Una estrella del firmamento guió a los Magos hasta el portal de Belén

Una estrella del firmamento guió a los Magos hasta el portal de Belén, y se paró delante de Niño Jesús, dormido en brazos de su Madre, María.

Siempre que nos acercamos a la Navidad y a la fiesta que en torno a ella se celebra no pasan desapercibidos muchos elementos como el pesebre, el árbol, los regalos, los villancicos y, por supuesto, la estrella de Belén. Esta última, asociada directamente a los llamados «magos de oriente».

La estrella nos revela una imagen interesante: el cosmos se desborda anunciando la llegada del Salvador, el universo habla del Mesías, los astros reconocen a su Señor, al Señor que llega a regir la tierra, que «regirá el orbe con justicia y a los pueblos con rectitud». Bien es cierto que la estrella llama mucho nuestra atención, como hizo con los Magos en su momento, pero no podemos perder de vista que lo importante no es la estrella, sino lo que esta simboliza: al Cristo que acaba de nacer, el cual no nace para un pueblo, sino para «toda raza, pueblo, lengua y nación», es decir, su salvación alcanza a toda la humanidad.

Los Magos fueron guiados por la estrella y la estrella era guiada por el Niño: el astro no determina el destino del Niño, sino que el Dios que acaba de nacer determinará el destino de los hombres y mujeres de todos los tiempos. A ejemplo de los sabios de oriente, acudamos al llamado, atendamos las señales y los signos de los tiempos, preparemos nuestros regalos, emprendamos camino y adoremos al Salvador en todo su esplendor.

Reflexión del papa sobre la estrella que guió a los Magos

El Papa Francisco explicó que en la fiesta de la Epifanía “hacemos memoria de la llegada de los Reyes, llegados de Oriente, para adorar al recién nacido Rey de los Judíos y Salvador universal y ofrecerle regalos simbólicos”.

“La estrella que es capaz de guiar a todo hombre a Jesús es la Palabra de Dios: Es la luz que orienta nuestro camino, nutre nuestra fe y la regenera. Es la palabra de Dios que renueva continuamente nuestros corazones y nuestras comunidades”, afirmó.

Para el Papa el viaje que realizan los Reyes Magos es “un viaje del alma, como un camino hacia el encuentro con Cristo”. Y “ellos están atentos a los signos que les indican la presencia; están cansados por afrontar las dificultades de la búsqueda; son valientes en las consecuencias de la vida derivadas del encuentro con el Señor”.

De hecho, “la experiencia de los Magos evoca el camino de todos los hombres hacia Cristo”. “Como para los Magos, también para nosotros buscar a Dios quiere decir caminar, mirando el cielo y viendo en él el signo visible de la estrella del Dios invisible que habla a nuestro corazón”.

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