirigido a las miróforas. Entonces les dijo Jesús: “Id y avisad a mis hermanos que vayan a Galilea. Allí me verán.” Con estas palabras, ellas quedaban constituídas como los primeros testigos de la Resurrección. Y ese “id a Galilea, id a decir a mis hermanos que vayan a Galilea” es para mí muy significativo porque es mi misión como Carmelita Samaritana: el ser mirófora, el ser portadora de aromas y portadora del perfume del Evangelio y de la contemplación. Estoy llamada a invitar a todos a acudir a Galilea, a acudir al hogar íntimo de Jesús, a la intimidad con Él, a la contemplación de Él, al recogimiento con Él, a estar con Él… “Id y decid a mis hermanos que vayan a Galilea, que vuelvan al amor primero, que vuelvan al origen de su llamada, al encuentro Conmigo allí, porque solamente en Galilea me verán”. Para ver a Jesús Resucitado hay que ir a Galilea. Es el encargo expreso que Jesús da a las mujeres: “Decid a mis hermanos que vayan a Galilea, allí me verán. Allí me verán Resucitado”. Para encontrarse con el Resucitado hay que volver a la intimidad, al recogimiento, a ese estar con Él, a ese compartir con Él, pues la vida de hogar, ese estar con Jesús en la intimidad, que sea tan íntimo, tan nuestro, que sea imposible no encontrarle, está tan cerca, es tan propio, que te das de bruces con Él continuamente. Para eso hay que volverá Galilea. Tenemos que anunciar a los apóstoles que regresen a Galilea, que vuelvan a los inicios, al amor primero, a la Buena Noticia, al Evangelio, a la sencillez. Solo allí, solo entonces podremos verle vivo y resucitado. Para mí, mujer consagrada a Jesucristo, servirle es suficiente: mi premio es ir con Él. Nosotras no necesitamos que nos llame a voces: estamos tan enamoradas de Él que nos sale correr tras Él, ir con Él, vivir con Él, no concebimos la vida de otra manera, ni la queremos para otra cosa; y quebrar, romper nuestra vida, nuestro frasco, nuestro perfume. Esa es nuestra vocación, ya lo hemos dicho muchas veces. Esta tarde, en nombre de todas mis hermanas, lo puedo repetir una vez más: “te queremos y no queremos otra cosa sino estar Contigo, ir Contigo a Galilea o adonde nos lleves, adonde nos quieras llevar”; y rompernos ahí y derramarnos para que el aroma de nuestro amor, de nuestra entrega inunde, invada esta Gran Casa, este Gran Hogar de todos, que es la Iglesia, y el mundo.
TITULO:
LA FE CATÓLICA A LA LUZ DEL MAGISTERIO DE BENEDICTO XVI Rvdo. Guillermo Álvarez Rodríguez Sacerdote, Diócesis de León Este artículo pretende ser una breve reflexión sobre la fe católica y sobre su vivencia en nuestros días a la luz del Magisterio de la Iglesia, concretamente de una figura tan destacada y relevante como la del Papa Benedicto XVI, cuyas enseñanzas son de gran calado y utilidad para nuestro mundo de hoy. Vivimos en pleno siglo XXI, en una realidad sujeta a numerosos y constantes cambios sociales y culturales. El relativismo, según el cual no puede haber certezas absolutas, sino personales y diversas; es una de las corrientes de pensamiento más arraigadas en nuestro mundo posmoderno, de pensamiento débil, donde no importa lo que se dice sino cómo se dice. Ello se refleja en muchas facetas de nuestra vida cultural, por ejemplo en el arte y el lenguaje. Por eso es muy importante para las personas de fe reflexionar sobre lo que creemos, estudiar la fe, vivirla y proponerla, especialmente mediante el testimonio de una vida cristiana coherente. En ese sentido, Benedicto XVI anunciaba el inicio del “Año de la fe” a partir del 11 de octubre de 2012, en el cincuenta aniversario de la apertura del concilio Vaticano II, y hasta el 24 de noviembre de 2013, solemnidad de Cristo Rey, como conclusión del año litúrgico. El objetivo era, en palabras del Santo Padre, “dar un renovado impulso a la misión de toda la Iglesia de llevar a los hombres fuera