VIERNES 20 de marzo de 2020–CUARTO VIERNES DE CUARESMA
El Señor está cerca de nosotros
Que en este camino de Cuaresma aprendamos a descubrir la purificación de nuestra voluntad. Cada uno en su ambiente, en su lugar, con sus circunstancias. Una purificación de la voluntad que supone el constante exigirse y llamarse a sí mismo al orden, para ver si en todo momento estamos viviendo según la norma de Dios o estamos viviendo según nuestra norma; según la voluntad de Dios o según nuestra voluntad
Transponer las apariencias y llegar a conocer la verdadera realidad de las personas es una tarea difícil. Cuando nos dejamos arrastrar por informaciones falsas e incompletas, los conocidos “cotilleos”, prejuicios y malentendidos acerca de alguien, estamos poniendo obstáculos al conocimiento de una persona.
A nosotros también puede pasarnos lo mismo: acostumbrados a la imagen que hemos construido de Jesús a lo largo de nuestra vida, podemos caer en la tentación de profesar la fe con los labios, pero no con nuestra actitud. La cuaresma es tiempo de superar las imágenes falsas de Jesús que nos satisfacen, pero impiden la verdadera conversión. No es Él quien tiene que convertirse a nuestras expectativas, somos nosotros los que tenemos que configurar nuestra existencia a su vida, a sus palabras y acciones.
Nos acercamos cada vez más al misterio del Calvario. Hay que tener cuidado para que las celebraciones y expresiones de religiosidad de la Semana Santa que nos recuerdan el sufrimiento de Jesús en su pasión y cruz no sean apenas la conmoción de un recuerdo que nada tiene que ver con nuestro tiempo. Si no nos conmueve el drama de la crisis de los refugiados e inmigrantes que intentan salvar sus vidas a cualquier precio, incluso arriesgando la propia vida, si no nos conmueve la violencia que siega la vida de tantos jóvenes, si no nos conmueve la violencia contra las mujeres, si no nos conmueve la soledad de tantos ancianos abandonados, si no nos conmueve el hambre de tantos niños… es señal que no creemos lo que rezamos ni lo que el Señor nos ha enseñado.
El Señor está cerca de todas estas realidades de sufrimiento y el misterio de su Pasión y Muerte nos revela que Él mismo se identifica con todas estas víctimas.
ORACIÓN:
Señor te pedimos que nos concedas un corazón sensible, que sea capaz de contemplar lo que celebraremos en la Semana Santa mucho más que un recuerdo, que nos ayude a ser verdaderamente compasivos con el sufrimiento de tantas personas que padecen a nuestro alrededor y a confiar que la justicia de Dios, que es mayor que iniquidad de los hombres, sea nuestra bandera por un mundo mejor.