TRIDUO EN HONOR A LA INMACULADA CONCEPCIÓN
DÍA PRIMERO
¿ COMO SERÁ ESTO, PUESTO QUE NO CONOZCO A VARÓN?
“María respondió al ángel: « ¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?». El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios».” Lucas 1, 34-35
LA FE DE LA VIRGEN MARÍA.
María es invitada a creer en una maternidad virginal , se le pide que acepte una verdad jamás enunciada antes. Ella la acoge con sencillez y audacia. Con la pregunta: «¿Cómo será esto?», expresa su fe en el poder divino de conciliar la virginidad con su maternidad única y excepcional.
En la realización del designio divino se da la libre colaboración de la persona humana. María, creyendo en la palabra del Señor, coopera en el cumplimiento de la maternidad anunciada.
EL PAPA FRANCISCO NOS DICE:
“María como buena madre nos educa a ser, como Ella, capaces de tomar decisiones definitivas, con aquella libertad plena con la que respondió “sí” al plan de Dios para su vida. ¡No tengamos miedo de los compromisos definitivos, de los compromisos que involucran y abarcan toda la vida! ¡esto es libertad! Tener el coraje de tomar decisiones con grandeza.”
NUESTRO PROPÓSITO:
Pidamos a la Virgen María que nos ayude a tener, como Ella, un corazón grande y generoso, disponible para aquello que Dios quiere para nuestra vida, con la seguridad de que, aunque a veces requiera un poco de esfuerzo, siempre Dios quiere lo mejor para nosotros y que seas feliz.
ORACIÓN:
Inmaculada Madre de Dios, Reina de los cielos, Madre de misericordia, abogada y refugio de los pecadores: he aquí que yo, iluminado y movido por las gracias que vuestra maternal benevolencia abundantemente me ha obtenido del Tesoro Divino, propongo poner mi corazón ahora y siempre en vuestras manos para que sea consagrado a Jesús.
A Vos, oh Virgen santísima, lo entrego, en presencia de los nueve coros de los ángeles y de todos los santos; Vos, en mi nombre, consagradlo a Jesús; y por la filial confianza que os tengo, estoy seguro de que haréis ahora y siempre que mi corazón sea enteramente de Jesús, imitando perfectamente a los santos, especialmente a San José, vuestro purísimo esposo. Amén.