del desierto en el que se encuentran con frecuencia y mostrar a Cristo a la gente y el camino para crecer en su amistad” (Homilía 16-10-11) al tiempo que “recordar la belleza y la centralidad de la fe y la necesidad de reforzarla y profundizarla, tanto a nivel personal como comunitario” (Ángelus, 16-10-11). Y es que la fe, como compañera de vida, “permite percibir con una mirada siempre nueva las maravillas que Dios obra por nosotros” (Porta fidei, 15). ¿Qué es la fe? En los Hechos de los Apóstoles se nos dice “A su llegada reunieron a la iglesia y se pusieron a contar todo cuanto Dios había hecho juntamente con ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe” (Hch 14,27). Por tanto tenemos esta primera imagen de la fe como una puerta por la cual se pasa a la comunión con Dios y con su Iglesia. Y sobre ello dice Benedicto XVI que “La puerta de la fe, que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma” (Porta fidei, 1). Y es que la fe, esencialmente, es un don: “No es fruto del esfuerzo humano, de su razón, sino que es un don de Dios: « ¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos ». Tiene su origen en la iniciativa de Dios, que nos desvela su intimidad y nos invita a participar de su misma vida divina.” (Homilía 21-08-11). Así mismo, el Santo Padre nos dice también que “La fe, en última instancia, es un don. Por tanto, la primera condición es permitir que nos donen algo, no ser autosuficientes, no hacerlo todo nosotros mismos, porque no podemos, sino abrirnos, conscientes de que el Señor dona realmente” (Discurso, 02-03-06). Por tanto como personas de fe tenemos la tarea de cultivar y alimentar ese don que nos ha hecho Dios. Si no se cultiva y alimenta puede aparecer las crisis de fe, sobre la cual Benedicto XVI apunta que “La crisis actual de la fe que, en sus aspectos concretos, es sobre todo una crisis de la esperanza cristiana” (Spe salvi, 179). Es decir, si no hay esperanza no hay fe, las tres virtudes teologales están íntimamente unidas entre sí. Sin duda que uno de los grandes males de nuestro tiempo es la falta de fe o la tibieza en la misma. El ateísmo sigue presente en nuestra época, especialmente desde el siglo XIX hasta nuestros días. En ese sentido, Benedicto XVI apunta: “Perder la fe es la extrema tentación a la que se ve sometido el creyente, es la tentación de perder la fe, la confianza en la cercanía de Dios. El justo supera la última prueba, permanece firme en la fe y en la certeza de la verdad y en la plena confianza en Dios, y precisamente así encuentra la vida y la verdad (…). En numerosos problemas somos tentados a pensar que quizá incluso Dios no me salva, no me conoce, quizá no tiene la posibilidad de hacerlo; la tentación contra la fe es la última agresión del enemigo, y a esto debemos resistir; así encontramos a Dios y encontramos la vida” (Catequesis, 07-09-11). ¿Cómo creemos? La respuesta a esta pregunta debe encontrarse en comunión con la Iglesia. En ese sentido, el Santo Padre afirma lo siguiente: “Nadie cree solo por sí mismo. Nosotros creemos siempre en la Iglesia y con la Iglesia. El dejarse insertar en una comunión de camino, de vida, de palabra, de pensamiento. Nosotros no «hacemos» la fe, pues es ante todo Dios quien la da. Pero no la «hacemos» también en cuanto que no debemos inventarla. Por decirlo así, debemos dejarnos insertar en la comunión de la fe, de la Iglesia. En sí mismo, creer es un acto católico.” (Discurso, 02-03-06). Y en esa misma línea señala que “Tener fe es apoyarse en la fe de tus hermanos, y que tu fe sirva igualmente de apoyo para la de otros. Os pido, queridos amigos, que améis a la Iglesia, que os ha engendrado en la fe, que os ha ayudado a conocer mejor a Cristo, que os ha hecho descubrir la belleza de su amor. Para el crecimiento de vuestra amistad con Cristo es fundamental reconocer