¡Bienvenidos!
Dentro de unos días, el martes, 4 de Octubre, reanudamos la catequesis parroquial donde todos, niños, catequistas, padres, abuelos, estamos llamados a compartir una misma FE en torno a Jesús. Venimos de los días largos del verano, del merecido descanso, de convivir más estrechamente con padres, hermanos, abuelos y amigos.
Tenemos ganas de compartir lo vivido y de seguir las huellas de Jesús.
Todos nos alegramos de ver crecer a vuestros hijos (seguro que este verano han dado un estirón) y queremos ayudaros a poner en práctica el compromiso que hicisteis – con los padrinos -, el día de su bautismo: educar en la fe a estos chavales.
Vosotros padres, junto con los padrinos, sois los primeros educadores de la fe de vuestros hijos. Nosotros os acompañamos en esta hermosa tarea, pues estamos en la misma barca.
Celebramos con vosotros cada domingo el gozo de ser iglesia, de ser comunidad de hermanos, en la Eucaristía (12:00 h en San Pablo), donde el amor de Dios Padre que se ha hecho carne en su hijo. Ojalá perciban siempre que no están solos, que vamos a caminar con ellos tomados de la mano, que la fe no es cosa de niños, sino de toda la familia.
Con frecuencia se descuida la celebración del “Día del Señor”, del Domingo. No podemos olvidar que la celebración de la Misa es el momento más importante de la catequesis y de la vida cristiana. Es el signo sacramental donde Jesucristo mismo, Pan de Vida, se nos da como alimento para el camino.
La enseñanza de la fe, (la catequesis) es un encargo inexcusable que Jesús hace a sus apóstoles, a la iglesia, a cada uno de los bautizados. Sacerdotes, catequistas, padres, educadores… tenemos la responsabilidad de hacer que cada niño, adolescente, joven… se encuentre con Cristo, le conozca, le ame y viva desde Él. Recordad aquella frase de Jesús: “Dejad que los niños se acerquen a mí…”
Para ello es muy importante el testimonio de nuestra vida, como sacerdotes, como catequistas, como familia. La catequesis no es solamente aprender cosas de religión o para hacer la Comunión y la Confirmación, sino que busca capacitar al bautizado para que entienda, celebre, viva y manifiesta la fe en Cristo dentro de la iglesia.