Iniciamos hoy el MES DE MARÍA, un mes dedicado a nuestra Madre. En toda la actividad evangelizadora de la Iglesia siempre hay un estilo mariano. De ella se aprende el verdadero discipulado y sin ella no terminamos de comprender el espíritu de la evangelización. El Papa nos llama, mirando a la mujer del Magníficat, a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño, que no son virtudes de los débiles sino de los fuertes. Rezar el “Magníficat” es sentir que es como la síntesis primordial del mensaje evangélico.
Y a través de tantas advocaciones marianas, Ella es una verdadera madre, ella camina con nosotros, lucha con nosotros, y derrama incesantemente la cercanía del amor de Dios. «No se turbe tu corazón […] ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?». Le dijo a San Juan Diego, la Virgen de Guadalupe. María le da la caricia de su consuelo maternal.
María es el gran regalo que Jesús nos dejó. «Ahí tienes a tu madre» .Que en este nuevo Mayo dejemos que María, nuestra madre, nos muestre a Jesús, nos lleve a Él para que podamos ir a los otros, a los que esperan esa misericordia, ternura, cariño y amor.
Regalar una flor es delicadeza, gratuidad, amor. Así que este mes de Mayo que vamos a, cantar hacer realidad: “Con flores a María que madre nuestra es…”
Cada día de este mes, hagamos una oración con y por nuestra Madre.
- Día 5
- Día 6