la importancia de vuestra gozosa inserción en las parroquias, comunidades y movimientos, así como la participación en la Eucaristía de cada domingo, la recepción frecuente del sacramento del perdón, y el cultivo de la oración y meditación de la palabra de Dios.” (Homilía, 21-08-11) ¿Es razonable creer? Los católicos debemos ser fieles al mandato evangélico: “Estad siempre dispuestos a dar razón de vuestra fe” (1 P, 3-15). Por ese motivo, la Iglesia siempre se ha preocupado de explicar la fe y reflexionar sobre ella, desde los tiempos de los Santos Padres, pasando por la Escolástica (Edad Media) y hasta nuestros días. Muchas son las aportaciones de los teólogos más brillantes del pensamiento católico, como Santo Tomás de Aquino o San Anselmo, por citar sólo algunos. El propio Benedicto XVI siempre ha considerado el aspecto racional de la fe y a propósito de ello ha dicho lo siguiente: “La fe tiene una dimensión racional e intelectual que le es esencial” (Discurso, 20-01-12). Y también: “Debemos vivir la fe y pensar la fe, conocerla interiormente. Así, en nosotros mismos la fe se convierte en razón, se hace razonable” (Discurso, 24-07-07). En esa misma línea, el Santo Padre añade: “Dios entra realmente en las cosas humanas a condición de que no solo lo pensemos nosotros, sino que él mismo salga a nuestro encuentro y nos hable. Por eso la razón necesita de la fe para llegar a ser totalmente ella misma: razón y fe se necesitan mutuamente para realizar su verdadera naturaleza y su misión” (Spe salvi, 23). La fe tiene también un componente de aceptación: “Creer quiere decir, ante todo, aceptar como verdad lo que nuestra mente no comprende del todo. Es necesario aceptar lo que Dios nos revela sobre sí mismo, sobre nosotros mismos y sobre la realidad que nos rodea, incluida la invisible, inefable, inimaginable. Este acto de aceptación de la verdad revelada ensancha el horizonte de nuestro conocimiento y nos permite llegar al misterio en el que está inmersa nuestra existencia. A esta limitación de la razón no se concede fácilmente el consenso. Y precisamente aquí es donde la fe se manifiesta en su segunda dimensión: la de fiarse de una persona, no de una persona cualquiera, sino de Cristo. Es importante aquello en lo que creemos, pero más importante aún es aquel en quien creemos”. (Homilía, 28-05-06). Testimonio. Es propio de la fe reflejarse en las buenas obras. Es decir, el testimonio coherente de los creyentes es fundamental para la evangelización y la enseñanza de la fe. Sobre este requerimiento, Benedicto XVI afirma lo siguiente: “El cristiano no puede pensar nunca que creer es un hecho privado” (Porta fidei, 10). Y redunda en ese sentido al afirmar lo siguiente: “La fe no se reduce a un sentimiento privado, que quizá convenga ocultar cuando resulta incómoda, sino que implica la coherencia y el testimonio también en el ámbito público en favor del hombre, de la justicia y de la verdad.” (Ángelus, 09-10-05). Oración. En la oración la fe y las obras se encuentran. Se reza porque se tiene fe, y la acción misma de rezar es una obra buena producto de la fe. Me gustaría terminar este artículo con estas bellas palabras que Benedicto XVI dirigía a Santa María, en nombre de todos los creyentes: “Pidamos a la Madre de Dios que nos obtenga el don de una fe madura: una fe que quisiéramos que se asemeje, en la medida de lo posible, a la suya; una fe nítida, genuina, humilde y a la vez valiente, impregnada de esperanza y entusiasmo por el reino de Dios; una fe que no admita el fatalismo y esté abierta a cooperar en la voluntad de Dios con obediencia plena y gozosa, con la certeza absoluta de que lo único que Dios quiere siempre para todos es amor y vida. Oh María, alcánzanos una fe auténtica y pura. Te damos gracias y te bendecimos siempre, santa Madre de Dios. Amén.” (Homilía, 31-12-06).
