DÍA DEL SEMINARIO 2019
El 19 de marzo como todos los años, con la intercesión de San José, celebramos la campaña del Seminario del presente año 2019, con el lema: «El Seminario, misión de todos».
En este día del Seminario, que es en parte misión de todos, en el sentido del apoyo en la oración y en lo académico, humano y personal, agradecemos a todos su ayuda y colaboración, cualquier ayuda es buena, en el esfuerzo diario de formar buenos pastores para la Iglesia de Jesús.
Estamos realizando el camino cuaresmal: Un tiempo fuerte de conversión y, por tanto, de renovación. La Cuaresma de este año es también un tiempo oportuno para intensificar nuestra participación en la Misión de la Iglesia; para entrar, si todavía no lo hemos hecho, en la escuela del discipulado; para seguir a Jesús hasta la Cruz y exultar de gozo con su Resurrección.
Hablar del Seminario y de las vocaciones es dejar que resuene en nuestro corazón, con acento de urgencia, la invitación de Jesús al ver a la muchedumbre como ovejas sin pastor: “La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies» (Mt 9, 37-38).
Sabemos y nos duele la sequía vocacional que vivimos en este tiempo. Son seguramente muchas las causas internas y externas que afectan de manera negativa a la realidad de las vocaciones, del ministerio sacerdotal y de la vida cristiana en general. Nada está exento de ser tocado por las nuevas tendencias culturales, éticas, estéticas, políticas y económicas presentes en nuestro mundo. El individualismo, el subjetivismo y la crisis de los conceptos de realidad y verdad están originado una metástasis a gran escala, que repercute también en la vida cristiana. El papa Francisco habla de un cambio de época.
Sois todavía muchos los cristianos y cristianas laicos, que, sin renunciar a vuestra presencia y compromiso en el mundo, estáis dispuestos a arrimar el hombro para que el Evangelio de Jesús siga siendo anunciado, para que la fe siga siendo celebrada y el dinamismo de la caridad siga llegando como una caricia a los pobres y necesitados. Son muchas las tareas eclesiales que no son exclusivas del presbítero.
Realicemos una oración y aportemos nuestra ayuda en favor del Seminario, agradezcamos la implicación de nuestros seminaristas. Ellos proceden de la catequesis de las parroquias y de la Universidad, algunos con carreras civiles ya terminadas. Aunque son pocos, proclaman con alegría que vale la pena poner la vida a disposición del Señor en la Iglesia; son signo elocuente de que el Señor sigue llamando y de que, entre los jóvenes, no se ha agotado la capacidad de responder. Oremos por ellos.