FESTIVIDAD DE TODOS LOS SANTOS Y DÍA DE LOS FIELES DIFUNTOS

Comenzamos el mes de noviembre, dedicado a los difuntos, con dos fiestas importantes para nuestra comunidad cristiana, el 1 y 2 de noviembre.

El 1 de noviembre: Todos los Santos

El 1 de noviembre celebramos la festividad de precepto de Todos los Santos donde festejamos la victoria de Cristo sobre la muerte. La resurrección de Cristo nos dice que el cielo, la gloria de Dios, está habitable por todos los santos, aquellos hermanos que tuvieron el tesón suficiente en esta vida terrenal por seguir los designios de Dios.

Ser santos es querer seguir a Jesús, actuar como él, hacer el bien como él, amar como él. SER SANTO ES SER AMIGO DE JESÚS.

Ha de alentarnos a imitar a los Santos el considerar que ellos eran tan débiles como nosotros y sujetos a las mismas pasiones; que, fortalecidos con la divina gracia, se hicieron santos por los medios que también nosotros podemos emplear, y que por los méritos de Jesucristo se nos ha prometido la misma gloria que ellos gozan en el cielo.

Horarios de celebraciones:

Sagrado Corazón de Jesús en Villalegre

          10:00 horas y 13:00 horas

San Pablo de La Luz

          12:00 horas

El 2 de noviembre está dedicado a la conmemoración de los difuntos.

El día 2 de noviembre, memoria de Los fieles difuntos, la Iglesia militante reza por los difuntos para que alcancen el cielo y su eterno descanso, por lo cual es habitual visitar los cementerios para orar por nuestros amigos y familiares difuntos Con motivo de la fiesta de Todos los Santos, les proponemos que enciendan una vela. Coloquen una flor y decir una misa en memoria de todos los difuntos de su familia.

Horarios de celebraciones:

Ermita de Nuestra Señora de La Luz

          17:00 horas

San Pablo de La Luz

          18:00 horas

Sagrado Corazón de Jesús en Villalegre

          19:00 horas

ORACIÓN POR TODOS LOS DIFUNTOS

Señor, te encomendamos el alma de hermano/a que ha partido a Tú encuentro y te suplicamos, Cristo Jesús, Salvador del mundo, que no le niegues la entrada en el regazo de tus brazos, ya que por todos bajaste misericordiosamente del cielo a la tierra.

Señor, como criatura tuya; no creada por dioses extraños, sino por ti, único Dios vivo y verdadero, porque no hay otro Dios fuera de Ti ni nadie que produzca tus obras. Llena, Señor, de alegría su alma en tu presencia y no te acuerdes de sus pecados pasados ni de los excesos a que le llevó el ímpetu o ardor de la concupiscencia. Porque, aunque haya pecado, jamás negó al Padre, ni al Hijo, ni al Espíritu Santo; antes bien, creyó, fue celoso de la honra de Dios y adoró fielmente al Dios que lo hizo todo.

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