TITULO: LA ECONOMÍA EN LA SOCIEDAD ACTUAL Lara Fernández Suárez. Licenciada en Dirección y Administración de Empresas ¿Qué objetivo mueve la sociedad actual o qué principios rigen en la sociedad de hoy en día La respuesta a estas preguntas tiene un denominador común: nuestra economía individual. Vivimos en un mundo globalizado, con las ventajas y desventajas que ello implica; conseguimos productos más baratos a costa de adquirirlos de mercados subdesarrollados donde la mano de obra es más barata. Esto impulsa la deslocalización de las empresas que se produce en los países desarrollados, teniendo como consecuencias el aumento del desempleo generado por esas grandes empresas que emigran para reducir sus costes de producción. Estas prácticas empresariales son cada día más habituales, los empresarios buscan enriquecerse cada vez más a costa de lucrarse de los trabajadores que no tienen otra opción laboral más que aceptar las prácticas deshumanizadas de sus patrones. Las herramientas para conseguir que los trabajadores tengan un salario digno y una vida laboral aceptable, en muchos casos, no se respetan; los convenios colectivos, la desigualdad entre hombres y mujeres, la participación sindical, no se conocen en las empresas más que en las que la Ley obliga a que se implanten y, aun así, no se respetan. Nuestro afán capitalista es lo que mueve el mundo, la necesidad superlativa de ganar más, de tener más, de ser más, no entiende de personas ni de seres vivos tan siquiera, es primordial alimentar nuestros bolsillos y nuestros egos hambrientos de grandeza aunque para ello pisoteemos a personas de algún lugar del mundo. Al igual que ocurre con las empresas, la sociedad va encaminada a lo mismo, cada día vivimos un nuevo episodio de deshumanización, de la falta de principios que implora en esta sociedad donde ya no se busca ayudar al prójimo o echar una mano a alguien que lo necesita, sino a vivir una vida mejor a cualquier costa. No somos capaces de estar agradecidos con lo que tenemos y conformarnos con mejorar poco a poco y paso a paso. Realizar una buena obra genera desconfianza por la parte que la recibe, es difícil entender un gesto altruista hoy en día, donde se advierte a la sociedad de que no se fíen si les llaman o les pican a la puerta ante el miedo de ser engañados o estafados. Eso es algo penoso que nosotros mismos hemos creado. Cada persona debería preguntarse cómo o en qué medida ayudar a revertir esta tendencia que nos llevará a la catástrofe más absoluta; no sólo en el terreno empresarial, sino lo que es peor, en el terreno personal donde vivimos en una sociedad sin principios y los pocos que aún los tienen son vistos como la excepción de algo que debería ser lo normal, como solía ser antes, una sociedad donde nos ayudábamos entre nosotros y así tendría que ser hoy en día, no por tener más o menos debe cambiar lo que somos. Sólo nos queda la esperanza de que lo menos pueda lo más, que vuelva la cordura, los buenos propósitos y las buenas acciones y cambiemos entre todos a mejor la sociedad en la que vivimos. Me gustaría creer que la bondad es algo intrínseco de las personas, sólo hay que fomentar que esa bondad salga a la luz y poco a poco hagamos de este mundo un lugar mejor.
TITULO: ADVIENTO: UNA LLAMADA A LA ESPERANZA Francisco del Rey Menéndez, Párroco de UP Villalegre-La Luz Adviento, una palabra ya muy lejana. Una palabra sin apenas contenido, perdida en el tiempo. Más allá de su significación etimológica, una palabra sin muchas resonancias. ¡Tantas y tantas palabras dormidas para siempre para vivir en el recuerdo del tiempo! La Iglesia vive y ora según un ritmo anual que diversifica nuestra vida con Dios. Es necesario vivir el misterio del Adviento, sin el cual no hay Navidad posible. Solamente desde la disponibilidad de una preparación de los caminos del Señor se llega a la plenitud de «todos verán la salvación de Dios». Plena realización de la esperanza para los hombres de hoy y sus nuevas situaciones. La monotonía de las semanas, de los meses, de los años, de los ciclos, con la dificultad siempre creciente de los hombres que envueltos en tensiones no acertaban a encontrar el sentido de la vida, de la historia, del destino, no podía ser un obstáculo para llegar a Aquél que era respuesta total de comunicación en Cristo Jesús. Y en el fondo de la vida y de los hombres la siempre eterna búsqueda de la espera y la esperanza. ¿Es que acaso se había cortado en este tiempo nuestro la comunicación, la fluidez con Alguien que ininterrumpidamente viene a nuestras vidas para ser respuesta total a nuestra esperanza? Es el momento de preguntarnos: ¿Esperamos verdaderamente al Señor o confiamos en otras instancias? Muy cerca de nosotros, muchos hombres no esperan a Aquel a quien nosotros esperamos y, sin embargo, esperan siempre un poco de alegría y de paz. La espera y la esperanza están inscritas en el fondo de nuestro ser. La liturgia del Adviento, hay que reconocerlo, es paradójica. Se concentra, durante cuatro semanas, en la «venida» del Señor. El Señor vino al mundo por su nacimiento en Belén, al fin de los tiempos volverá. Pero nosotros que no estamos ya en tiempo de Cristo y tampoco todavía en el fin de los tiempos, qué sentido daremos en el año 199.., a expresiones como «preparad el camino del Señor», «El Señor está cerca», expresiones sustanciales del Adviento. Vivir la vida de Jesús desde la liturgia es todo menos una bella fraseología. Se viven en el tiempo, en este tiempo, los misterios de Jesús, desde las tensiones y luchas de la propia vida. VENIDA/ACTUAL.