
Tercer Domingo: 16 de diciembre
El testimonio, que María, la Madre del Señor,vive, sirviendo y ayudando al prójimo. Precisamente la liturgia de Adviento nos invita a recordar la figura de María, que se prepara para ser la Madre de Jesús y que además está dispuesta a ayudar y servir a quien la necesita. Las escrituras nos relata la visita de la Virgen a su prima Isabel y nos invita a repetir como ella: “¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme?.
Sabemos que María está siempre acompañando a sus hijos en la Iglesia, por lo que nos disponemos a vivir esta tercer semana de Adviento, meditando acerca del papel que la Virgen María desempeñó. Fomentemos la devoción a María, rezando el Rosario en familia, uno de los rezos que a Ella más le agrada. Encendemos como signo de espera gozosa, la tercer vela, color rojo, de la Corona de Adviento.