Jesús nos llama a ser personas y comunidades que repartamos misericordia de las múltiples formas que ésta se puede ofrecer.
El Espíritu nos mueve, como comunidad, a acercarnos de forma preferente, a través de nuestra Cáritas parroquial, a los hogares que sufren exclusión, a los trabajadores víctimas de la precariedad laboral, a los mayores que padecen la soledad y a los jóvenes sin perspectivas. Desde el Evangelio de la justicia, soñamos y luchamos para que los “últimos sean los primeros”.
Sabemos que estamos en un momento de grave crisis de esperanza. Las dificultades
económicas dejan ver la debilidad de nuestro sistema. Frente a ello, como seguidores de Jesús, hemos de optar por una esperanza ilusionada.. Que esta celebración en la que hemos participado fortalezca nuestro compromiso creyente y nuestra opción por los empobrecidos de nuestro mundo.
Gracias por vuestra colaboración y generosidad, sin ellas no sería posible el acompañamiento que realizamos como Iglesia con los más necesitados.