¿Esperar? ¿Esperar a Alguien? ¿Para qué? ¿Hay que pensar que el fin del mundo tendrá lugar dentro de unos años o hay que resignarse a pronunciar palabras que no quieren decir nada? ¿O habrá que comprender que, realmente, entre la primera Navidad y el fin del tiempo, es decir, en 1970, 1991, el Señor viene y hay que preparar el camino del Señor? Cuando se mira el mundo actual, lleno de violencias, mentiras, placeres sin sentido, lágrimas, sufrimientos, ¿nos atreveremos a decir que el Señor sigue incesante y silenciosamente viniendo a este mundo? Hace falta mucha fe para decirlo. Y, sin embargo, los que seguimos a Jesús tenemos que afirmarlo y creerlo. El Señor viene poco a poco, muy misteriosamente. No viene todavía como juez; esto será al final de los tiempos. No viene tampoco como un simple galileo, como la primera vez. Viene como el Resucitado, que lleva a cabo en los hombres su obra de salvación. Este es verdaderamente el gran misterio y la grandiosidad de la vida de la liturgia. Viene en la suavidad y la paciencia, sin nada de espectacular, en un respeto total a cada uno de nosotros. Sin ninguna violencia, sin astucia, sin privar a nadie de su libertad, logra de una forma maravillosa venir poco a poco al corazón de los hombres. Es una formidable partida que se juega, en la que Dios se muestra en su mansedumbre, su perseverancia, su conocimiento del corazón humano. Lo que un hombre deshace por la violencia, otros, llamados por El, lo construyen mejor en la paz. Lo que un hombre destruye por sus excesos, otros, llamados por El, lo rehacen con la fuerza del amor. Cada adviento debería ser una incesante búsqueda de Jesús. ¿Qué quiso y qué vino a traer Jesús? ¿Qué estamos haciendo cuando profesamos la fe cristiana e intentamos vivir el mensaje de Jesús imitando y siguiendo su vida? ¿Cómo debemos vivificar, reactualizar nuestra fe y nuestra esperanza en este Adviento 1991? Si Jesús es en su propia persona la respuesta de Dios a la condición humana, desde El tendremos que ofrecer a nuestros hermanos, verdaderas respuestas de salvación y de esperanza. Jesús sigue siendo la realización de la esperanza. Francisco del Rey Menéndez, Párroco de UP Villalegre-La Luz

Sor Lola Fernández (Agustina Misionera)
Domund 2017
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Me han pedido que haga mío este espacio “la opinión de…” para la Unidad Parroquial y precisamente por ser el mes misionero. ¿El motivo? Haber estado 40 años en misiones. Le doy gracias a nuestro Padre Dios por haberme dado la gracia, la dicha de poder entregarme incondicionalmente a su Reino, en misión ad gentes. Mes de octubre, mes del Domund, y el lema que nos propone la Iglesia este año “SE VALIENTE, LA MISION TE ESPERA. Con cariño voy a intentar trasmitirles algo de mi experiencia misionera, de mi experiencia como cristiana, de mi experiencia como mujer consagrada a la escucha del Maestro. Todos en la vida somos llamados a “algo” y ese “algo” es la “misión” que nuestro Padre Dios nos ha regalado para que el mundo en que vivimos sea un poco más justo, humano y fraterno. Cristo, esta siempre atento a las necesidades de los hermanos, no importa donde estén, en cualquier continente. Nosotros, los españoles hemos sido privilegiados en el llamado a la Misión Ad Gentes. Más de 15.000 misioneros sembrando a Cristo por el mundo, y con Él, dignidad, humanidad, capacidad, ilusión de ser persona, gratitud por despertar a unos valores que no imaginaban… y como no dejando el rostro de Cristo en los corazones de las personas que ha puesto en nuestro camino. No somos héroes, somos mujeres y hombres débiles, convencidos, que si la Gracia de Dios no nos acompaña, poco podremos hacer. Con Ella, decimos con san Pablo, “todo lo puedo en Aquel que me conforta” (Filipenses, 4,13) el ser humano vale la pena y Cristo nos envía, no somos los más brillantes intelectualmente, pero Cristo nos regala la sensibilidad de captar las necesidades de cada hermano, será ¿poner ilusión en el niño? En el joven desmotivado por vivir, en la mujer convencida de que es un objeto de placer y un ser hecho para el trabajo duro sin recompensa. Es bello que alguien te diga, “gracias hermana, he descubierto que a mis hijos les tengo que hablar, y no pegar”. Gracias porque me he dado cuenta que yo soy una mujer con dignidad… que necesito ser respetada.
Es gratificante, ver que las madres van a la escuela y se forman para ayudar a sus hijos, y ver que los chicos ayudan a sus madres y les hacen de maestros. Y es que en la mayoría de las ocasiones la “pobreza” no está en los bolsillos, sino en las cabezas, en los corazones desesperados. El Domund, es el tiempo de la Misión «Ad Gentes», es el momento de abrirnos al diferente, al hermano que no tiene ni lo necesario para verse como ser humano. Este mes nos invita a ser colaboradores de tantos hermanos como están fuera. Respondiendo al imperativo de Jesús, “Id pues, y hacer discípulos míos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo” Mt.28, 19 Seguro que todos no podremos salir a otros pueblos a misionar. Pero si todos, estamos llamados a colaborar con los que hemos sido agraciados con ese estilo de vida, ¿Cómo? Sencillo, el misionero, la
misionera necesita ser muy valiente, muy fuerte, perder miedos, que a veces los tiene, ser audaz, atrevido a veces. Se tú, el corazón que pide al Padre por ellos…. Transmíteles fuerza desde aquí… sé apoyo moral para ellos. Los misioneros muchas veces nos caemos, y necesitamos un empujoncito, una palabra amable, un saber que no estamos solos…. Que el Reino también es parte tuya. Otra forma de apoyo es la ayuda económica… no es la fundamental, pero si necesaria, se puede compartir, no hace falta grandes cantidades, si no tienes, si tienes, ¡se generoso!. Colabora en las parroquias, en los colegios religiosos que tienen misiones. A través de una persona que sabemos que está en la misión. Se puede ayudar de muchas formas, pero hay otra que ha decaído, que se ha devaluado, que la admiramos en el otro, pero “eso, no es para mí”. Es necesario responder al llamado de Cristo, que nos interpela, nos invita, nos urge a seguirle. No te hagas el sordo, Se Valiente. RESPONDELE. El misionero, necesita nuestras fuerzas, nuestro apoyo. Os aseguro que hay muchos momentos de desaliento, ganas de tirar la toalla,
situaciones de impotencia… reza por ellos. Muchos pierden la vocación, el dolor es tan fuerte…. Cristo nos pide ser audaces, valientes, y nuestra debilidad se hace fuerte en Él, por eso reza, pide por los misioneros. Hay veces que abres las puertas de la escuela y unos ojos grandes te miran y te dicen: “hambre hermana, hambre”. Y tu debilidad desaparece para acercarle un vaso de leche y un trozo de pan, o algo que se le parece… otras veces ver la necesidad y gritas al mundo, para hacer un internado, donde puedan educarse durante la semana y que no caminen 4 0 5 km. Para ir todos los días al centro.
“Todo lo podemos” colabora da una parte de ti. Sin ti, no sería posible la misión de tantos misioneros. Al misionero Ad Gentes le toca pelearlo. A ti, ayudarlo desde aquí. Hoy en los seminarios de alguna diócesis, españolas, tenemos a jóvenes africanos formándose para sacerdotes… ¡¡¡ Gracias Señor!!! No te minusvalores: juégate, “Se VALIENTE, LA MISION TE ESPERA”. Cristo te lo recompensará, en satisfacción y felicidad. Para cada uno de ustedes mi oración y abrazo fraterno. Sor Lola Fernández (Agustina Misionera)
TITULO: Ante el sufrimiento social Dra. Noelia Bueno Gómez Profesora de Filosofía de la Universidad de Innsbruck Noelia.bueno-gomez@uibk.ac.at En la sociedad occidental contemporánea el sufrimiento es ampliamente considerado un asunto privado y subjetivo, algo que concierne a los individuos y que se trata individualmente. Sin embargo, existe un tipo de sufrimiento de tipo social, que es aquel sufrimiento causado por problemas sociales, prácticas institucionales, determinadas legislaciones, injusticias, violencia social, conflictos o guerras, y sistemas económicos. Este sufrimiento es social porque está causado por disfunciones de los sistemas que rigen y organizan una sociedad, tanto a nivel institucional como a nivel económico y social. Es cierto que este sufrimiento social se padece individualmente, cada sujeto lo sufre en sus propias carnes, pero la causa del mismo no es de tipo individual (no es como el sufrimiento que nos puede causar la pérdida de un ser querido, una desgracia personal o un accidente), sino que un colectivo de personas sufren a consecuencia de determinadas disfunciones sociales. Un caso claro es el desempleo: el sistema social y económico que no es capaz de proporcionar un empleo que les permita ganarse la vida a todas las personas que lo desean es disfuncional y, como consecuencia, genera sufrimiento social. Hay casos muy claros, como las guerras o los conflictos armados; hay otros casos menos claros, como por ejemplo la discriminación social por cuestión étnica, de sexo o edad, que también generan sufrimiento a los colectivos que las padecen. Nuestra sociedad contemporánea, tecnocientífica y capitalista, tiende a abordar el sufrimiento como si fuera todo igual. Se trata de una sociedad tecnocientífica porque en ella prima la respuesta técnica y científica a los problemas, porque los recursos más legitimados para resolver cualquier problema son de tipo técnico y científico. La sociedad tecnocientífica tiende a tratar todo el sufrimiento con medios médicos, incluyendo la psiquiatría y la psicología, en un contexto de mercantilización de la asistencia y de los productos vinculados a ella. De hecho, la dependencia de fármacos es cada vez mayor, y también la tendencia a patologizar diversos aspectos de la vida cotidiana que en épocas pasadas se resolvían de otro modo, no médicamente –como por ejemplo el luto. Ahora bien, el sufrimiento social requiere de otro tipo de respuestas y soluciones que no sólo conciernen a la medicina: mejores organizaciones sociales, leyes, instituciones, mejoras en el sistema económico. Dicho de otra manera, tratar el desempleo con antidepresivos no va a resolver el problema del desempleo. Además, y esta cuestión es crucial, son los afectados por un determinado tipo de sufrimiento social quienes tienen que formar parte activa de la elaboración de esas mejoras y respuestas. Una fuente clara de sufrimiento social en nuestra sociedad es el sistema económico actual, al que se denomina tardocapitalismo para diferenciarlo de otras fases anteriores del capitalismo. La precariedad y la escasez del empleo derivadas de las condiciones económicas, el cortoplacismo y las necesidad constante de readaptarse a las demandas del mercado (entre otras características descritas por sociólogos como Richard Sennett) generan un fuerte sufrimiento social, en forma de aislamiento, estrés, ansiedad, desarraigo, inseguridad ontológica (la desesperación generada por la amenaza del paro, la pérdida de las seguridades vitales que requiere toda persona), etc. La crisis económica ha multiplicado y agravado estas situaciones en nuestro país. ¿Qué respuestas han mostrado su validez y utilidad ante el sufrimiento social? Algunos analistas han mostrado sus sorpresa ante la capacidad de la población española para sostenerse con las altísimas tasas de paro que se han llegado a alcanzar en los últimos años, y no sin sorpresa han visto que el apoyo familiar y las redes de apoyo mutuo como Cáritas han sido cruciales para sobrevivir al desastre económico y social que aún persiste. La mejor forma de respuesta social ante las imposiciones de un sistema económico injusto, que fomenta la competitividad y el individualismo, es poner en práctica todos aquellos valores que lo contrarrestan, es decir, los lazos sociales de proximidad tales como la vecindad (tan arraigada en la sociedad asturiana tradicional), la cooperación, la solidaridad, reutilizar frente a consumir compulsivamente, donar en lugar de tirar, colaborar en lugar de competir. Un claro ejemplo son los bancos de tiempo, en los que los vecinos intercambian horas de trabajo sin dinero de por medio (un corte de pelo por una clase de inglés, por ejemplo), fomentando así los lazos sociales y la integración social, el reconocimiento mutuo y la cooperación. Dar lo que nos sobra es sin duda mejor que tirarlo, pero mucho mejor aún es intercambiarlo, porque, entre otras cosas, eso nos pone rostro, tanto a nuestro vecino como a nosotros mismos. Bibliografía Richard Sennett, La corrosión del carácter. Barcelona, Anagrama, 2006.